El pasado 17 de noviembre, el Frente de Todos relanzó el gobierno de Alberto Fernández con una muestra de fuerza y convocatoria en Plaza de Mayo. El acto por la conmemoración del día de la militancia justicialista, arrojó una revelación que puede marcar el rumbo y el destino de la coalición oficialista: la constitución de un espacio institucional para definir estrategias, políticas y candidaturas, de cara al 2023.

La remontada electoral registrada en la provincia de Buenos Aires cambió los aires en la interna del Frente de Todos y también de cara a la sociedad. El crecimiento del número de votantes en comparación con las primarias de septiembre, lubricó los engranajes de a coalición y permitió que se reconfiguren las expectativas, pensando en el futuro.

“Si algo hicimos bien fue construir el Frente de Todos, que nos unió y nos dio esta capacidad de convocar a nuestro pueblo”, dijo Fernández frente a una Plaza de Mayo repleta y adelantó: “Quiero que el tiempo que se inicia no sea de silencio, que sea de profundo debate, que cada uno pueda decir lo que piensa, que pueda opinar y que podamos encontrar una síntesis que nos permita avanzar”. El mensaje presidencial incluyó un compromiso ante el electorado. “Mi mayor aspiración es que en el 2023 desde el último concejal hasta el Presidente de la República lo elijan primero los compañeros del Frente de Todos”, afirmó.

La fata de competencia interna en el oficialismo durante las primarias, complotó contra la convocatoria masiva del voto tradicional peronista, sobre todo en el conurbano y habilitó el triunfo de Juntos. Fue mucho más movilizador acudir a las urnas para elegir las opciones alternativas que propuso la oposición, que respaldar las listas unificadas que impulsaba el Gobierno nacional. En Casa Rosada tomaron nota de esto y piensan en darle institucionalidad a la coalición, para habilitar el debate interno y dirimir las candidaturas a través del voto de los afiliados.

El espejo donde se mira el Frente de Todos para darle "institucionalidad" a la coalición política

El modelo uruguayo

El Frente Amplio es una "fuerza política de concepción progresista; democrática, popular, anti-oligárquica y anti-imperialista; y conforma una organización para la acción política permanente con el carácter de coalición y movimiento sobre bases de respeto recíproco de la diversidad ideológica, funcionamiento democrático y unidad de acción".

Su fundación sintetizó un proceso de unidad en el pueblo uruguayo que se jalona con el Congreso del Pueblo, la unidad sindical con la conformación de una central única de trabajadores -CNT- llegando a la unidad política con la creación de esta "coalición y movimiento" que incluye al conjunto de los sectores políticos que lo componen -partidos, movimientos y agrupaciones- junto a toda la red de militantes nucleados en comités de base y departamentales.

Dentro de los grupos que integran el Frente Amplio, se pueden distinguir diferentes ideologías, como el comunismo, el socialismo, el marxismo, la socialdemocracia, y en menor medida el liberalismo y la democracia cristiana, así como alianzas, frentes y espacios internos. 

Desde el año 1999, el Frente Amplio ha sobresalido como la primera fuerza política en los comicios generales para cargos nacionales, siendo el partido político con más bancas en ambas cámaras de la Asamblea General. Ocupó la presidencia de la república entre 2005 y 2020 con Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) y José Mujica (2010-2015) como presidentes, y ubicándose en primer puesto en primera vuelta en las elecciones de 1999 y de 2019, pero perdiendo en la segunda vuelta.

El espejo donde se mira el Frente de Todos para darle "institucionalidad" a la coalición política

La historia del Frente Amplio

En una sesión histórica, presidida por el senador Zelmar Michelini se realizó el acto fundacional del Frente Amplio el 5 de febrero de 1971, en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo uruguayo. Participaron del acontecimiento delegados de los grupos políticos fundadores, delegación de la CNT, trabajadores de la Cultura, obreros, estudiantes, medios de prensa y un numeroso público.

En ese momento, estuvo integrado por los históricos partidos de izquierda: el Socialista, el Comunista y el Demócrata Cristiano, liderados respectivamente por José Pedro CardosoRodney Arismendi y Juan Pablo Terra, más otros sectores minoritarios. También se integraron a la coalición varios grupos disidentes blancos y colorados y otros ciudadanos de carácter independiente, como Líber Seregni (de extracción batllista), que se convertiría en el primer presidente del partido, y en el primer candidato a la presidencia de la República.

En su Declaración Constitutiva se delinean las bases programáticas de la unidad fundamentadas en un hondo convencimiento de la construcción de una sociedad justa. Un mes después se aprobó el Reglamento de Organización, donde se expresa que la coalición es una entidad política autónoma, distinta y diferenciada de las fuerzas que la integran.

Tanto en las Bases Programáticas, como en el Acuerdo Político, se afirma que el Frente Amplio es una organización "con el carácter de coalición movimiento" y que se comprometen al "mantenimiento y defensa de la unidad, al respeto recíproco de la pluralidad ideológica y al acatamiento de las resoluciones tomadas por los organismos pertinentes"

El espejo donde se mira el Frente de Todos para darle "institucionalidad" a la coalición política