Sin autocrítica y con errores repetidos, el kirchnerismo sumó otra elección para el olvido
El kirchnerismo acumuló otra serie de derrotas, con fuertes tropiezos en Salta y Jujuy, donde Cristina Kirchner había metido mano directa en el armado del peronismo local. Sin autocrítica ni señales de cambio, el espacio volvió a repetir errores que ya le costaron la conducción del país.
En un nuevo capítulo del desconcierto electoral que atraviesa el kirchnerismo, Cristina Fernández de Kirchner volvió a pagar el precio de intervenir sin plan ni resultados. Esta vez el golpe fue en Salta y Jujuy, dos provincias donde el peronismo sufrió derrotas históricas pese a que el partido estaba bajo el control directo de sus incondicionales. Las urnas no sólo lo dejaron en tercer o cuarto lugar, sino que en algunos casos ni siquiera logró meter un legislador. El peronismo no encuentra el rumbo y el kirchnerismo no toma nota de las derrotas.
Mientras el Gobierno nacional celebraba triunfos propios y aliados, el domingo dejó en evidencia que el poder territorial que alguna vez ostentó el PJ ya no existe en varias provincias del interior. El dato que lo resume todo: en Salta, donde el partido puso en juego tres bancas legislativas, no renovó ninguna. Una derrota sin paliativos que encendió todas las alarmas, salvo en el entorno de la vicepresidenta, que hasta ahora no asumió ninguna responsabilidad política.
En esa provincia, la expresidenta había designado como interventores a Sergio Berni y María Luz “Luchy” Alonso, quienes apenas llegaron con el anuncio de que competirían contra el gobernador Gustavo Sáenz, uno de los dirigentes con mejor imagen local y con pasado peronista. La jugada fue tan errática que el 80% del PJ terminó jugando con Sáenz, que integra una liga de gobernadores más pragmáticos, con vínculos aceitados con el oficialismo libertario.
"Se olvidaron que había elecciones", ironizó un dirigente salteño que observó con desesperación cómo la conducción nacional del partido intervenía desde Buenos Aires sin conocer el territorio. Otro peronista de peso local fue aún más duro: "Cuando vieron lo que habían hecho, se fueron. Berni y Alonso desaparecieron". La falta de estructura, financiamiento y una estrategia electoral coherente dejó al peronismo sin chances reales.
En Jujuy, la historia no fue muy distinta. El PJ está intervenido desde el 2023, cuando todavía gobernaba Alberto Fernández, pero Cristina decidió no cambiar nada. Los interventores, Aníbal Fernández y Gustavo "Tano" Menéndez, son dirigentes de extrema confianza de la expresidenta. A pesar del tiempo disponible para ordenar el partido, terminaron dejando tres listas distintas en competencia. El resultado fue catastrófico: la dispersión le facilitó el camino a los libertarios y a la UCR.
Más insólito aún, la intervención había tenido como objetivo desplazar al histórico caudillo Rubén Rivarola, pero terminó ocurriendo lo contrario: Rivarola armó la lista que Cristina apoyó, coronando una jugada de enredo político que ni los propios peronistas locales entienden. La falta de conducción real y la desconexión entre el kirchnerismo y los territorios volvió a costarle caro al partido que alguna vez dominó el mapa provincial.
Y no son los únicos casos. Aunque no hubo elecciones este domingo en Corrientes ni en Misiones, ambas provincias también tienen intervenido el PJ por decisión de Cristina Kirchner. En el primer caso, los designados fueron Teresa García y Máximo Rodríguez, sin ningún tipo de presencia electoral relevante. En el segundo, el PJ ni siquiera presentó listas para las legislativas del 8 de junio. "El peronismo ya no tiene ni con qué presentarse a elecciones en algunas provincias", resumió un dirigente nacional con resignación.
Mientras tanto, el oficialismo de Javier Milei se impuso en Chaco y en las capitales de Salta y Jujuy, con la ayuda de aliados provinciales como Zdero, Poggi y Sáenz, que revalidaron sus gestiones. La izquierda, por su parte, quedó reducida a expresiones testimoniales, y el PRO brilló por su ausencia, sin candidatos competitivos ni estructura en los distritos que votaron.
El panorama que dejan estas elecciones provinciales es claro: el kirchnerismo perdió peso territorial, representatividad y conexión con la realidad. Según el consultor Federico Aurelio, “el kirchnerismo no ha hecho una sola buena elección y ha perdido relevancia desde lo territorial y lo ideológico”. Por su parte, el analista Facundo Nejamkis fue aún más tajante: “Para que te vaya bien en determinadas provincias, te tenés que ir del peronismo”.