Tres semanas después de la derrota en las PASO, el gobierno parece haber definido una senda menos turbulenta para transitar hasta el 14 de noviembre con tres objetivos claros: mostrar que los errores cometidos pueden subsanarse con más gestión, recomponer la relación del Presidente con la gente y volcar recursos a los sectores más desprotegidos para incentivar el consumo. La finalidad cortoplacista es revertir la pálida performance electoral del 12 de septiembre. Pero la pregunta que muchos se formulan es cuál es el plan de supervivencia para después de las elecciones, sea cual fuere el veredicto de las urnas.

Como ya contó Data Clave, desde hace diez días Alberto Fernández modificó su modo de participación en la campaña, eligiendo un estilo más directo de relacionamiento con la ciudadanía. Comenzó a esbozarse hace diez días en Pilar, cuando se reunió con jubilados y jubiladas; en Dock Sud, donde caminó por una feria e interactuó con los vecinas y vecinos que lo interpelaron sobre sus problemáticas cotidianas; lo hizo el viernes pasado en Punta Lara, cuando timbreó casa por casa y se interiorizó de las demandas ciudadanas; el sábado participando -con peregrinos y peregrinas que marchaban a Luján- de una actividad durante un alto en la caminata más popular de la tradición religiosa Argentina; y el domingo, recibiendo en la quinta presidencial de Olivos al trapero L-Gante junto a su familia.

Todo hábilmente registrado por cámaras  de teléfonos celulares "ocasionales" que luego vuelcan el contenido de las acciones a las redes sociales, sin necesidad de las coberturas mediáticas tradicionales.

Se dobla, pero no se rompe: equilibrios internos en el FdT, acuerdo con el FMI y el nuevo "Alberto de la gente"

Relación con Cristina

El presidente repite a sus allegados que su vicepresidenta y él “son distintos” y aunque “no comparten” algunas miradas, pueden coexistir en un mismo espacio político sin fagocitarse. La prensa se muere por mostrarlo supeditado a ella. "Pero CFK con las reacciones que manifiesta (sus supuestos gestos de fastidio, la carta post paso) deja en evidencia que eso no ocurre", afirma una fuente con acceso directo al principal despacho de la Rosada. "Ella es como es y Alberto también, y no van a cambiar ninguno de los dos, el tema es pilotear las tensiones", agrega. A pesar de las diferencias evidentes entre ambos, "hay respeto y cariño honesto".

Para el presidente, CFK es una mujer de “una inteligencia singular”, además de "una figura central en la política argentina". Y contrariando lo que muchos insinúan “el vínculo desde lo personal es bueno” y también lo es en lo político “más allá de las diferencias”. Porque claramente, hoy “ninguno piensa en romper” la fuerza que los llevó a recuperar el gobierno en 2019.

Cómo sigue el Frente de Todos

El entorno presidencial entiende que no hay ninguna posibilidad que el frente se rompa. No lo quiere Cristina, no lo quiere Sergio Massa y mucho menos Alberto. “Debemos complementarnos y no enfrentarnos”, sostienen. “No todos representamos lo mismo y debemos sumar las singularidades y no anularlas”, agrega esta fuente directa. 

Desde siempre la idea de Alberto es superar la grieta y en eso enfocará su gobierno con la llegada del nuevo gabinete. El presidente es consciente que durante la pandemia el objetivo se corrió y la división entre la sociedad se profundizó. Pero él insiste con retomar el objetivo que lo condujo a transformarse en el primer mandatario: reunificar para gobernar, no fragmentar. “No creo en un país dividido, la gente nos votó para que termináramos con las divisiones en 2019”, le dijo a sus íntimos. 

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Para ello es fundamental mantener los equilibrios internos hacia adentro de la coalición. En el albertismo están convencidos que Cristina es ideal para hablarle a la militancia propia, que la escucha y la venera. "Nadie mejor que ella para consolidar ese frente interno" arriesgan. Mientras que para el "afuera" es necesario un discurso que pueda contener las diferencias y amalgamar los intereses de todos los sectores. "En definitiva, eso fue siempre el movimiento justicialista", agregan. Para esta tarea, Massa y Alberto son los más indicados.

El otro gran desafío, como lo planteó el economista integrante del Frente de Todos Claudio Lozano, es comenzar verdaderamente a funcionar con una dinámica frentista, donde exista una mesa política en la que se debata el rumbo que debe seguir el gobierno. "El Frente funcionó muy bien para ganarle al macrismo, pero nunca logró constituirse como fuerza política gobernante", apuntó el dirigente de Unidad Popular. "Ese es nuestro gran desafío para la segunda mitad de la gestión: demostrar que podemos gobernar como lo que somos, un frente heterogéneo con miradas diferentes, pero no antagónicas de la realidad", finalizó Lozano.

A pesar de los chisporroteos post PASO -con cambio de gabinete incluido- todo indica que la coalición no está puesta en dudas. Parece que el Frente de Todos se dobla (bastante) pero no se rompe.

La relación con el Fondo

En las últimas horas, crece la tensión y la ansiedad en el Frente de Todos para anunciar un acuerdo con el FMI que ponga calma a la economía.“Cerrar el acuerdo con el Fondo ahora, supone dejar sin resolver el tema de las sobretasas”, sostiene a círculos íntimos Fernández. El mandatario le dice a su gente que no quiere apurarse. La relación con la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, es buena y todo indica que, de la mano de Martín Guzmán, el gobierno argentino arribará finalmente a la tan necesaria refinanciación de la deuda contraída irresponsablemente por el gobierno de Mauricio Macri.

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"Es cierto que la cláusula pari passu puede regir para todo (tiempo y tasas). Pero eso significa que no tengamos el pájaro en la mano y que siga volando. No es lo que más nos atrae" asegura un integrante del equipo económico con entrada directa al principal despacho de la Casa Rosada

Más allá de esta consideraciones -que el presidente comparte- aseguran que en lo conceptual “el acuerdo está cerrado” pero la reducción de tasas es un tema importante que aún no se resuelve. “Supone un ahorro de casi diez mil millones de dólares”, dice el Presidente a sus allegados. En el Frente de Todos, con el correr de las semanas y la cercanía de noviembre, crece la ansiedad. “Todos están apurados por el acuerdo por el resultado electoral”, aseguran. Pero desde el entorno de Guzmán y Fernández están convencidos de que "no hay que apresurarse".