El Juzgado de Familia Nº 6 de San Isidro, a cargo de la magistrada Diana Sica, homologó un régimen de visitas acordado por una pareja que se separó y deseaba compartir el cuidado de sus dos perros.

El matrimonio adquirió durante su convivencia dos mascotas, Popeye y Kiara. El primero, un labrador negro, se quedará al cuidado de la mujer; mientras que la perra de raza mestiza vivirá con el hombre, informaron fuentes judiciales.

Asimismo, plantearon un “régimen de comunicación” para los mismos, que sería “amplio y reciproco para estar con Popeye y Kiara, los días y horarios serán manejados con flexibilidad por ambos cónyuges, de acuerdo a las obligaciones o compromisos de cada uno”.

En este escenario, la jueza advirtió “que, si bien nuestro sistema legal aún no ha avanzado de manera tal que pueda prever y/o regular en qué situación quedarán, luego del quiebre de la unión, aquellos miembros que también integran la familia y se han incorporado a ella -para el caso dos perros; Popeye y Kiara-, esto importa una realidad que no puede ser negada”.

En España, por ejemplo, los animales dejaron de ser considerados "cosas" a efectos legales y pasaron a ser miembros de la familia. La normativa, sancionada meses atrás, también regló la custodia compartida de los animales de compañía en caso de que una pareja se divorcie o se separe.

“Es sabido que los animales, en especial los domésticos, son seres sensibles, que sienten, que extrañan, que se regocijan, que sufren y que adquieren costumbres, por lo que resulta indudable que el cambió que producirá la separación de los cónyuges, los afectará también y serán sus dueños entonces, quienes se encuentren en mejor posición, para velar por sus intereses”, concluyó la magistrada.