Estas PASO serán las primeras elecciones en ocho años en la que los bonaerenses no tendrán como opción a alguno de los dos referentes de la llamada grieta: Mauricio Macri y Cristina Férnandez de Kirchner. Ninguno será visible en las boletas y la mirada del electorado estará puesta en dirigentes cuyo nombre o conocimiento no se acerca ni por asomo a los antes mencionados.

Con todos los flashes puestos en la discusión de la gestión nacional actual, el Frente de Todos saldrá a defender la labor, sobre todo en salud, de Alberto Férnandez durante la pandemia y tras la herencia del macrismo, mientras que desde Juntos irán en busca de un voto basado en el parate económico que provocó la situación epidemiológica.

Sin embargo, lejos de las discusiones generales, los intendentes militan en sus distritos con la intención de fortalecer sus lugares de referencia. Y es que a diferencia de otras elecciones, por lo bajo, y sin quemarse, algunos jefes comunales hablan de un “voto ascendente” para aquellas gestiones consolidadas que en los hechos tienen más nivel de reconocimiento que algunos de los candidatos nacionales.

“Con Macri o Cristina la gente votaba para abajo. Incluso con Scioli, Vidal o Massa, pero sin ellos en las listas lo primero que va a ver el vecino es la boleta que refleje su cotidianidad en el distrito”, le dicen a Data Clave desde la primera sección bonaerense.

Y es que al día de hoy, son varios los dirigentes del PRO, la Coalición Cívica y la UCR que siguen pensando que si la entonces gobernadora María Eugenia Vidal hubiera desdoblado las elecciones bonaerenses de las nacionales, el resultado provincial habría sido otro. “Fijate que al día de hoy nos sigue pesando Macri y no está en la boleta”. En los hechos, en agosto de 2019 la imagen positiva de Macri estaba por el piso. Y las PASO fueron la confirmación.

Arrollados por el voto descendente los municipios donde Cambiemos era gobierno tuvieron resultados muy por debajo de lo esperado y con miras a las generales cambiaron la estrategia. De los 9 distritos más fuertes con los que Juntos por el Cambio contaba en la región metropolitana de la Provincia, seis sufrieron una dura derrota.

La Plata, Lanús, Quilmes, Pilar, Tres de Febrero y Morón cayeron en las PASO ante la suma de las listas de la entonces oposición. Con ese panorama, la táctica dio un giro de 180 grados y siguiendo los pasos de San Miguel, donde Joaquín De la Torre ya había establecido una clara maniobra electoral a su favor para que Jaime Méndez sea reelecto.

El camino fue claro: despegarse del voto nacional. En otras palabras, desligarse de Macri para poder lograr revertir la situación. Tanto Julio Garro como Néstor Grindetti y Diego Valenzuela lograron su cometido y revirtieron la PASO basados en el voto local de Cambiemos en La Plata, Lanús y Tres de Febrero, respectivamente.

Pese a que subieron su media, Martiniano Molina, Nicolás Ducoté y Ramiro Tagliaferro no pudieron cambiar el rumbo y perdieron Quilmes, Pilar y Morón.

“Con Cristina siempre tuvimos una tracción lógica hacia abajo. Nos levantó a todos los intendentes. Incluso los que ya superaban el 65 por ciento se fueron más para arriba. Pero en 2017 a algunos nos pasó al revés”, le dice a Data Clave un intendente peronista de la tercera sección. Y agrega: “En 2019 todos volvimos a tener un fuerte sacudón hacia arriba pero ahí ya fue más en contra del macrismo, pero con Cristina también la boleta”. Y cierra: “Los que llevamos años en esto sabemos que las legislativas tenemos funcionan como un plebiscito de gestión”.

Ante este panorama hay distritos donde los intendentes saben que generarán un aporte que va de abajo hacia arriba como pasará en el Conurbano con La Matanza, Merlo, Moreno o Berazategui con el peronismo, en Vicente López con el PRO y en San Miguel con la UCR. Una elección que al no contar con los nombres de peso podría generar un cambio de paradigma.