"El panorama está muy difícil, pero hay que aguantar y vamos a salir adelante, sí o sí". La frase, en medio del desconcierto generalizado de funcionarios y dirigentes del Frente de Todos, fue la respuesta del ministro más optimista del gabinete, ante la consulta de Data Clave sobre la situación compleja que atraviesa el país. "Hay que ayudar al presidente, tiene capacidad y garra para superar esta coyuntura y salir fortalecido", completó uno de los hombres más experimentados del gobierno nacional, en diálogo con este portal, cuando promediaba la aciaga jornada del jueves.

Mientras el dólar financiero continuaba su carrera ascendente hasta superar un nuevo récord, los rumores acerca de un renovado intento de Sergio Massa por desembarcar en la Rosada para reemplazar a Juan Manzur en la Jefatura de Gabinete, crecían casi tanto como la cotización del "blue". Para otro integrante del gabinete "fueron 48 horas muy complejas, cuyas consecuencias finales todavía no alcanzamos a dimensionar".

Aunque todos los consultados preferían refugiarse en el off the record, ninguno negaba la preocupación por lo que -para algunos- representaba una "preocupante falta de reacción" ante la corrida financiera que se acentuó fuerte en 48 horas. El infructuoso intento de Gabriela Cerrutti por calmar los ánimos anunciando el miércoles un anuncio en vez de medidas concretas, no hizo otra cosa que profundizar la incertidumbre. Y esto tuvo una repercusión notoria en la cotización del dólar ilegal que, en dos jornadas, elevó su valor $36 pesos (de $301 a $337 entre los cierres de martes y jueves).

"¿Eso es todo?", se preguntó un legislador oficialista tras leer el comunicado de Silvina Batakis, al término de la reunión del gabinete económico, anunciando dos medidas que representan lo mismo que una aspirina para un enfermo que padece cáncer. La impresión de insuficiencia se apoderó de oficialistas y opositores y la sensación de que "todavía falta lo peor", quedó flotando en el ambiente.

Retoques cosméticos con sabor a poco y un cambio político que se insinúa, pero no se concreta

Desde Paraguay, Alberto Fernández jugaba el juego que mejor juega y que más le gusta: nadar en el inmenso océano de las relaciones internacionales, donde se siente cómodo y parece desentonar menos que a la hora de fijar el rumbo de la economía argentina. Dicen quienes lo rodearon durante todo el jueves que el presidente monitoreó a la distancia los vaivenes de una jornada caliente, en la que no faltaron los nervios y la sensación de que todo se iba al carajo.

Incluso varios funcionarios de la comitiva que acompañó al mandatario a la cumbre del Mercosur se whatsappeaban permanentemente con sus colaboradores e, incluso, con periodistas para testear la temperatura del ambiente caldeado de Buenos Aires.

Mientras tanto, la noticia del covid positivo de Joe Biden, generaba más incertidumbre y tendía un cono de sombras sobre la tan esperada bilateral entre ambos presidentes. Antes de partir a Paraguay, el consejero de seguridad del líder demócrata, Juan González, le anunció al embajador Jorge Arguello la noticia, que puede generar cambios en la fecha de la cumbre, prevista para el próximo martes 26 de julio, en la Casa Blanca. El protocolo oficial indica cinco días de cuarentena y otros cinco días con uso obligatorio de máscara. Pero la Casa Blanca tiene reglas específicas cuando se trata del Presidente y puede ocurrir que se extiendan los plazos y haya que reprogramar el encuentro.

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¿Anuncios inminentes y más cambios?

Cristina Kirchner, una vez más, eligió el silencio. Ni siquiera utilizó su método preferido a la hora de expresar sus posiciones -los posteos en las redes sociales- para manifestar su parecer al respecto de lo que, en la intimidad, debe estar evaluando con mucha preocupación. "Prefiere callar para no obstruir y descarta la posibilidad de hablar para respaldar, acaso esperando para recordar que ella ya advirtió que este no era el camino", sostuvo un dirigente con acceso directo a los despachos del Instituto Patria.

La última pata del trinomio gubernamental, en cambio, no se quedó quieto. Sergio Massa partió al mediodía del jueves desde su despacho en la Cámara de Diputados hacia la Casa Rosada. Mientras las versiones sobre su desembarco en el gabinete se acrecentaban, el tigrense participó de una reunión de trabajo sobre el proyecto de ley de Agroindustria, junto al ministro del Interior Eduardo "Wado" De Pedro, al que se sumaron los gobernadores de La Pampa y Formosa, Sergio Ziliotto y Gildo Insfrán.

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Desde el entorno "massista" no confirmaban, ni desmentían los rumores y dejaban correr las versiones acerca de la inminente incorporación de refuerzos al staff ministerial con vientos renovadores. "Sergio se reunió con todos, está tratando de calmar las aguas y espera una resolución que no depende de él", expresó una fuente muy cercana al líder del Frente Renovador. 

El gobierno del Frente de Todos parece encontrarse en estado deliberativo. Todo pareciera indicar que se viene otro fin de semana de máxima tensión, en el que seguramente habrá anuncios de más medidas y, probablemente, algún movimiento interno que propicie un nuevo refresh de caras en el gabinete. "Esto no puede quedar en stand by, porque si Alberto se va el domingo a Washington sin tomar decisiones, el lunes esto puede ser un polvorín", concluyó otra alta fuente del gobierno a este portal.