En la previa electoral, el gobernador Axel Kicillof tenía un objetivo primario: revertir el Senado bonaerense. Sin embargo, las PASO arrojaron números adversos y aquella finalidad pareció volverse un imposible. Claro, los recambios en el ejecutivo provincial, con la incorporación del lomense Martín Insaurralde a la jefatura de Gabinete, comenzaron a evidenciar los primeros movimientos de una jugada electoral que, al fin y al cabo, dio sus frutos.

Sucede que a partir de diciembre, Kicillof contará con 23 senadores propios. El mismo número que la oposición. Pero quien estará a cargo de definir la paridad será presidenta del recinto y vicegobernadora de la Provincia, Verónica Magario.

Sin dudas, fue la victoria más celebrada por el Frente de Todos a nivel nacional. Y es que incluso en la derrota, el peronismo unido logró sobrevivir a través de una batalla clave que le permitirá al gobernador tener la gobernabilidad con la que no contó en sus primeros dos años de mandato.

Eso sí. Los costos serán internos. Y es que más allá de que el triunfo en el Senado lo festejó como propio, Kicillof sabe bien que buena parte de la celebración está relacionada a la acción que tomaron los intendentes a nivel local y el consecuente voto ascendente que llevó a cambiar el resultado de las PASO en tres de las cuatro secciones electorales logrando de esa manera conseguir los tres senadores necesarios.

En concreto, el Frente de Todos levantó su cosecha de votos en todos los distritos del Conurbano y también en algunos del interior. Y de esta manera, se logró el empuje necesario. “Cada vez queda más en claro la importancia de los intendentes. Recibimos muy bien el hecho de que el gobernador no haya incluido en el ejecutivo. Y gracias a eso se logró crecer en todos los distritos”, le dice a Data Clave un intendente de la tercera.

La referencia es directa. Los intendentes sienten que los cambios en el ejecutivo provincial propiciaron el terreno para poder salir a pelear el voto en la calle. Algo que, puertas adentro, muchos afirman que no se hizo durante las PASO. Y en esa línea, ponderan el rol de Insaurralde como el armador político fundamental.

En concreto, el FdT logró revertir el resultado de las primarias en San Martín, creció en Tigre, Ituzaingó, Hurlingham, Merlo y Malvinas, entre otros. En Pilar, por caso, la lista del intendente Federico Achával pasó de ganar por 5 puntos en las PASO a sacarle 13 puntos en las legislativas de ayer. Un golpazo para la oposición y un triunfo de porte para el oficialismo.

Incluso en San Isidro, donde el intendente Gustavo Posse logró un cómodo triunfo, el Frente de Todos logró superar al vecinalismo y se quedó con el segundo puesto, superando por primera vez el techo de los 40 mil votos (7 mil votos más que en las PASO).

Estas subas, además, permitieron alcanzar un senador más en la primera sección. Algo similar se dio en la cuarta y en la séptima, lo que también provocó un impacto directo para la Cámara alta.

Eso sí, los intendentes ya dejaron en claro qué es lo que esperan de parte de Kicillof ahora que ya cuenta con el Senado en su favor. “Ni bien asumieron Alberto y Axel, les dijimos que era necesario terminar con la ley que no permite reelegir los intendentes (N.de.R.: los que tienen dos mandatos consecutivos). Esperamos que pronto podamos solucionarlo para poder trabajar de manera clara rumbo a 2023”, agrega la misma fuente.