Reinventarse en la intrascendencia: el PRO busca dar golpe de efecto y volver a enamorar (al menos en CABA)
El partido amarillo vive su peor momento desde su fundación. No se muestra competitivo y corre de atrás con las pretensiones de Javier Milei. En el medio, un relanzamiento de Jorge Macri que busca ser el puntapié inicial para recuperar el terreno perdido.
"Hay una gran oportunidad en cada crisis” es la frase que se repite en Uspallata 3150. Una frase poco original pero efectiva que suelen utilizar los entusiastas momentos de turbulencia. Y si algo tiene el PRO en estos momentos, es turbulencia. Una mezcla de turbulencia con malos resultados electorales que obligan al partido a repensarse de cara a los comicios nacionales que están a la vuelta de la esquina.
Las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires fueron un punto de inflexión para el macrismo. El combo fue letal: terceros y lejos de los dos primeros lugares, falta de autonomía en la Legislatura porteña y un operativo desgaste que les llega por derecha y por izquierda. A las críticas del peronismo ahora se sumaron los libertarios, en su afán de querer destruir al partido y el propio Horacio Rodríguez Larreta.
Esto obligó al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, a dar un golpe de timón para evitar que la sangría de votos y aspiraciones se profundicen en octubre, aún cuando se trata de la elección a nivel nacional. “Para nosotros empieza una nueva etapa”, aseguró en una reunión con su equipo de gabinete.
“Escuchamos el mensaje de los vecinos. Para nosotros empieza una nueva etapa. Vamos a ordenar, reformar y modernizar lo que haga falta para estar más cerca y cuidar mejor. Para esto vinimos”, profundizó el jefe de Gobierno porteño. En el oficialismo creen que el foco tendrá que estar puesto en los ejes de campaña que hicieron mella en la gestión: basura, indigencia y tránsito.
Lo que consideran en el PRO es que gran parte de esa agenda se debe desplegar ahora por dos motivos: las elecciones nacionales y el complicado 2026 que se les viene cuando se reconfigure la Legislatura, que tendrá como primera minoría al peronismo y luego a La Libertad Avanza.
Los proyectos legislativos, para su aprobación en la mayoría de los casos, necesita la adhesión de 31 legisladores. El PRO tiene tan solo 11 bancas y no se ven aliados en el horizonte, ya que Rodríguez Larreta y UCR-Evolución mostraron que no hay puntos en común. Un legislador porteño aseguró a este medio que todavía no hay indicios de cómo será la estrategia parlamentaria para poder sacar leyes.
En el macrismo saben que el momento del partido es de absoluta fragilidad, a tal punto de que algunos aventuran con replicar el acuerdo con La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires. Se trata de una salida por arriba que hasta ahora no estaba en la mesa de un oficialismo que se mostraba prepotente hasta el baño de realidad que le dieron las elecciones. Sin embargo, esta idea de dirigentes todavía no encaja en la figura de un Mauricio Macri que se niega a compartir parte del poder porteño.
El expresidente sigue con el convencimiento de que, tarde o temprano, Javier Milei tendrá que recurrir al PRO para fortalecer a su Gobierno y así evitar una derrota en manos del peronismo, que aún no tiene un candidato natural. Esta señal se la dieron los gobernadores, luego de que muchos mandaran a sus diputados a dar quórum en la última sesión e incluso votar el aumento en jubilaciones que puso el grito del Gobierno en el cielo.
La negociación compleja con el FMI por los vencimientos, la falta de reservas, el tipo de cambio “anti industria” y el último baldazo de agua fría en el Congreso invita al macrismo a no adelantar negociaciones y a posicionarse en un lugar de expectativa. En el Gobierno, por el momento, descartan cualquier tipo de acuerdo en la Ciudad de Buenos Aires.
“Defendamos lo que vale la pena sostener, pero no temamos cambiar lo que no funciona. Ese es el espíritu del PRO: no especulamos, actuamos”, cerró Jorge Macri en su último discurso que invita, nuevamente, a pensar en la idea de un “cambio”.