Colombia celebró este domingo las elecciones presidenciales. Los ciudadanos acudieron a las urnas para elegir en primera vuelta al sucesor de Iván Duque en 110.758 mesas en unos comicios que, de acuerdo a las reglas del país, no es obligatorio votar. 

Con el 98% de las mesas escrutadas, Gustavo Petro obtuvo un 40%. Mientras tanto, Rodolfo Hernández se coló en la segunda vuelta con 28% y se impuso ante el candidato de la derecha, Fico Gutiérrez, que recibió solo 23.7 %. Con estos resultados, el país se prepara ahora para la próxima vuelta el 19 de junio.

Cerraron los comicios en Colombia: Gustavo Petro lidera el conteo, pero habrá segunda vuelta

Durante la jornada electoral se registraron tres ataques con explosivos en el sur de Colombia, pero que no estuvieron relacionados con el proceso electoral. También se vivió una situación tensa el puente internacional Simón Bolívar debido al cierre de la frontera e impedimento de que los colombianos residentes en Venezuela puedan votar.

A pesar de estas situaciones, el desarrollo de los comicios "fue muy tranquilo en todo el territorio nacional", explicó Alejandro Tullio, quien participó como veedor. "En definitiva fue una jornada ordenada, con creciente participación a medida que pasaron las horas. El resultado determinó una participación final del 54% que es la más alta de todo el siglo XXI. El recuento también fue muy veloz. Las denuncias de fraude no tienen asidero y así se demostró", añadió a Data Clave.

A su vez, la jornada estuvo marcada por momentos insólitos. El candidato presidencial Petro no pudo votar en su primer intento porque olvidó la cédula en casa.

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Los candidatos

Petro es candidato del Pacto Histórico, que reúne a fuerzas de izquierda. El economista de 61 años, exguerrillero del M-19 y exalcalde de Bogotá, que no cuenta en general con el respaldo de los medios de comunicación dominantes en Colombia -de histórica relación con la derecha- propone un cambio radical a las y los colombianos "hacia la paz, la vida y la democracia" para dejar atrás "el hambre, la violencia y la muerte".

Federico Gutiérrez, exalcalde de Medellín de 47 años, peleaba en las últimas encuestas por el segundo puesto desde su candidatura por la coalición Equipo por Colombia (derecha) manteniendo férreamente su discurso de invitar a sus compatriotas "a un cambio, pero un cambio seguro", en alusión a la propuesta de Petro, a quien le asigna la intención de llevar al país a una situación como la de Venezuela.

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En tanto, Rodolfo Hernández, ingeniero civil de 77 años, candidato de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, quien a pesar de haber sido alcalde de Bucaramanga (norte) dice representar a la "antipolítica", es decir, una suerte de outsider que busca el voto de aquellas personas hartas de la clase política tradicional.

También se postuló Sergio Fajardo, de centro, representante de la coalición Centro Esperanza, que quedó en medio de la polarización entre la izquierda y las dos opciones de derecha y vio caer vertiginosamente sus apoyos en los sondeos, hasta quedar incluso por debajo del cinco por ciento.

Las elecciones están precedidas por diversas situaciones de conflicto, en un país que arrastra una lucha interna de 60 años (parcialmente resuelta con el acuerdo de paz con las ahora exFARC) y que cuenta en la actualidad con formaciones violentas, sea de la guerrilla, los paramilitares o las bandas narcotraficantes, que a menudo suelen fundirse en un solo grupo, de acuerdo con sus necesidades.

El clima de violencia llevó incluso a que Petro y Gutiérrez cruzaran denuncias acerca de que bandas de ese tipo están amenazando a los votantes de uno y otro en Cali y el Cauca, mientras la presencia del Estado en todos los casos parece ser una entelequia.

En cuanto al contexto político, las penurias económicas originaron hace poco más de un año una ola de protestas inéditas a nivel nacional que fueron reprimidas por el Gobierno con un saldo de 80 muertos, de acuerdo con cifras de la organización Indepaz, que en su página web identifica a cada persona fallecida.

A pesar de que las organizaciones sociales, sindicales y campesinas que se nuclearon detrás de las masivas movilizaciones logaron llegar a precarios acuerdos con las autoridades nacionales, éstos nunca fueron cumplidos por el impopular Gobierno de Duque.

También quedará como prioritario en la agenda del próximo presidente el cumplimiento de los acuerdos de paz de 2016, desechados en general por el actual Gobierno, y que, de empezar a implementarse, podrían evitar los asesinatos de exguerrilleros (hubo unos 300) y lideres sociales (1.300) ocurridos desde la rúbrica del pacto.