Se suele decir que la boleta del medio es la que menos arrastre tiene a la hora de votar. Que son los gobiernos locales y los candidatos a presidente fuertes el principal atractivo electoral. La lectura no es nueva. Tiene que ver con que en el país no hay una cultura desarrollada del corte de boleta y que, en este caso tratándose de generales, los aspirantes a gobernador no conllevan el peso de los comicios.

Sin embargo, el Frente de Todos viene desarrollando para esta elección un trabajo muy fuerte enfocado en la figura del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien en medio de la incógnita nacional sobre quién será el candidato a presidente, se erige como el principal foco en una provincia que, como se sabe, aporta el 38 por ciento del padrón electoral.

En este marco, ya sin el famoso Renault Clío con el que recorrió la Provincia (en la previa a las elecciones del 2019) en funciones, hoy Kicillof tiene depositado sobre sus hombros la responsabilidad de ser el motor principal del Frente de Todos para lograr traccionar votos hacia la Nación y, de esa manera, poder lograr un impacto nacional que le permita al oficialismo levantar los números que hoy muestran las encuestas.

Con el apoyo de buena parte de los intendentes del interior y de algunos referentes del Conurbano bonaerense, donde todavía no logró asegurarse el empujón de todos los jefes comunales, Kicillof comienza a elevar el perfil y a mostrarse nuevamente combativo. Pero no solo, como suele ocurrir, hacia el lado de la oposición sino también hacia adentro.

Las diferencias entre el gobernador y el presidente Alberto Fernández existen. Y tienen que ver con los posicionamientos internos de cada uno. En ese marco, desde un sector del oficialismo nacional comenzaron a instalar la idea de que la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, se sume como candidata a la Provincia. La respuesta de Kicillof fue clara: “Están todas y todos los compañeros invitados a competir en una PASO”.

La declaración, vertida desde Sierra de la Ventana, donde sumó el apoyo de Sergio Bordoni, jefe comunal que llegó a su cargo a través de la boleta de Juntos, dejó a la vista la seguridad interna que siente el gobernador. Algo que fue remarcado desde su entorno: “Axel tiene el apoyo de todos los intendentes y es lo que necesita para una reelección. El resto son bombas de humo para intentar arañar algo”.

Sin un candidato firme a nivel nacional, y con la segunda vuelta como un escollo muy duro de pasar, el Frente de Todos ve en la provincia de Buenos Aires un fuerte bunker donde podría refugiarse ya que las elecciones se ganan por un voto y, por el momento, todas las encuestas se muestran favorables para la figura del gobernador.

Desde un sector del Frente de Todos hoy consideran que las cosas podrían ser muy distintas al 2015 si, en caso de no ganar la nacional, se logra un triunfo en la provincia de Buenos Aires. Eso sí, “el peronismo tiene que estar unido siempre”, dice la misma fuente. 

La referencia, sin nombrar, es a lo ocurrido en las elecciones generales de ese mismo año cuando tras la victoria en las PASO se abrió lugar al famoso “fuego amigo” que terminó en derrota para el peronismo y con la llegada de María Eugenia Vidal a la Provincia.

Para reafirmar su posicionamiento interno, Kicillof acompañó ayer al líder del MTE, Juan Grabois, en la presentación de su libro. Allí, el dirigente social exclamó que “el año que viene no quiero a otro tibio, otro mediocre, otro cobarde” en clara referencia a la figura del primer mandatario. El gobernador escuchó atento cada una de las palabras del precandidato presidencial. Y hasta le regaló algunos elogios.

Sin una resolución nacional, Kicillof se erige como el candidato para sostener la Provincia…y un poco más.