Empezó a tratarse la Ley de Bases y la Ley Fiscal en el Senado. El oficialismo no logró conseguir dictámenes que habiliten el tratamiento en el recinto, pero, aun con plazos dilatados, se espera que ambas leyes sean aprobadas de forma general, aunque con cambios en la votación particular lo que implicará que deban volver a Diputados. Esto pone en riesgo la meta de llegar al Pacto de Mayo con las leyes aprobadas, tal como exigió el presidente en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias, pero en última instancia es una formalidad que sólo importa al gobierno, dado que el Pacto concibe sólo pronunciamientos generales.

Ambas leyes son vistas por el mercado como la confirmación de cambios estructurales que impulsa la nueva gestión desde sus inicios, entre ellos el equilibrio fiscal. Aportarían la dosis de gobernabilidad y sostenibilidad que se le reclamaba al gobierno y que no lograba mostrar. Así, podría tener éxito luego de haber mostrado mayor disposición a la negociación, tras el fallido intento de enero. De aprobarse, es muy factible esperar una baja más pronunciada del riesgo que país, que aun retrocediendo 675 pb en 5 meses, se sostiene en niveles elevados que siguen reflejando el riesgo argentino.

No obstante, y con el foco puesto en las inversiones que el gobierno espera a partir del RIGI, la estrategia de manejo de la deuda flotante por parte del Tesoro resulta un tanto contradictoria. La Secretaría de Energía le propuso a CAMMESA una quita del 50% y la cancelación del resto con la emisión de AE38 por la deuda de poco más de USD 1.200 M acumulada por lo no girado en diciembre y enero. Luce como una especie de confiscación a una empresa con capitales privados, que iría en contra de lo buscado por el régimen de promoción plasmado en la Ley Bases. Algo similar podría entenderse con la decisión del gobierno de no aplicar la fórmula de actualización tarifaria en mayo, en el primer mes que iba a realizarse ese ajuste, y con la intervención en el mercado de prepagas después de la desregulación que significó el DNU 70/2023. Son todas señales contrapuestas al discurso original de LLA que habrá que ver cómo termina de entenderlas el mercado.

Más allá de esto, la apuesta del gobierno es que la inversión, en principio en sectores puntuales beneficiados por las concesiones fiscales ofrecidas por el RIGI, sea el factor que traccione la recuperación de la actividad y, por efecto derrame, termine impulsando el crecimiento a más largo plazo.

Entendemos que esto no será inmediato, y en el mientras tanto los demás sectores se beneficiarían de una menor regulación (pe. reforma laboral) y una macro más sana sin cepo y con inflación más moderada hacia fin de año. Nosotros descartamos una recuperación con forma de V.

En el corto plazo la actividad seguirá deprimida. La caída vertical del PBI que observamos desde noviembre del año pasado, podrá encontrar un piso (de hecho, los indicadores de avance de abril empiezan a ser mejores que los de marzo) y hasta mostrar un rebote a partir de la recuperación (marginal) de los salarios, pero no mucho más. En nuestra visión, perforar el último techo de actividad alcanzado en 2011 llevará tiempo. Aun cuando el mercado festeje con cierta euforia lo logrado por el gobierno, entendemos que todavía la batalla será larga.