La épica de las elecciones presidenciales revivió el clima político en la Argentina, que viene algo apagado por la cercanía del Mundial de Qatar. Pero hay otros motivos para la aparente indiferencia a poco menos de un año de los comicios nacionales: el Frente de Todos hoy no tiene candidatos. A diferencia de su gran rival, Juntos por el Cambio, que tiene lanzados no menos de 5 aspirantes al sillón de Rivadavia, en el oficialismo no hay indicios claros de quién liderará la boleta en 2023. 

Y en este punto se abren dos escenarios posibles: uno, en el que nadie se quiere hacer cargo de agarrar un fierro caliente y ser mariscal de una derrota; mientras que en el otro, todo es parte de una jugada de esconder las cartas hasta último momento. En el primer caso, se trata de una derrota asumida y nadie quiere pagar el precio. En el segundo escenario, el panorama es opuesto: hay una jugada preparada y se guarda bajo siete llaves, para dar el golpe certero cuando sea oportuno. 

"La única verdad es la realidad", diría el general Juan Domingo Perón. Y hoy, no hay nombres propios para encabezar la boleta del gobierno en 2023. El Presidente Alberto Fernández dice cada vez que puede que “no le preocupa su reelección”. A más de uno en el FdT sí, incluso si finalmente decidiera competir. No hay demasiados logros que mostrar, amén de una buena gestión de la pandemia y un repunte de la actividad económica. La inflación incontrolable es la gran cruz que carga el mandatario y parece condicionar sus chances. Pero en especial, es su conflictiva -hoy rota- relación con la vice Cristina Fernández de Kirchner la que lo sepulta.

¿Esconden la jugada? Con guiños a CFK, Massa volvió a bajarse de la contienda electoral en 2023

Pero tampoco termina de tomar la posta CFK. Ya sea por su silencio sobre el tema o por los punzantes comentarios que lanza contra su propio gobierno cuando habla, hoy la vicepresidenta está lejos -al menos desde lo público- de ser la sucesora del oficialismo. Además, el referente de La Cámpora (y su hijo) Máximo Kirchner, aseguró días atrás que no cree que su madre sea candidata el año que viene. Y el diputado nacional es otro de los que no suele declarar en vano. El mensaje es claro: si Cristina es candidata será por operativo clamor. Y tal vez ni alcance eso.

¿Y Super Massa? El ministro de Economía llegó al Gobierno como el salvador y en efecto tuvo buenas repercusiones en sus primeros meses al frente de la difícil tarea de ordenar los números del país. Pero esa efervescencia inicial, con un despliegue casi presidencial en su asunción, con el correr de los días se fue apagando. Es posible que haya tenido que ver el indetenible aumento de los precios, billetera mata galán, en todas sus acepciones. Pero hay algo más: el último tiempo, el oriundo de Tigre reveló que está dando sus últimos pasos en política. Y su familia abona esa teoría: públicamente su hijo dijo que prefiere que no sea candidato en 2023. Massa remarcó este lunes que no tiene la estructura familiar para acompañar ese proceso.

En diálogo con El Destape, el ministro de Economía se mostró además alineado con la vicepresidenta en sus críticas por el aumento de las prepagas. “El aumento no tiene ninguna explicación. Comparto filosóficamente lo que dice el tuit de Cristina”, expresó el funcionario, que ha sido hasta ahora el nexo entre el Presidente y CFK. Pero sabe que los votos son de ella. Y en una posible retirada, siempre conviene estar más cerca de los que cortan el bacalao.

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¿Todo calculado? La estrategia de no mostrar las cartas ni quemar candidatos

La falta de definición puede jugar a favor, en un contexto de desgaste de la gestión del gobierno nacional. La apuesta puede ir acompañada de un esperado repunte durante el primer trimestre del año que viene, que sea el impulso de una campaña electoral, con el candidato que sea. Y en esa incertidumbre, asoman varios nombres que podrían erigirse como ungidos de la síntesis de los distintos espacios del Frente de Todos.

Uno de ellos es el siempre rendidor Daniel Scioli. Hoy embajador en Brasil, es un soldado probo del oficialismo: juega donde el equipo lo necesite. Quedó demostrado meses atrás cuando asumió en el Gabinete ante la necesidad y luego volvió al gigante sudamericano ante un nuevo golpe de timón, con pocas semanas de diferencia. También puso la cara en un momento complejo como fue el 2015, cuando buena parte del kirchnerismo le dio la espalda y lo tildó de traidor. 2022 y no sacó los pies del plato. Y en un contexto donde nadie quiere ponerse el traje, es una opción que no pocos miran con atención.

Tweet de Marilina

Pero también hay un hombre del kirchnerismo que gana terreno, a fuerza de gestión y buena imagen. El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro es una de las cartas que se guarda La Cámpora para jugar el año que viene. Con buena relación con la gran mayoría de los gobernadores -incluso opositores- es el K con más aceptación entre los peronistas más duros. Su historia personal suma y no se puede descartar su nombre a la hora de un eventual cierre de listas, con o sin PASO. 

En este sentido, no fue casual su presencia el domingo en la definición de la llamada “elección más importante de la región” en Brasil. Se lo vio con Lula Da Silva en los festejos pero también en la previa. Fue el representante del gobierno y de Cristina allí. Y no es poco. 

Más atrás en la consideración y a la espera de un llamado revelador de “la jefa” aparecen el jefe de gabinete Juan Manzur y otros gobernadores como el chaqueño Coqui Capitanich o el sanjuanino Sergio Uñac. Su destino parece estar atado a la baja definitiva de las otras opciones más "naturales". Pero todo dependerá de cuándo, cómo y por qué el oficialismo decida mostrar sus cartas y develar la jugada.