Que Patricia Bullrich viajara a una protesta contra el Gobierno en Córdoba con pasajes correspondientes a la senadora Laura Rodríguez Machado no fue algo novedoso, pero sí noticiable: la presidenta del PRO utilizó recursos asignados para actividades legislativas en una actividad partidaria y generó malestar en algunos dirigentes. El peso de la figura de Bullrich produjo mayor impacto que el ocurrido habitualmente. Sin embargo, hay quienes sostienen que transferir pasajes es una acción legítima.

En la actualidad, cada senador cuenta con veinte pasajes aéreos mensualmente. Durante la cuarentena y las restricciones de circulación en el país, el dinero correspondiente a esos pasajes se donaba a instituciones sanitarias por decisión de la presidenta del Senado, Cristina Kirchner. Pero con las flexibilizaciones, los senadores volvieron a disponer de los aéreos y reaparecieron los escándalos por los pasamanos.

Un importante senador de Cambiemos explica que diez de los pasajes asignados a cada legislador en la Cámara alta son para uso personal y diez son transferibles: está pensado para asesores o acompañantes de los parlamentarios en actividades oficiales, pero todo termina en el sentido común: no hay una prohibición para que el senador no haga un uso “irresponsable” de los pasajes, sino que depende del criterio y del buen tino de cada legislador que se haga una utilización razonable o ética. El dilema pasa al plano de lo moral.

De hecho, Patricia Bullrich salió a aclarar que había hecho uso del pasaje de Rodríguez Machado para participar de la movilización opositora por el #8N en Córdoba a raíz de falta de información y de dificultades a la hora de viajar por la pandemia. También dijo que devolvería el dinero, algo que algunos tomaron como parte de una puesta en escena. El mecanismo es conocido y aunque Bullrich esté intentando “dar el ejemplo”, hay quienes creen que es “circo”.

Este mes, a raíz de la reapertura progresiva en gran parte del país y tras meses de estrictas medidas sanitarias, los senadores pudieron volver a disponer de los pasajes. El caso Bullrich se encuentra dentro del marco normativo. Hay una lectura justificativa y es que “si el presidente de mi partido quiere ir a una provincia a una actividad política, yo como senadora puedo otorgarle uno de mis pasajes transferibles”. Desde la Cámara cuentan que “el canje no existe más”, ya que no hace mucho tiempo atrás, si el legislador no hacía uso del pasaje lo podía canjear por dinero, lo que generaba un considerable aumento de sus ingresos. En concreto, “si usaste solo dos y te sobraron 18, fuiste”.

La legisladora porteña Myriam Bregman salió al cruce de la presidenta del PRO en sus redes sociales: “Lo de Bullrich y los pasajes es una pequeña muestra de sus conceptos de clase: sólo está bien cuando lo hacen ellos porque se lo merecen por derecho divino o natural, o tal vez por tener varios apellidos”, dijo. Y contó a Data Clave que desde este mes los legisladores volvieron a disponer del recurso: “No había pasajes porque no había vuelos: el sistema estaba cortado y volvió el mes pasado”.

La diferencia sustancial entre lo que ocurre en Senado y lo que ocurre en Diputados radica en si los pasajes “transferibles” son nominados o innominados: en Diputados, desde abril de 2018 y bajo la presidencia de la cámara de Emilio Monzó, se dispusieron a través de una resolución algunas reglas generales para evitar negocios con los aéreos: reventa, “arbolitos” en los despachos y asesores de bolsillos gordos. En ese entonces, los diputados tendrían veinte pasajes: doce para uso personal, ocho transferibles; pero se debía dar una lista limitada de personas a quienes podía otorgarse ese vuelo. Así, se buscaba evitar usos discrecionales del recurso.

Se eliminaron los canjes de pasajes, se ordenó la cuestión de las transferencias y además, se estableció que los diputados, con antelación, podían elegir entre dos opciones: o disponer de los pasajes o pedir un “suplemento de movilidad” no remunerativo. Esto estaba pensado para quienes no hicieran uso habitual de pasajes aéreos por su cercanía con el Congreso de la Nación o con la Ciudad de Buenos Aires, donde se concentra buena parte de la actividad legislativa nacional. “El tipo que elige la movilidad no tiene pasajes. Tiene un suplemento para gastos de auto, nafta y demás. Pero no en el valor de mercado del pasaje. Fue una movida de Monzó para terminar con la reventa”, cuentan desde Juntos por el Cambio. Se estima que con la eliminación de los canjes la cámara de Diputados ahorró en 2018 unos $50 millones, según datos de la Secretaría Administrativa.

LOS NÚMEROS DE LA NUEVA LEGISLACIÓN EN DIPUTADOS

DESARRAIGO Y MOVILIDAD:

Reciben una liquidación por desarraigo y por movilidad los diputados y las diputadas cuyo domicilio real se encuentra ubicado fuera de un radio de 100 kilómetros de la Capital Federal y que, de acuerdo con la RP N° 487/18, optan por recibir una suma fija no remunerativa en concepto de movilidad.

Desarraigo: 14,21% del total de la dieta, la cual se ajusta por paritarias.

Movilidad:

a. $10.000, en caso de que el diputado o la diputada opte por recibir una suma fija no remunerativa de diez mil pesos, en lugar de tramos terrestres, y la asignación de doce (12) tramos aéreos innominados para su uso, ida y vuelta, dentro del territorio Nacional.

b. $20.000, en caso de que el diputado o la diputada opte por recibir una suma fija no remunerativa de veinte mil pesos, en lugar de tramos aéreos, y la asignación de veinte (20) pasajes terrestres para su uso dentro del territorio Nacional.

c. $30.000, en caso de que el diputado o la diputada opte por una suma fija no remunerativa de diez mil pesos, en lugar de tramos terrestres y una suma fija no remunerativa de veinte mil pesos en lugar de pasajes aéreos.

La otra cara de la moneda son los legisladores del interior. Un senador que vive a más de 1000 kilómetros de Buenos Aires dijo a este medio que veinte viajes por mes no alcanzan para venir a  Buenos Aires todas las semanas con un acompañante o asesor”. Cuenta que gasta todos los pasajes que les dan por mes y que en un mes de actividad parlamentaria normal, el recurso es insuficiente. Que se otorgue la misma cantidad de viajes a todos los senadores sin contemplar distancias parece arbitrario y también despierta críticas. “Es injusto que nos peguen siempre por el tema, a los que somos del interior lejano no nos alcanza”.

Mientras se discute la polémica por el caso Bullrich, se desnudan otros temas de debate. ¿Por qué hay pasajes transferibles innominados? ¿Está bien que eso ocurra? ¿Deberían marcarse diferencias entre las actividades políticas y las partidarias? El economista Roberto Cachanosky cree que los pasajes “siempre fueron un sobresueldo de los legisladores, una barbaridad, manejan el sistema a su antojo”. En Diputados el esquema de pasajes parece estar más claro que en el Senado, aunque en la “corporación” legislativa hay quienes prefieren conservar el statu quo antes que transparentar algunas situaciones.