Leandro Santoro habló ante su militancia luego de quedar segundo en las elecciones porteñas y, aunque festejó que sumarán dos nuevas bancas en la Legislatura, no se mostró conforme. Este resultado nos obliga a seguir trabajando para construir la ciudad que queremos”, dijo desde el búnker de Es Ahora Buenos Aires, montado en el gimnasio Héctor Etchart del club Ferro. Su espacio obtuvo el 27% de los votos, por detrás de la lista de La Libertad Avanza encabezada por Manuel Adorni, en una elección marcada por el fuerte ausentismo: votó apenas el 53% del padrón.

Desde Caballito, Santoro analizó con tono firme el nuevo escenario político en la Ciudad tras las elecciones. "Se cerró un ciclo en la Ciudad de Buenos Aires", sentenció, al referirse a la caída del PRO, que por primera vez en casi veinte años no logró imponerse en ninguna comuna. Para el referente de Es Ahora Buenos Aires, el mensaje fue claro: "El PRO como proyecto político dejó de representar a los porteños", lanzó, marcando un quiebre con la hegemonía amarilla que dominó la política porteña durante dos décadas.

La performance electoral ubicó a su fuerza en el segundo puesto, pero con el resultado Santoro logró algo que no es menor: el peronismo se convirtió en la primera minoría en la Legislatura y sumó dos bancas más. "Las urnas han hablado", expresó con satisfacción, aunque sin triunfalismo. 

El candidato celebró también haber ganado en seis comunas y resaltó el crecimiento de su espacio. Sin embargo, la jornada estuvo atravesada por un episodio que terminó de tensionar el escenario: la aparición de un video falso generado por inteligencia artificial donde supuestamente Mauricio Macri anunciaba que Silvia Lospennato bajaba su candidatura. Desde temprano, Santoro fue terminante con el tema. “Lo que pasó anoche con la difusión del falso video no tiene antecedentes en la democracia y quiero expresar mi más alta condena”, sostuvo tras votar en la Escuela Normal N°8 de San Cristóbal, cerca del mediodía.

Durante toda su campaña, Santoro eligió marcar distancia del peronismo tradicional. No se mostró con Cristina Kirchner, Axel Kicillof ni Sergio Massa, y repitió esa estrategia el domingo: ninguno de ellos se acercó a su búnker, ni siquiera para acompañar los festejos parciales. El jueves, en el acto de cierre en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la UBA, la liturgia peronista fue reemplazada por un estilo sobrio. No hubo bombos, ni banderas, ni siquiera la clásica marcha que acompaña históricamente al PJ.

La apertura de ese acto también fue simbólica: en lugar de Santoro, habló primero Claudia Negri, segunda en la lista y vicedecana de Ciencias Médicas de la UBA. Esa decisión mostró una idea de renovación y subrayó el perfil más académico y moderado que buscó imprimirle a su candidatura, en contraste con otros sectores del kirchnerismo duro.

Además de correrse del relato clásico del peronismo, Santoro también cambió la estética. Reemplazó el color celeste, típico de las boletas vinculadas al Frente de Todos, por un verde manzana más vinculado a la modernidad y al progresismo no partidario. Toda una señal para un electorado al que intentó seducir desde otro lugar, sin las estructuras que en otras épocas dominaban la escena porteña.

Pese a quedar segundo, Santoro dejó abierta la puerta para seguir disputando la Ciudad en el futuro. La elección fue una prueba de fuego para su estrategia de construcción autónoma dentro del universo peronista, que aún no termina de resolver sus tensiones internas. Por ahora, el dirigente apuesta a consolidar su lugar en la Legislatura, con un bloque ampliado y una base militante que logró sostener incluso sin el respaldo directo de los grandes nombres del PJ.