Los menores de 21 años tienen una tendencia más alta a caer en engaños a través de plataformas virtuales que las personas mayores, aunque estas últimas usualmente son las victimas más frecuentes, según un relevamiento de consultora BTR Consulting.

El aumento de víctimas de la Generación Z habla de la creciente sofisticación de los estafadores, quienes buscan como candidatos a personas que están mucho más tiempo conectados y realizan más transacciones en más dispositivos, advierte el informe.

Por otro lado, con la llegada de la pandemia y las cuarentenas estrictas el uso de aplicaciones online mostró un crecimiento sin precedentes en todos los grupos etarios. Según el sondeo, las personas de entre 55 y 60 años son el grupo demográfico que más rápido aumentó en la búsqueda de citas en plataformas online. “Aproximadamente uno de cada seis adultos entre 55 y 65 años usan apps de citas o redes sociales para conocer personas y vincularse sentimentalmente”, aseguran desde la consultora.

¿Cuáles son las estafas virtuales que siguen en aumento?

Las personas mayores suelen ser víctimas de las llamadas “estafas románticas”, que involucran a criminales que fingen relaciones para engañar a sus “Romeos y Julietas”. Muchos arriesgan sus intereses amorosos, sus ahorros, su patrimonio y jubilación, entregando información privada y confidencial o simplemente enviando dinero por algún medio electrónico.

Las estafas románticas pueden ser a través de la creación de perfiles falsos en sitios de citas en Internet o a través de redes sociales como Facebook o Instagram. Lo que suele ocurrir es que la víctima comienza lo que cree que es una relación real, un noviazgo muy intenso. El estafador invierte mucha energía en enamorar a esta persona, revelarle información personal, compartir secretos oscuros y profundos, ganarse su confianza. En tanto, la víctima queda atrapada en eso y luego llega la solicitud de dinero. El estafador cuenta una historia de mala suerte, una situación de emergencia de algún tipo, un problema médico o una tragedia y luego le pide a la víctima que envíe dinero.

También realizan otros tipos de actos fraudulentos, como obtener acceso a cuenta bancaria, tarjetas de crédito y otra información de identificación personal de la víctima. Lo que rara vez se ve es un encuentro cara a cara con la víctima.

Otro tipo de estafas se realizan mediante ofertas laborales falsas que se pueden hacer de forma remota con una remuneración alta. Publican en sitios de empleo y luego solicitan un pago por adelantado para la capacitación. Piden información personal durante el “proceso de solicitud” y la utilizan para robarle la identidad.

Además, existen estafadores que crean cuentas falsas que se parecen a la cuenta real de los influencers en Instagram. Organizan un concurso patrocinado por una marca falsa y le piden al “ganador” que pague una tarifa o proporcione su cuenta bancaria para obtener el premio.

El “sextorsion” también está en auge. Los estafadores se hacen pasar por una persona atractiva en OnlyFans o Snapchat, enganchan al objetivo y trasladan la conversación al texto (“sexting”). Envían una imagen explícita y piden una a cambio. Una vez recibida, se revelan a sí mismos como estafadores y amenazan con enviar la foto a todos los contactos del teléfono de la persona y publicarla en Internet.

Por último, hay que tener cuidado con las compras online. Se crean sitios web falsos que parecen una tienda de eCommerce que vende artículos con un gran descuento. Si compra, el artículo nunca llega, se embolsan el dinero y roban fondos de su tarjeta de crédito e información personal para futuros robos.