Una década del grito "Ni Una Menos" con más mujeres asesinadas y menos respuestas del Estado
Desde 2015 hubo más de 2800 femicidios en Argentina, según las estadísticas de una organización especializada en la temática. En 2024 fueron 247 y en lo que va del 2025 ya se cuentan 108. La violencia machista no afloja y el Gobierno nacional recortó casi todas las políticas de prevención.
Este 3 de junio se cumplen diez años del primer grito colectivo del #NiUnaMenos, la fecha que cambió para siempre la forma en que se habla de violencia de género en Argentina. A una década de aquella jornada masiva, las cifras demuestran que el reclamo está más vigente que nunca. Lejos de avanzar, el país retrocede: en menos de diez años se registraron 2827 femicidios, con un promedio que estremece: una mujer asesinada cada 31 horas por cuestiones de género.
Los datos fueron elaborados por el Observatorio de las Violencias de Género “Ahora Que Sí Nos Ven”, que releva femicidios en todo el país desde el 3 de junio de 2015 hasta el 25 de mayo de 2025. El informe detalla que del total, 2543 fueron femicidios directos y 284 vinculados, es decir, personas asesinadas por estar relacionadas con las víctimas. Además, al menos 2507 niños quedaron huérfanos, una cifra tan brutal como invisible.
En el 85% de los casos, el asesino pertenecía al círculo íntimo o era conocido de la víctima. Y en el 64%, el femicidio ocurrió dentro de la casa de la mujer. También se detalla que el 17% de las víctimas había hecho al menos una denuncia previa y el 10% tenía medidas de protección vigentes. La violencia no sólo es extrema: es también anunciada.
En paralelo, el informe de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema sobre el año 2024 revela un panorama igual de alarmante. Se registraron 247 víctimas letales de violencia de género, con una muerte cada 36 horas. La mayoría de las víctimas fueron mujeres cis, pero también hubo 8 asesinatos de mujeres trans y travestis. En más de la mitad de los casos, ya existían antecedentes de violencia previa.
La realidad de 2025 tampoco da tregua. En los primeros cinco meses del año se contabilizaron 108 femicidios en Argentina, lo que indica que el promedio se mantiene o incluso se agrava. El contexto actual no ayuda: el gobierno de Javier Milei impulsó un recorte brutal en políticas de género, desfinanció programas de asistencia, vació la Línea 144 y eliminó estructuras claves como el Ministerio de las Mujeres.
El informe advierte que la precarización institucional agudiza las violencias estructurales. En palabras del Observatorio: “El Estado no sólo se retira, sino que vulnera sistemáticamente los derechos conquistados. En este escenario, el recrudecimiento de la violencia machista se hace cada vez más visible”.
Mientras tanto, los discursos que niegan la violencia de género o la reducen a una cuestión de seguridad individual ganan terreno. La campaña que intenta decir que “la violencia bajó” porque hubo un descenso en los homicidios comunes es peligrosa y errónea. El femicidio es un crimen con componentes específicos: dominación, misoginia, ensañamiento. No puede mezclarse en una estadística general de muertes.
En 2024, el 48% de los femicidios ya tenían antecedentes de violencia entre la víctima y el agresor. 41 femicidas se suicidaron después del crimen y 85 escaparon de la escena, mientras que otros 76 intentaron encubrir el hecho. El 36% asesinó con fuerza física, el 29% con cuchillos o elementos cortantes, el 20% con armas de fuego. También se registraron casos con fuego, veneno y otros métodos.
La Encuesta de Prevalencia de la Iniciativa Spotlight (2023) indica que la mitad de las mujeres argentinas sufrió violencia por parte de su pareja actual o ex. A pesar de esta realidad, el Estado nacional sigue desmantelando los espacios de prevención y atención. El Programa Acompañar perdió el 82% de su presupuesto y la Línea 144, su personal.
Este 3 de junio no es solo una fecha de memoria: es un llamado urgente. En lo que va del 2025, ya 36 mujeres aparecieron asesinadas luego de estar desaparecidas, muchas de ellas también abusadas. Hay víctimas que estaban embarazadas, en situación de calle o de prostitución, y otras con problemas de salud mental o consumo. La violencia machista atraviesa todas las condiciones sociales.
En los últimos diez años, las mujeres en Argentina no solo gritaron "Ni Una Menos": cambiaron la historia. Pusieron en agenda lo que el Estado se negaba a ver, interpelaron al poder, derribaron silencios y construyeron una conciencia colectiva que ya no se calla. Cada femicidio es una deuda viva.