Genaro García Luna fue durante seis años Secretario de Seguridad en México en el gobierno de Felipe Calderón. Con una impecable foja de servicios dedicada supuestamente a perseguir al narcotráfico durante toda su vida esos años entre 206 y 2012 fueron el punto más alto de su carrera política.

Ahora su realidad es diametralmente opuesta. Desde el lunes último es juzgado en un tribunal de Nueva York de haber colaborado en realidad con el Cartel de Sinaloa, una de las organizaciones narcos más poderosas de ese país, y recibido sobornos millonarios.

"La persona que debería encabezar la lucha contra el cartel de Sinaloa era, en realidad, uno de sus principales activos", dijo en el comienzo del juicio ante el Tribunal del Distrito Federal de Brooklyn, el fiscal Philip Pilmar.

El fiscal recordó que García Luna ingresó al servicio público en 1989 trabajando para el CISEN, una agencia de inteligencia. De 2001 a 2006  fue director de la Agencia Federal de Investigación y durante la presidencia de Calderón, fue nombrado secretario de Seguridad Pública de México, que ocupó hasta 2012.

Mientras tenía la encomienda de trabajar para el pueblo mexicano, también tenía otro empleo, un empleo más sucio, un empleo más redituable”, dijo Pilmar. 

“El trabajo, prosiguió, era proteger los enormes envíos de cocaína y otras drogas del Cártel de Sinaloa que cruzaban la frontera hacia los consumidores estadounidenses”, según consignó The New York Times.

El primer testigo en declarar convocado por la Fiscalía fue Sergio Villarreal Barragán, alias el Grande, un narcotraficante, que antes fue policía, y que fue condenado a prisión en Estados Unidos. El testigo aseguró que vio en varias ocasiones a García Luna para pagarle sobornos de parte del cartel de Sinaloa que podrían haber ascendido, en algunos casos, a hasta US$1,5 millones mensuales.

“El testigo declaró que el encargado de los pagos a García Luna (a quien otros líderes del cartel se referían como el Compa o el Tartamudo) era Arturo Beltrán, socio del cartel de Sinaloa y posteriormente líder del cartel de los Beltrán Leyva”, según consigna la BBC.

El Grande, apodado así por sus dos metros de altura, aseguró que García Luna les aportaba información sobre movimientos de los carteles rivales, para que pudieran robarlos, o que desplazaba a jefes policiales que les causaban problemas.

La defensa de García Luna intentó desacreditar el valor del testimonio de El Grande, justamente por su pasado criminal. El testigo fue detenido en 2010 y extraditado a los Estados Unidos, donde lo condenaron y cumplió una pena de prisión.

La fiscalía acusa a García Luna de tres cargos por conspiración de narcotráfico, uno por pertenencia a organización criminal y otro por realizar declaraciones falsas a las autoridades de Estados Unidos.

Se trata del exfuncionario mexicano de más alto rango en ser juzgado en Estados Unidos y podría recibir una pena de entre 10 años de prisión y cadena perpetua.