El exembajador en Brasil Carlos Magariños descartó este lunes que Brasil pueda dirigirse hacia un proceso de convulsión social tras la elección de Lula Da Silva como sucesor de Jair Bolsonaro y vaticinó que el gigante sudamericano está por comenzar un “ciclo de estabilidad política y de crecimiento” que podría perdurar muchos años.

“La polarización que se reporta en muchos medios es una consecuencia del proceso electoral, pero habría que matizar ese análisis con la realidad política de un país de las dimensiones de Brasil”, afirmó Magariños tras hacer un repaso por la historia democrática de Brasil en las últimas décadas. 

En declaraciones a la prensa, el exdiplomático comentó que las preferencias políticas parecen muy polarizadas en la actualidad, pero indicó que ahora viene un proceso en el que se puede confiar que el Gobierno desarrollará iniciativas, conducción política y negociaciones institucionales que van a permitir matizar esa polarización.

Para Magariños, Lula organizó en 2022 una coalición más amplia de lo que representaba su partido de origen, incluyendo al conservador Geraldo Alckmin como vicepresidente, después de que este dirigente fuera su rival en las elecciones presidenciales de 2006.

“Las elecciones de primer término han dejado un congreso que asegura un rol importante para posiciones moderadas”, enfatizó el director de Estrategia Global y Asuntos Externos de Vrio Corp, una empresa de Grupo Werthein, el holding de capitales que opera DIRECTV Latin America en una decena de países sudamericanos, SKY en Brasil y la plataforma de streaming DGO en estos mismos mercados.  

En esa línea, Magariños evaluó que Brasil tiene por delante “un período en el que habrá mucha integración política e institucional en la que los representantes políticos de la centroderecha van a tener un rol fuerte y destacado”. Y agregó: “Tengo la impresión de que eso dará como resultado un ciclo de estabilidad política y crecimiento para Brasil, obviamente en un contexto económico internacional muy exigente. Lo que tenemos por delante para los próximos 24 o 36 meses no es nada fácil a nivel global”.

El exembajador argentino en Brasil comentó que la principal economía de América Latina “es un país que verdaderamente ha logrado procesos significativos en áreas clave que requirieron políticas de Estado que duraron muchos años”, por lo que logró revertir por ejemplo su dependencia en materia de importación de alimentos y energía.  

Y destacó que esto fue logrado por Brasil a lo largo de los años, desde la reinstauración de la democracia, con gobiernos de distinta orientación política. “El déficit en alimentos y energía ha sido dada vuelto por Brasil gracias a un trabajo muy serio, de muchos años, que le permitió recuperar el centro del país, el Mato Grosso, Goiânia y Goiás, entre otras zonas”, destacó.

En esa línea, subrayó que “Brasil se convirtió en un gran productor de software y ahora está trabajando mucho en el trigo con los mismos criterios que usó para la soja, lo cual va a ser un dolor de cabeza para la Argentina en los próximos años”. Lo mismo ocurrió, dijo, en el sector energético, dado que Brasil hoy es un ejemplo emblemático de producción off shore.   

Según Magariños, hay líneas generales que atraviesan la dirigencia brasileña a nivel empresario y de negocios que le han dado al Brasil la posibilidad de ir superando problemas estructurales.

En ese sentido, indicó que desde la recuperación de la Democracia, uno vio el Movimiento Democrático Brasileño (MDB) que recuperó las instituciones democráticas para Brasil; luego el partido de la Social Democracia liderado por Fernando Enrique Cardozo que estabilizó la economía y generó un proceso sostenido de crecimiento; y en tercer lugar, apareció el PT que mantuvo el crecimiento y amplió la base de inclusión y participación social de los sectores más marginales, en un período muy excepcional de la economía global, pero de una manera inteligente.