Aprovechando el mayor ingreso de divisas, y ayudado por el férreo cepo cambiario, el Banco Central de (BCRA) tuvo en los primeros cinco días hábiles de marzo una de sus mejores semanas en términos de su intervención en el mercado de cambios, al alzarse con más de u$s 650 millones, en un intento por recomponer las golpeadas reservas internacionales.

Con los u$s70 millones comprados este viernes, sumó unos u$s 655 millones, según indicaron fuentes del mercado a Data Clave, y superó a los u$s 634 millones netos adquiridos en el segundo mes del año, una cifra más positiva de lo esperado inicialmente por el mercado.

Para encontrar una semana con un saldo positivo similar debemos remontarnos a noviembre de 2019, en medio de la transición de Gobierno, y ante el apuro de los exportadores en liquidar ante la amenaza de una suba de retenciones, algo que se concretaría en marzo de 2020.

Vale recordar que, en diciembre y enero pasados, la autoridad monetaria había mostrado también sendos saldos positivos de u$s 608 y de u$s157 millones, respectivamente. Y que, en los cinco meses precedentes, el BCRA había acumulado ventas de reservas por casi unos 5.000 millones de dólares.

Entre las principales causas, que posibilitaron que el BCRA engrose sus reservas -aunque se incrementaron muy por debajo de las compras oficializadas- aparecen los sólidos precios de los commodities, en particular, de la soja, que se ha consolidado por encima de los u$s 500 por tonelada en el mercado de Chicago, y ha impulsado la liquidación de divisas por parte del sector agrícola, aunque no ha sido el único segmento exportador que ha ingresado dólares al mercado.

“Se piensa que además de los ingresos de los cerealeros ha habido algún ingreso de otro sector que alimentó la importante oferta de divisas que se vio”, comentó un operador a este medio.

De todos modos, no hay que perder de vista que las restricciones para las compras por importaciones y otros servicios financieros (pago de deuda) se mantienen estrictas y eso da pie a que la demanda se diluya mucho en el mercado, dejando el camino para que el BCRA se lleve todo el excedente. “Ante los permisos para poder pagar las obligaciones de las empresas importadoras, los retrasos y las idas y vueltas que sufren en cada jornada; la entidad monetaria mantiene el mercado a su favor”, describen en las mesas de dinero.

Por su parte, los precios de los commodities se conjugan con otros factores para que el BCRA pueda incrementar sus reservas, que cada vez más se acercan a los u$s40.000 millones brutos. Por ejemplo, hay menores expectativas de saltos bruscos en la cotización del dólar, lo que también estimula mayores ventas del sector privado. Esto se observa en el mercado de futuros, donde las tasas vienen cayendo paulatinamente, y en las cotizaciones de los bonos en pesos atados a la evolución del dólar (dólar linked).

El pago del Impuesto a las Grandes Fortunas es otro elemento adicional: todavía quedan casi cuatro semanas para pagar dicho tributo, así que es de esperar que siga habiendo venta de dólares en las próximas ruedas.

Marzo además arrancó con una desaceleración de la depreciación cambiaria: esta semana el dólar oficial mayorista subió 0,60% a $90,37, lo que representa la menor variación desde la segunda semana de noviembre pasado. De todos modos, en el mercado calculan que para que se cumpla la premisa oficial que apunta a un dólar de $102,40 a fines de año (o una suba de 25%), la devaluación mensual no debe superar el 1,28% mensual (en febrero, por ejemplo, la divisa subió 2,86%).

“Nuestra visión es que la devaluación punta a punta va a andar por arriba del 40%, aunque no pensamos que tenga que ser lineal. Es altamente probable que la curva se aplane algo en el segundo y tercer trimestre y que le den soga al dólar una vez pasadas las elecciones. Con el real cotizando en la zona de 5.7 por dólar tampoco hay demasiado lugar para relajarse. El tipo de cambio multilateral de febrero ya mostró apreciación real. Además, será menester aumentar la oferta de importados y eso acota el margen de maniobra del Banco Central”, remarcaron desde la Consultora Econviews.

De todos modos, hay otro factor que podría generar mayor oferta neta de divisas en el corto plazo:  la posibilidad cada vez más concreta de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) habilite los Derechos Especiales de Giro (DEG), con lo que habría un dinero extra de entre u$s3.300 y u$s 3.500 millones, algo que dilataría la necesidad del Gobierno de cerrar un acuerdo con el FMI antes de octubre. “No nos apresuraremos en las negociaciones”, dijo el lunes pasado el presidente Alberto Fernández en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso.

Así las cosas, mientras el Banco Central engrosa sus reservas, también se mantienen muy calmos los dólares alternativos. De hecho, esta semana se dio la paradoja de que el blue se convirtió en el dólar más barato del mercado, al caer otros $2 hasta los $ 144, es decir, $14 menos que el dólar solidario o ahorro, que cerró a $158 en promedio -incluye 30% del impuesto PAÍS y el 35% del adelanto a cuenta de Ganancias. Tras el respiro de las últimas ruedas, en tanto, los dólares financieros buscaron esta semana reanudar su reacomodamiento alcista, camino a los $ 150, aunque bajo la regulación de las intervenciones de organismos oficiales, a través de la venta de bonos.

“Definitivamente las compras que lleva adelante el BCRA están sorprendiendo al haberse acelerado recientemente ante una mayor oferta de divisas. Esta situación está otorgando al BCRA mayor comodidad en la plaza, más cuando en simultáneo ha desacelerado el ritmo de deslizamiento del dólar mayorista”, dijo a Data Clave, el economista Gustavo Ber.

De cara a las próximas semanas la dinámica en el dólar mayorista podría continuar al ingresar en una etapa de mayor liquidación de exportaciones, ante la llegada de la cosecha gruesa. Aun así, en el mercado creen que la atención se trasladará hacia los dólares financieros que se han venido reacomodando al alza tras su abaratamiento absoluto y relativo.

En la demanda por cobertura, latente en el mercado, juega también la incertidumbre global (suba de tasas en EEUU), así como local tanto desde política como la economía, entre ellas el FMI, especialmente a corto plazo por la refinanciación de compromisos ante la postergación de un acuerdo por el año electoral. Todos estos factores quedaron expuestos esta semana en el nivel del riesgo país argentino, que rozó este viernes los 1.600 puntos básicos, y marcó un nuevo máximo desde el canje de la deuda, concretado en septiembre pasado.