El ajuste también duele en pediatría. Desde hace meses, el Hospital Garrahan, una institución clave en la atención infantil de alta complejidad, atraviesa una crisis profunda. Con sueldos congelados en $797.061 y jornadas de más de 60 horas semanales, los residentes sostienen paros consecutivos y denuncian un escenario cada vez más grave. La semana pasada realizaron una medida de fuerza de 72 horas, acompañada por un abrazo simbólico al edificio en Parque Patricios. En este complejo panorama, este martes se llevó a cabo una asamblea de trabajadores, en donde se decidió apoyar el reclamo de los residentes y se convocó a un paro total para el próximo jueves en todas las plantas.

“La resolución fue unánime, expresando que hemos llegado a una situación límite de vaciamiento y asfixia salarial. Los residentes ya están de paro por tiempo indeterminado porque sus salarios no cubren la línea de pobreza. El personal de planta se suma no solo por solidaridad, sino también porque padecemos la misma situación. Para dar un ejemplo, un enfermero con 10 años de antigüedad en el principal hospital pediátrico del país no llega a los 900 mil pesos”, informó Alejandro Lipcovich, trabajador y secretario general de la Junta Interna de ATE.

Desde fines del año pasado, profesionales y concurrentes advierten sobre la falta de presupuesto, la pérdida del poder adquisitivo y, sobre todo, el éxodo de médicos que no son reemplazados. Mientras tanto, el número de pacientes aumenta. Solo en 2023, el Garrahan atendió 600 mil consultas, de las cuales 400 mil fueron de alta complejidad. Además, por sus pasillos pasan el 40% de los niños con cáncer del país. La presión sobre los trabajadores no para de crecer, y la respuesta del Gobierno nacional brilla por su ausencia.

“La situación llegó a un límite dramático, porque los salarios de hambre y las malas condiciones laborales no solo nos afectan a los trabajadores y trabajadoras del Garrahan. Sufrimos un éxodo de personal, incluídos profesionales de altísima calificación, lo cual vacía las capacidades de atención de este hospital modelo. Las víctimas son cientos de miles de niños y niñas, que junto a sus familias acuden a lo largo del año al Garrahan", agregó Lipcovich,

La situación llegó a tal punto que, según relataron fuentes del hospital, “un médico terminó a la noche con 30 pacientes, atendiendo cinco ingresos como si fuera un día normal”. Pero no era un día normal. Era un contexto de emergencia, sin suficiente personal y con una inseguridad médica alarmante tanto para los trabajadores como para los niños internados. Las jefaturas intermedias apelaron a las autoridades nacionales en busca de una solución, pero la respuesta fue: “Resuelvan ustedes el problema”.

Norma Lezana, secretaria general de la Asociación de Profesionales y Técnica (APyT) y nutricionista pediátrica del hospital, fue contundente: “El ministro Lugones ve un negocio donde nosotros vemos un derecho. Tiene un plan claro de destruir lo público y dejar de garantizar la salud como derecho”. En diálogo con Delta90.3, Lezana remarcó que ya no se puede garantizar la atención médica con los recursos disponibles. “Están trabajando 60 horas y cobran 750 mil pesos. Son dos salarios mínimos. Los ponen en una situación límite”, afirmó.

Además del colapso laboral, hay un dato que alarma: los residentes cumplen un rol clave en el funcionamiento del hospital, sobre todo después de las 16 horas. “No pueden pagar el alquiler con ese ingreso y tampoco salir a hacer otras actividades porque tienen guardias de 24 horas”, explicó Lezana. La combinación de bajos sueldos y sobrecarga laboral empuja a muchos a dejar sus puestos, generando un déficit de personal insostenible que pone en riesgo la calidad y continuidad de la atención médica.

Ante este panorama, los trabajadores convocaron a una audiencia pública para el 30 de mayo a las 15 hs en el Congreso Nacional, con el objetivo de interpelar a diputados y senadores y exigir una ley de financiamiento para el Garrahan. El reclamo incluye salarios dignos, recursos suficientes y un compromiso efectivo con la salud infantil. “Este hospital no es una fábrica donde se hacen cosas. Se atienden niños. Y el gobierno nacional le está soltando la mano al equipo de salud”, advirtió Lezana.

Como parte del endurecimiento de la protesta, los profesionales de la salud también impulsan una denuncia penal por incumplimiento de los deberes de funcionario público y abandono de personas. El reclamo no solo apunta al Ministerio de Salud, sino también a las autoridades del propio hospital, a quienes les adjudican la responsabilidad de garantizar condiciones laborales mínimas para que el Garrahan siga cumpliendo su función esencial.

El Hospital Garrahan, fundado en 1987, es un centro de referencia en trasplantes, oncología pediátrica y atención de alta complejidad. Funciona como red nacional, recibiendo pacientes de todo el país, en su mayoría derivados de provincias con servicios insuficientes. Su crisis no solo afecta a quienes trabajan allí, sino también a miles de familias que dependen de su atención para poder tratar enfermedades graves en sus hijos.