Fue el primer nombre que sonó ni bien se supo que la renuncia de todos los ministros bonaerenses estaban a disposición del gobernador Axel Kicillof. Sin embargo, no se confirmó hasta que el mandatario provincial tomó un vuelo de línea a Calafate, se juntó con Cristina Fernández y terminó de pergeñar el organigrama total.

De esta manera, Martín Insaurralde se convirtió en el elegido y en las próximas horas asumirá como jefe de Gabinete de un ejecutivo que necesita de manera imperiosa revertir el resultado de las PASO para poder encaminar con mejor tino la segunda parte de la gestión rumbo al 2023.

El histórico intendente de Lomas de Zamora se hace cargo de un lugar clave en un momento difícil. Los jefes comunales ya habían empezado a bramar por algún tipo de cambio en un gabinete que nunca los tuvo presentes.

Fueron varios los convocados desde Nación, a través del massismo y de aquellos de buena relación con el presidente Alberto Fernández, para ocupar roles. Pero solo uno a nivel provincial: Javier Osuna, de General Las Heras, quien se hizo cargo de AUBASA hasta junio pasado.

Axel viajó a El Calafate para confirmar gabinete.
Axel viajó a El Calafate para confirmar gabinete.

Lo cierto es que la llegada de Insaurralde provocó un golpe de efecto en los alcaldes quienes, muchos de ellos, no solo lo tienen como referente de grupo sino que, además, los deja triunfantes por haber sido escuchados y, por una vez, sentirse parte a través de un par.

Desde antes de que Axel sea ungido como candidato a gobernador veníamos pidiendo para que sea un intendente quien asuma ese rol. No se dio. Pero pensamos que alguno de nosotros podía tener participación y tampoco pasó. Ahora, es lógico que el gobernador recurra a los intendentes porque ninguno de los que perdió esta elección siente que haya sido por una mala gestión a nivel local”, le dice a Data Clave un jefe comunal de la tercera sección.

La bronca estaba servida. Y había que calmar la situación. Los alcaldes dan por sentado que el resultado de las PASO responde a un enojo particular con la Nación y en menor medida con la Provincia. El arribo de Insaurralde, como de Leo Nardini, oxigena.

El brazo legislativo

Insaurralde trae consigo un mix de poder. Su buena relación con Máximo Kirchner no es un dato menor. Menos aún, su llegada a la Legislatura. La Cámara de Diputados, por caso, está a cargo de un delfín propio: Federico Otermín, quien viene trabajando con él desde hace años y se convirtió en su voz dentro de la Cámara baja.

Pero hay más. El ahora jefe de Gabinete había logrado poner tres cabezas de sección en las listas del Frente de Todos rumbo a la Legislatura: Mariano Cascallares (para diputados), Walter Torchio (senador) y Alejandro Dichiara (diputados). Los tres, también, jefes comunales. El primero de Almirante Brown (tercera sección), el segundo de Carlos Casares (cuarta sección) y el tercero de Monte Hermoso (sexta). De esta manera, el lomense sumará más participación en ambas cámaras.

Se trata de su círculo íntimo, al cual también pertenece el actual diputado por la quinta sección: Juan Pablo de Jesús, referente del partido de La Costa. Lo que se dice una Legislatura a medida.

Rumbo al 2023

Sin dudas, Insaurralde será uno de los hombres más fuertes de la Provincia que se viene. Y que lo robustece para encarar aquel sueño que se truncó en 2015 cuando decidió bajar su precandidatura para gobernador.

Con este movimiento, además, el lomense quedaría en posición de, en caso de no ir por la gobernación, poder continuar en su pago chico por la ventana que se abrió en relación a la reelección definida al no completar los dos años de su actual intendencia.

Sin embargo, el deseo es más alto. Y sin dudarlo, ahora tendrá la prueba de fuego que podría catapultarlo al frente de la Provincia.