"Alberto gobierna de manera radial", comentan en el entorno más estrecho del  primer mandatario. "Habla con uno, luego con otro y finalmente resuelve", por esta razón es que no hay reuniones de gabinete, salvo contadas excepciones. "No tiene una mesa chica" como algunos creen, comenta un amigo cercano. "En materia económica gozan de su absoluta confianza Cecilia Todesca y Matías Kullfas. Junto a Julio Vitobello, el secretario general de la Presidencia y amigo personal de varias décadas, Juan Pablo Biondi, secretario de Medios de Comunicación,  el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y Juan Manuel Olmos son los que conforman su grupo más cercano.

En la residencia de Olivos, donde no hay muchos despachos, Gustavo Beliz y Juan Pablo Biondi trabajan al lado de Presidente. El vocero no tiene una tarea fácil, está casi siempre al lado del primer mandatario, pero muchas veces es el propio Fernández  el que toma la iniciativa en su relación con los medios de comunicación.

"Alberto confía mucho en su intuición y en su capacidad para comunicar, le gusta debatir y ganar la discusión, es calentón y esto le juega a veces en contra", comenta un viejo amigo. "Eso sí -agrega- es un tipo genuino, le vas a escuchar decir lo mismo en público que en privado". 

Respecto a los roles de algunos de los hombres del presidente, Juan Manuel Olmos, jefe de asesores, juega un papel central en la "definición de estrategias", en tanto que, aclaran, Santiago Cafiero está más abocado a "las cuestiones operativas".

Tras la reacción negativa de la sociedad al intento de expropiación de Vicentin, el presidente encargó a Olmos y a un amigo personal que visiten la localidad de Avellaneda en la provincia de Santa Fe, donde tiene su sede la empresa, y hablan con la gente. El resultado del informe fue que "hasta los sindicatos no creen que, por más que Vicentin está en convocatoria, pueda quebrar". Pero más importante aún, comprobaron el rechazo que provoca en las fuerzas vivas del lugar la intervención estatal. "No queremos ni una quiebra a la Argentina ni una estatización a la Venezolana", sintetizó uno de los consultados. El resultado es conocido, el presidente dio marcha atrás con el DNU que disponía la intervención de  la empresa y ahora en el círculo íntimo del gobierno creen que "el grupo terminará quebrando".    

Vilma Ibarra, Secretaria Legal y Técnica, es una pieza clave. Fue su pareja por varios años, cuenta con la confianza del Presidente, conoce muy bien la problemática del Estado. "Es una persona que trabaja en equipo, sabe cuál es su rol político y son incontables los problemas que ataja", comentan en el entorno presidencial.

"Una vez por semana, Alberto almuerza con Sergio (Massa) y Máximo (Kirchner)" y acotan que, a diferencia de Cristina Fernández que mantiene una relación distante con Massa, su hijo "es más parecido a Néstor y no tiene problemas en hablar con todos". Él fue quien construyó la relación con el presidente de la Cámara de Diputados, explican en el gobierno. Estos almuerzos  son valorados por el primer mandatario ya que le permiten articular con la cámara baja, en tanto que con el Senado su interlocutora es Cristina.

Máximo y La Campora

La figura de Máximo va creciendo. Tanto en empresarios que se han sorprendido favorablemente por la actitud dialoguista, como en las propias filas del oficialismo. Algunos lo califican de "culto y austero". Admiten que su bajo perfil, especialmente mediático, no ayuda a desmitificar la imagen de un "jugador de Play Station" que construyeron sus opositores.

Quienes afirman conocer a Máximo señalan que "coincide ideológicamente con Cristina, pero tiene una manera de hacer política menos confrontativa, más de las rosca, como le gustaba a Néstor".

"La Campora cambió" afirman cerca del Presidente. Contrariamente a los que piensan que tiene una posición de izquierda revolucionaria, sostienen que La Campora hoy absorbe los reclamos de la sociedad pero tiende a ser un catalizador que contribuye a la gobernabilidad.

"Ya no están tan radicalizados como antes", explican al tiempo que ponen como ejemplo, el cambio de actitud de Andrés Cuervo Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires. Si bien existen algunos sectores duros del kirchnerismo que quieren estatitizar empresas como Edesur, entre otras cuestiones para evitar la salida de divisas, en cambio Larroque pide mayores controles, mejoras en los servicios y planes de inversión.

"Alberto confía en ellos (por La Campora)" afirman al tiempo que relatan el episodio del tweet donde Cristina avaló una nota del periodista Alfredo Zait que cuestionaba la presencia del Grupo de los 6 (los empresarios más importantes del país) en el acto del 9 de Julio. "Los principales dirigentes de  La Campora no estuvieron de acuerdo con este tweet de Cristina", que interpretaron como un impulso propio de la personalidad de la ex presidenta. Este cambio obedece a un proceso de maduración política, según explican, ya que el peronismo deberá gobernar estos años "sin recursos" de donde es importante el aporte que pueda realizar el sector privado.

Asimismo comprendieron que "posiciones extremas dividen a la sociedad" y recuerdan que incluso por estas actitudes perdieron hasta gente que apoyaba al kirchnerismo. 

"Entendimos que si nos peleamos tanto internamente como con vastos sectores de la sociedad perdemos la posibilidad de gobernar". Admiten que aún hay voces extremas (Oscar Parrilli, Alicia Castro, Victor Hugo Morales, por citar algunos ejemplos) pero la intención es tender a la mesura.

Volviendo al entorno presidencial, hay dos mujeres que están participando más habitualmente de las reuniones con el primer mandatario. Se trata de Carla Vizzotti, Secretaria de Acceso a la Salud y María Fernanda Raverta, titular del Anses  "Alberto las consulta y las escucha" sumándose a Ibarra y Todesca, explican.

Cristina no gobierna pero está cerca

Pero la mujer más importante que escucha Alberto es sin duda Cristina. Ya es sabido que el presidente habla continuamente con su vicepresidenta, reuniones que son siempre a solas. "Alberto la consulta, escucha sus opiniones, pero es él quien resuelve", afirman. "No hay doble comando" además, es la propia Cristina que comprendió que ella sola no podía liderar su espacio. "Su habilidad es comprender que para retomar el poder otros deben conducir", explican. Si algo tiene en claro la coalición gobernante es la necesidad de retener el poder.

Un ejemplo, es el caso del arreglo con los bonistas. El Presidente hizo caso hasta último momento a la opinión de su ministro de Economía, Martín Guzmán, en cuanto a mantener una posición dura en la negociación con los acreedores privados de la deuda externa. Pero sólo hasta que el borde del abismo del default llevó a que se dejaran de lado las posiciones extremas, a "partir la diferencia" entre lo que ofrecía el país y lo que pedían los bonistas y así llegar a un acuerdo.

Y, en este punto, contrariamente a lo que se puede pensar, fue Cristina, quien influyó para llegar a un acuerdo, como lo dijo públicamente el propio Alberto. Sergio Massa y Roberto Lavagna también contribuyeron a convencer al primer mandatario para abandonar la postura dogmática que tenía su ministro de Economía. El argumento fue claro: la situación argentina es tan grave que no resiste tensiones adicionales sin poner en riesgo la gobernabilidad.

Elecciones cruciales

Respecto de las elecciones legislativas de próximo año, en el Gobierno no dejan de manifestar su preocupación ya que saben que se llevarán a cabo en el contexto de un país que "no va estar muy bien". Esta muestra de realismo quizás contrasta con la actitud de cierta sub estimación que se percibe a veces en el propio presidente y en algunos miembros del gabinete de la profundidad de la crisis económica.

En la oposición también piensan en las elecciones legislativas del año próximo. Varios creen que Mauricio Macri no debe ser candidato y tampoco dicen que haya manifestado la intención de postularse. La candidata ideal sigue siendo la ex gobernadora María Eugenia Vidal quien mantiene un bajo perfil mediático pero se encuentra muy activa manteniendo reuniones virtuales con sectores empresarios, entre otros. 

En los últimos días han seguido con particular atención la campaña política del  ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni que se difundió en las redes sociales. Creen que la posible postulación de Berni será la carta que jugará el kirchnerismo para ganar en la provincia de Buenos Aries, un territorio particularmente castigado por la inseguridad.

Juzgan que lo que suceda en el territorio bonaerense será de crucial importancia. Temen que un resultado electoral muy favorable al oficialismo les permita contar con mayorías en Diputados que, sumadas al predominio en el Senado, podrían abrir la puerta a una reforma Constitucional.

Sin embargo, desde el gobierno rechazan esta posibilidad. "No es el momento de reformar la Constitución, una parte de la sociedad está asustada, una iniciativa de estas características dividiría más las aguas y seguramente tendría un mal resultado", señalan cerca del presidente Fernández.

Respecto de Berni también dicen que su campaña es una iniciativa personal. "Cristina lo puso a Berni no para condicionar a Alberto, sino para cuidar a Axel", comentan. Cabe recordar que para la ex presidente, Kicillof es "quien mejor representa al votante kirchnerista".

La importancia de Kicillof es tal que ni bien Fernández aceptó la candidatura ofrecida por Cristina, el primer pedido de la ex mandataria fue "ponete a trabajar con Axel". El vínculo entre el Presidente y el gobernador es muy fluido y mantienen más reuniones de las que se conocen.

El ascendente Guzmán

Tras cerrar el acuerdo con los acreedores externos, en la Quinta de Olivos, afirman que seguramente Guzmán pasará a tener "un rol más activo", de hecho, hace ya un par de meses que el titular del Palacio de Hacienda participa de actos políticos.

El presidente confía en el criterio de su ministro también para el manejo de la crisis provocada por la pandemia. "Fue creciendo su rol dentro del gabinete económico", comentan.

Esta confianza en la habilidad del ministro no es tan unánime dentro del partido gobernante. Están quienes señalan que fue excesivo el tiempo de la negociación de la deuda externa y que el acuerdo finalmente se cerró en un valor que desde un comienzo se rumoreaba en los mercados. Otros, afirman que al "ministro le falta calle", opinión que es compartida por algunos sectores empresarios.

En lo inmediato, Guzmán tendrá que lidiar con los técnicos del Fondo Monetario Internacional que, si bien tienen una actitud más colaborativa, esto no significa que aceptarán otorgarle a la Argentina un nuevo programa sin un plan macroeconómico.

Imagen negativa

La perspectiva de un acuerdo con los acreedores privados no llegó a calmar al dólar. Siguió firme el paralelo impulsado por las compras minoristas y también el contado con liqui es otra muestra de que la incertidumbre no se ha despejado.

La mayoría de la gente -55%- piensa que las perspectivas económicas van a empeorar, según la última medición de la consultora Synposis. Lo más preocupante para el Gobierno es que, según estas encuestas, el 54% atribuye una importante responsabilidad a las autoridades por el deterioro económico (contra 33% que considera que las autoridades tienen una baja responsabilidad y que el origen debe buscarse en la pandemia).

Estos números explican que, por primera vez en lo que va de su gobierno, la imagen negativa de Alberto Fernández supere a la positiva, 43% contra 41%, según Synopsis (cabe advertir que esta medición fue realizada a comienzos de mes antes del acuerdo con los bonistas, de donde es posible que la relación haya mejorado a favor del presidente).