Donald Trump hizo algo que no suele hacer: acomodar su agenda para cruzarse con alguien a quien le interesaba particularmente abrazar. Tras ponderarlo durante su discurso ante la Conferencia de la Acción Política Conservador (CPAC) en Maryland, se desplazó detrás del escenario para fundirse en un abrazo con Javier Milei. "Es un gran hombre, es MAGA (Make Argentina Great Again/Hacer Argentina Grande de Nuevo)", dijo, en referencia al acrónimo que fue el lema de su campaña "Hacer América Grande de Nuevo".

Milei no lo podía creer. “Muchos elogios, hasta dijo que soy fachero”, comentó el mandatario argentino luego del encuentro con el platinado expresidente estadounidense. “Soy tercera tendencia mundial en twitter, después de Trump y MAGA, listo, que se vayan todos a la concha de su madre, mientras estos imbéciles juegan en el potrero, yo disputo la final de la Champions”, agregó.

La fugaz visita a Estados Unidos para participar del cónclave derechista norteamericano no enfrió la temperatura del conflicto que suscitó el feroz contrapunto de comunicados y posteos entre el presidente y los gobernadores durante la tarde-noche del viernes y que amenaza con escalar durante esta semana, justo en la previa al discurso que Milei deberá dar el próximo viernes ante la Asamblea Legislativa para abrir las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación.

El planteo efectuado inicialmente por los gobernadores patagónicos, encabezados por el chubutense Ignacio Torres -que incluyó un ultimátum sobre la provisión energética a la Nación- disparó una reacción en cadena a la que se sumaron los mandatarios de otras provincias y la mayor parte de la dirigencia opositora. Todo lo cual no logró intimidar al líder libertario, que mantuvo firme su postura intransigente y trató de “degenerados fiscales” a los jefes provinciales.

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Letra M

“Detrás de la jugada de Nacho, está Mauricio, no hay dudas”, le dijo a Data Clave un importante referente de La Libertad Avanza. En tanto, un exministro kirchnerista que conoce muy bien la praxis política de los patagónicos porque militó más de treinta años en esos territorios, coincidió con el libertario. “Después de escucharlo a Torres, estoy más que convencido de que esto es una operación de Macri para coparle el gobierno a Milei, incluso para destituirlo”, aventuró en diálogo con este cronista.

Si bien es cierto que esta semana, el padre de la criatura amarilla llamada PRO mantuvo un encuentro con Torres y su par entrerriano Rogelio Frigerio (uno de los firmantes de la solicitada en apoyo a la rebelión patagónica), desde el entorno de ambos gobernadores negaron que la influencia de Macri haya sido el factor que desencadenó la reacción.

“Hablaron de la interna del PRO, que debe definir su futuro en las próximas semanas y de la situación en general del país, pero en ningún momento el expresidente les planteó que salieran con los tapones de punta a reclamar los fondos coparticipables”, le dijo a este portal un colaborador cercano del gobernador de Chubut.

Desde hace varias semanas, un sector de la oposición viene agitando el fantasma de una supuesta “jugada maestra” del ingeniero amante de las reposeras, en complicidad con la vicepresidenta Victoria Villarruel, para limar la gobernabilidad del mandamás de la Rosada y ejecutar un “golpe palaciego” que le permita asumir el control del Ejecutivo.

“La hipótesis es bastante traída de los pelos, porque si se cae Javier, se cae todo, no hay espalda para bancar un gobierno sostenido por Villarruel y Macri”, comentó un asesor con acceso directo al principal despacho de la casa de gobierno. Pero también es cierto que este nivel de beligerancia hacia la oposición, combinado con la magnitud del ajuste implementado y la inestabilidad emocional del presidente echan sombras sobre los próximos pasos de la gestión. “Cuatro años así son imposibles de imaginar”, graficó un dirigente de Unión por la Patria que suele transitar los pasillos del Instituto Patria.

Peronismos para todos los gustos

El viernes pasado Alberto Fernández arribó al aeropuerto de Ezeiza en un vuelo proveniente de Madrid. A diferencia de lo ocurrido hace poco más de medio siglo con el regreso de otro expresidente peronista proveniente de la capital española, esta vez no hubo militancia esperándolo, ni efervescencia política. En medio de la situación caldeada que atraviesa la Argentina, su retorno pasó casi desapercibido.

Sin embargo, aunque no tanto como a Juan Domingo, los peronistas estaban aguardando este retorno para saldar una deuda pendiente: resolver la organización del proceso que permita definir la conducción del PJ a partir de marzo del año que viene, cuando vence el mandato de Alberto.

No son pocos los dirigentes justicialistas que enviaron mensajes por elevación a Fernández a través de la prensa, declarando que debía “dar un paso al costado” para permitir la “reorganización del partido”. El expresidente eligió no contestar públicamente -hasta ahora no hizo declaraciones periodísticas- y aguarda pacientemente el momento para dar a conocer la postura que ya le anticipó a todos los dirigentes con los que se comunica habitualmente.

“Estoy totalmente de acuerdo con que debemos renovarnos y darle lugar a las generaciones más jóvenes y a otros sectores partidarios, pero efectuar ahora esa discusión, no hará otra cosa que quitar a Milei y sus desastrosas políticas del ojo de la tormenta y no debemos darle esa ventaja”, le dijo a uno de los tantos peronistas con los que conversó desde su breve exilio madrileño. 

“Lo que vamos a hacer es convocar al Congreso para que defina una fecha de elección (que debería ser este año) y crear una comisión para que discuta los términos de la convocatoria, que debería ser abierta para todos los afiliados que deseen participar y presentar su lista”, completó el exmandatario.

Según pudo averiguar este medio, ese criterio sería compartido por Cristina Kirchner, quien le habría transmitido a uno de los emisarios que supieron oficiar de intermediarios durante las peores crisis del gobierno anterior, su conformidad con la iniciativa. “Ella avala la idea de Alberto y está convencida de la necesidad de renovar el partido”, acotó.

La amplitud de la convocatoria podría tener un costado inesperado para el kirchnerismo "paladar negro". ¿Qué ocurriría si dirigentes históricos que siguen perteneciendo al espacio peronista, aunque hoy se encuentran alejados, se deciden a competir en una interna? ¿Alguien podría prohibirles a Miguel Ángel Pichetto, Guillermo Moreno o Juan Schiaretti presentar una lista para disputar la conducción del espacio político que los vio nacer?

El jueves por la noche, casi en secreto, las máximas autoridades partidarias se reunieron en la sede porteña del PJ y avanzaron en el debate por la reorganización partidaria y la unificación de estrategias en su rol de oposición. Del encuentro que se extendió por más de dos horas, participaron los vicepresidentes del Consejo justicialista, Cristina Álvarez Rodríguez, Axel Kicillof, Juan Manzur, Analía Rach Quiroga y Lucía Corpacci. También estuvieron presentes el presidente del Congreso partidario, Gildo Insfrán; los gobernadores Sergio Ziliotto (La Pampa) y Ricardo Quintela (La Rioja); el diputado Santiago Cafiero; el senador Eduardo 'Wado' de Pedro; y el exmandatario sanjuanino y ex titular del PJ, José Luis Gioja.

Durante las exposiciones, se realizó primero un "análisis de la situación en su distrito y las consecuencias de las medidas del Gobierno nacional" y luego cada uno opinó sobre "el camino que debe transitar el peronismo para lograr ser una alternativa seria". La mayoría de los participantes coincidieron en que el PJ "necesita una reorganización en unidad" y una "renovación", pero no se planteó en ese marco un "pedido formal" de renuncia de Alberto Fernández.

Por su parte, Cristina mantiene su histórico perfil bajo y evita las declaraciones públicas. Si bien es cierto que las últimas semanas ha conversado con varios periodistas, todas sus declaraciones que trascienden son cuidadosamente caratuladas como “off the record”. En uno de esos encuentros, la expresidenta se refirió a la situación del peronismo y sostuvo que “la representatividad se construye, no se delega”.

Como dato significativo en el que repararon algunos de los presentes en la última convocatoria realizada el pasado viernes, en las instalaciones del Instituto Patria: en, al menos, tres oportunidades, Cristina resaltó acciones de su primogénito, Máximo Kirchner, lo que puede interpretarse como un respaldo político al también cuestionado titular del partido a nivel bonaerense.

El otro líder del Frente Renovador, Sergio Massa, tenía previsto reaparecer este sábado en un encuentro provincial de su partido -a realizarse en la localidad de Roque Pérez- pero decidió postergar el mitin para el próximo sábado 2 de marzo, a los efectos de “no competir” con el encuentro del PJ distrital, que se realizó en Cañuelas.

"Massa no está en su casa viendo qué pasa. Está teniendo reuniones privadas con dirigentes de distintos espacios y en diálogo permanente con los 20 intendentes de la provincia de Buenos Aires que responden al FR", remarcaron cerca suyo. 

El entorno de Massa baja el tono a una supuesta confrontación con Axel Kicillof y remarca que el diálogo con CFK sigue fluido. Dicen, incluso, que varias de las propuestas que resaltó en la carta para debatir el futuro del peronismo, también fueron parte de la agenda y la campaña de Sergio Tomás. La idea del excandidato en este tiempo es hacer apariciones poco estridentes con poca difusión. Quiere volver a escena de manera discreta.

El exministro terminará a fines de marzo el libro autobiográfico y durante ese mes relanzará la fundación que encabeza, denominada Encuentro.