(Desde la redacción de Data Clave) El presidente Alberto Fernández dijo que durante su gestión hará todo lo posible para “que dios no atienda solo en Buenos Aires” y que lo llena de culpa ver la Capital Federal "tan opulenta". Fue al encabezar el acto por la firma del Acuerdo Federal de la Hidrovía Paraguay-Paraná en Puerto General San Martín, en la provincia de Santa Fe.

“Buenos Aires es una ciudad que nos llena de culpa de verla tan opulenta, tan bella, tan desigual e injusta con el resto del país. Solo fuimos capaces de construir desigualdad e individualismo”, confesó Fernández.

Por ese motivo, anunció que durante su presidencia hará que “el país unitario funcione como un país federal”. Como parte de esto, la sede del Consejo Nacional de la Hidrovía se pondrá en Rosario y quiere llevar a Neuquén una sede de la secretaría de Energía.

Con la firma de este acuerdo se creó la “Hidrovía Sociedad del Estado”, a través de la cual el Gobierno busca monitorear la administración del sistema de navegación troncal de la vía que conecta los ríos Paraná, Paraguay y de la Plata. 

Tal como adelantó Data Clave esta mañana, del acto participaron los gobernadores de Corrientes, Gustavo Valdés; Chaco, Jorge Capitanich; Entre Ríos, Gustavo Bordet; Formosa, Gildo Insfrán; Misiones, Oscar Herrera Ahuad; Santa Fe, Omar Perotti; y Buenos Aires, Axel Kiciloff,  ya que la nueva sociedad estatal estará integrada en un 51% por Nación y 49% en siete partes iguales entre las siete provincias ribereñas.

La relevancia del anuncio se explica desde el papel clave de la hidrovía a nivel nacional. Por ese canal se mueve entre el 60% y el 75% del comercio exterior, en torno a los US$70 mil millones por año.

Por las aguas de la hidrovía Paraná-Paraguay navegan los buques que cargan las exportaciones argentinas de la industria y del campo: unas 100 millones de toneladas de graneles, 1.6 millones de contenedores y 750 mil autos y camionetas que salen del país en embarcaciones. Es esa vía navegable la que permite la reducción de los costos logísticos en la comercialización internacional.

La concesión de la hidrovía está en manos de Hidrovía S.A, consorcio integrado por la empresa belga Jan de Nul y la compañía de capitales nacionales EMEPA, de Gabriel Romero. El empresario argentino es uno de los arrepentidos en la causa Cuadernos tras confesar el pago de coimas por US$600 mil al ex secretario de Coordinación Roberto Baratta, con el objetivo de conseguir la extensión del contrato hasta 2021.

Aunque en 2019 Jan de Nul se despegó de EMEPA, los socios en conflicto podrían competir por el dragado y el balizamiento del Río Paraná en la próxima licitación. Existe una serie de denuncias contra el Estado a partir de la confesión de Romero, ya que según la ley de Administración Pública se debe quitar la concesión a una empresa investigada, algo que no ocurrió.

El llamado a una nueva licitación está previsto para los meses de marzo y abril del año próximo. La concesión del sistema de navegación troncal vence en mayo, pero existe la posibilidad concreta de que se prorrogue por un año. Con la conformación de la sociedad estatal, Nación y las siete provincias pasarían a monitorear la administración de la autopista fluvial: apuntarán a asegurar las reinversiones que realice la empresa privada que gane la licitación.  

El sector privado recibirá con cautela el anuncio. Exportadores, industriales y privados buscarán tener participación en un órgano de control autónomo junto a Nación y a las Provincias. En 2019, cámaras de empresarios santafesinos financiaron los estudios de factibilidad para colaborar en la redacción de los pliegos de la licitación de la hidrovía. El ex ministro de Transporte Guillermo Dietrich había planteado entonces que el Estado no estaba en condiciones de asumir los costos del informe no vinculante. La injerencia de los privados podría significar un factor de presión.