Tras discutir hasta último minuto la conformación de las listas de candidatos para las próximas elecciones –es decir el futuro de los dirigentes– tanto oficialismo como oposición saben que el gran desafío que enfrentan es tratar de revertir el abatimiento que envuelve a la población.

Sin embargo, las innumerables reuniones por el tema de las listas no tapo la preocupación en la Casa Rosada por la disparada de los distintos dólares que cotizan en el mercado.

Los analistas del mercado advierten que la presión sobre los dólares alternativos continuarían en los próximos días –el blue cerró a $ el viernes- y que no deberían extrañar nuevas restricciones, particularmente en la operatoria de los dólares CCL, MEP y las compras de CEDEARs por parte de las empresas.

Hubo conversaciones tanto del presidente Alberto Fernández como de otros miembros del gabinete con diferentes economistas en una especie de “sondeo” respecto a “cómo ven la economía”. Data Clave pudo confirmar que los funcionarios conversaron con Orlando Ferreres y Carlos Melconian, pero no serían los únicos economistas.

El titular del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán, intenta tranquilizar tanto al presidente como a Cristina Kirchner afirmando que tiene “todo bajo control”. Sin embargo, trascendió que, en particular en el entorno de la vicepresidente, “ya no le confían” al ministro de Economía.

La intención de Alberto es instrumentar un cambio de gabinete tras la votación en noviembre, como una forma de recrear expectativas. Sin embargo, si el resultado electoral de las PASO en septiembre resultara negativo para el oficialismo, no se descarta que se anticipe la reestructuración.

En este contexto, la salida de Martín Guzmán fue acordada entre los principales referentes de la coalición gobernante, pero la idea original es que se produzca tras cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (después de las elecciones de noviembre). No obstante, la disparada del dólar podría adelantar estos tiempos.

La suba del dólar, la inflación que no baja a niveles esperados y la reactivación que no termina de consolidarse son factores que preocupan a la coalición gobernante. Asimismo, se le reprocha a Guzmán su celo por haber cuidado tanto las cuentas públicas.

La respuesta del Palacio de Hacienda es lógica: de no haberlo hecho, la situación hoy sería peor. Sin embargo, esta explicación no estaría conformando a la vicepresidente y a Alberto Fernández le está costando defender las posturas de su ministro. Un dato a tener en cuenta, las consultoras prevén que en julio la inflación rondará el 3% y, según Eco Go, los alimentos vienen subiendo a razón de 3,7% condicionando la recuperación del salario real.

Deterioro

La relación entre el titular del Palacio de Hacienda y el kirchnerismo se ha ido deteriorando en los últimos meses. Desde esta ala del Gobierno no le perdonan lo que consideran su “falta de conocimiento de los códigos de la política”. El fallido intento de Guzmán de desplazar al subsecretario de Energía, Federico Basualdo –Un hombre de los K- fue uno de los episodios más relevantes.

“Es como si tu jefe (en relación a Cristina Fernández de Kirchner) te recomienda que tomes un colaborador y vos decidís después de un tiempo echarlo, lo lógico es que primero lo consultes con tu jefe, si es que tenés un mínimo entendimiento de las relaciones de poder”, sostienen en el entorno de la vicepresidenta.

En el kirchnerismo dicen que éste no fue el procedimiento que siguió Guzmán y que, en cambio, decidió “operar la salida de Basualdo por los medios”.

Pero quienes conocen la intimidad del equipo gobernante sostienen que las diferencias del kirchnerismo con el ministro de Economía son más profundas. En estos círculos argumentan que Guzmán mantiene un discurso con sus interlocutores pero, en los hechos, hace algo distinto. Fundamentalmente, le cuestionan haber llevado adelante un marcado ajuste de las cuentas públicas –en el primer semestre el Tesoro registró un déficit primario de sólo 0,5%- “un logro que envidiaría Nicolás Dujovne (ex ministro de Economía de Mauricio Macri)”, ironizan.

Fuente: Eco GO

Al conocerse este resultado, en el entorno de Cristina están más convencidos de que “a Guzmán lo único que le importa es quedar bien con el FMI”. Entienden que, como vienen los números, es posible que el año termine con un déficit fiscal primario del orden de 3,5%, es decir una cifra que el ministro habría planteado de manera reservada a los técnicos del Fondo y que habría sido aceptada. En suma, concluyen que se llevó adelante “un exceso de ajuste con los costos económicos y sociales que ello conlleva”, a lo que debería agregarse la pérdida de votos.

En lo inmediato, fuentes que dicen conocer cómo se toman las decisiones en el Gobierno observan que, salvo las gestiones referidas a la negociación de la deuda, Guzmán no está participando otras resoluciones.

Distinta es la opinión del presidente Alberto Fernández, según comentan sus allegados, quien considera a Guzmán como un profesional serio y capaz. Sin embargo, la relación de fuerzas va en contra del actual jefe del Palacio de Hacienda. Cabe recordar que en su momento Sergio Massa mantuvo también diferencias con el ministro.

En el círculo del presidente de la Cámara de Diputados señalan que se apoya la continuidad de Guzmán, pero en los últimos días circularon versiones en cuanto a que Massa encomendó al economista Martín Redrado la elaboración de un plan para después de las elecciones.

Cuando se consulta al entorno de Alberto Fernández sobre qué economista podría eventualmente ser el sucesor, no surgen muchos nombres; es que en el fondo el presidente quisiera que Guzmán pueda permanecer, al menos hasta cerrar el acuerdo con el FMI.

Un punto de coincidencia en la coalición gobernante es la necesidad de tener un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional inmediatamente después de las elecciones. Cabe recordar que el kirchnerismo siempre mantuvo una relación tirante con este organismo, pero nunca rompió lanzas.

Reestructuración

En la Casa Rosada también señalan que, más allá del resultado de las elecciones, es necesario un cambio de gabinete. Dicho sea de paso, consultado uno de los colaboradores más cercanos al presidente sobre cómo vienen las encuestas, se limitó a señalar “si las elecciones fueran hoy, ganamos, pero admiten que “por muy poco”, revelando las preocupaciones que subsisten para los próximos meses.

La reestructuración del gabinete, anticipan fuentes oficiales, apuntaría a una estructura más chica, con menos ministerios. Se estudia, por ejemplo, unificar las distintas áreas referidas al manejo de la economía.

Es decir una cartera económica que incluya a Agricultura, Producción, Energía (hoy depende de Economía) y Ambiente (dado el peso que está teniendo este tema en materia económica), junto con una supervisión más eficaz sobre el accionar del AFIP. 

Uno de los criterios que se utilizará para evaluar la gestión del equipo será: “Ministro que sub- ejecutó se tiene que ir”, recomendó un asesor al presidente Fernández.

 La intención oficial, precisan, es relanzar al Gobierno en la segunda parte del mandato. Confían en que, superada la pandemia, podrán consolidar el crecimiento económico, alentar la inversión –particularmente en el área de la construcción– y recuperar el consumo. Coincidente con lo que siempre señaló el economista Carlos Melconian, también en tiempos de Macri.

También hay quienes plantean la necesidad de un mayor orden, evitando por ejemplo, los persistentes cortes y manifestaciones, un gobierno con un mensaje “más duro”. Es por esto que algunos especulan también con la salida de la ministra de Seguridad, Sabina Frederic.

Desde ya que uno de los objetivos centrales del nuevo esquema sería un mejor desempeño de la gestión pública. Desde esta perspectiva, en el entorno de la vicepresidenta dicen que “Cristina está furiosa por la forma en que se manejó el tema de la carne”.

Argumentan que la Doctora le pidió al presidente Alberto Fernández que hiciera posible que la gente pudiera comer asado como en la época de Néstor Kirchner, pero dejó en manos del Poder Ejecutivo la forma de conseguirlo.

Sin la participación del ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra (en el Instituto Patria se preguntan a qué se dedica la cartera), la decisión adoptada fue el cierre de las exportaciones y los resultados difícilmente pudieran haber sido peores.

Para alegría de nuestros competidores, las ventas externas de carne vacuna cayeron 45% en junio y fueron un tercio menos que el registro de un año atrás. La decisión provocó una reacción del campo que todavía está en proceso. Los precios al consumidor no sólo no se mantuvieron, sino que siguieron subiendo. Según un informe del Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina, el precio promedio de la carne vacuna en el Área Metropolitana de Buenos Aires registró el mes pasado un incremento 7,7% en relación a mayo. Y los carniceros se quejan por la caída en las ventas.

Aquí nuevamente los dardos del sector duro del kirchnerismo van contra el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Sin embargo, en esta área se defienden señalando que tropiezan con la falta de recursos que les retacea el Ministerio de Economía y que sufren problemas con segundas líneas, haciendo relación a las diferencias entre el ministro y la Secretaria de Comercio, Paula Español.

Otra de las funcionarias cuestionadas por el kirchnerismo es la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, a la que critican por cuestiones como las idas y marchas en la actualización del monotributo. Desde el entorno de la funcionaria consideran que son versiones interesadas, que encubrirían el intento de Ricardo Echegaray de volver a conducir el organismo. 

Un mail no tan secreto

El escándalo del mail de Cecilia Nicolini, asesora en el ministerio de Salud, confirmó lo que siempre se sospechó: que el Gobierno por razones geopolíticas (¿u otras?) optó por comprar fundamentalmente la vacuna de Rusia, demorando la vacunación de los argentinos.

Las consecuencias son más fallecidos, miles de argentinos esperando la segunda dosis y la demora en la salida de la pandemia afectando la recuperación económica.

Como si no fuera grave que el Gobierno nacional privilegiara intereses partidarios, olvidándose que como funcionarios públicos deben velar por el bien común, la respuesta oficial fue minimizar el tema, como si no fuera nada grave. Y, lamentablemente, no es una postura hacia afuera, parecería que la dirigencia política siente que sus actos no tienen consecuencias.

En este sentido, el ex vicepresidente Amado Boudou (hallado culpable por la Justicia) quedó en libertad (ya gozaba de prisión domiciliaria) se quejó por la prohibición a ejercer un cargo público, algo que consideró “accesorio de la pena”.

Mucho se especuló en estos días sobre el origen de la “filtración” del mail de Nicolini. Sin embargo, cabe aclarar que en realidad este mail fue incluido en un expediente, es decir el área que maneja Mauricio Alberto Monsalvo, secretario de Gestión Administrativa del Ministerio de Salud. Es decir, no revistió carácter reservado. Pero lo que llama la atención es que este mail, de tono coloquial, haya sido incluido en un expediente. Se sospecha que alguien intentó cubrirse o perjudicar al área.   

Desde el gobierno salieron a defender el mail de la discordia argumentando que es “habitual” que se presione a los proveedores cuando no cumplen con lo pactado, algo absolutamente cierto. Pero, el problema es que el mail muestra que el Gobierno argentino no estableció más contactos para comprar vacunas “esperando el cumplimiento de Rusia” y solo lo hizo cuando no le quedó más remedio.