La ciudad de Rosario atraviesa uno de los momentos más complicados en materia de seguridad. Y en plena campaña electoral, desde Juntos por el Cambio tuvieron una original e insólita iniciativa: repartir chalecos antibalas caseros.

La precandidata a concejala del espacio evangélico UNO, Silvia Canterella, fue la ideóloga de la peculiar actividad. "Esta semana amanecimos con la noticia de que balearon por cuarta vez el edificio del Centro de Justicia Penal. ¡Qué podemos esperar los ciudadanos de a pie!", expresó la dirigente.

Según explicó Canterella en diálogo con La Capital “no hace mucho que comenzamos; se me ocurrió la idea porque en los barrios que estamos trabajando son los más peligrosos de la ciudad. Y debido a las balaceras que hay, la gente tiene miedo”.

La dirigente evangélica agregó que la iniciativa nació a partir de un consenso entre colaboradores de los barrios marginados, donde trabaja como referente social desde hace doce años en zonas del Distrito Noroeste de Rosario, donde también dice coordinar talleres de oficio para rescatar a jóvenes del consumo de las drogas y la marginalidad.

“Es un grito desesperado de los vecinos que intentan enviar un llamado de atención a las autoridades, elaborando esta medida de protección que en apariencia imita a un chaleco antibalas pero que por supuesto no tiene las mismas características”, apuntó. Según detalló, son varias costureras de diferentes barrios que trabajan en la fabricación de estas corazas para repartir entre los vecinos y pueden pedirse a través de las redes sociales de la precandidata.

Tweet de Silvia Cantarella

“En los barrios se vive un escenario de guerra. Es por eso que decidieron autoprotegerse confeccionando esta especie de ‘chaleco blindado artesanal’, que están fabricados con un material resistente, y cuentan con bolsillos donde se insertan placas de hierro fundido que tienen por finalidad cubrir los órganos vitales”, remarcó la precandidata en un comunicado. 

Canterella advirtió que no se trata de un chaleco profesional reglamentario, sino que emplea una tela resistente denominada “cordura” y contó que un gimnasio donó discos de fundición que se utilizan para hacer pesas, pero que en los bolsillos pueden servirse de cualquier material. “Sólo buscamos sentirnos algo más seguros y asistir a una demanda social ante la falta de respuestas de las autoridades”, añadió.

En la misma sintonía, Cantarella afirmó que “es una forma de pedir ayuda, necesitamos que nos protejan, más presencia de la policía, del Estado, la seguridad y la tranquilidad y poder sentarnos tranquilos en la vereda. Las balaceras son algo impresionante. Si no nos cuidan nos tenemos que cuidar nosotros: no queremos que la gente se arme, pero necesitamos cuidarnos y tampoco queremos que una bala nos perfore el estómago”.

Y sentenció: “Las madres y los padres ya no saben cómo proteger a sus hijos. Las balaceras son a diario contra viviendas, autos e incluso hacia las personas. No hay presencia del Estado. Estamos deliberadamente solos”.

Cabe recordar que días atrás, Matías Adery, uno de los cuatro fiscales que participa del juicio contra la banda narcocriminal Los Monos, conducida por Ariel "Guille" Cantero, aseguró que tuvo que bajar a buscar una pizza con un chaleco antibalas por el medio a sufrir un atentado, en el medio de un clima de tensión y amenazas.

El fiscal dialogó con Radio 2 de Rosario luego de la audiencia de apertura del debate llevado a cabo en el Centro de Justicia Penal de esa ciudad santafesina y señaló que “trata de vivir de la manera más tranquila posible”, sabiendo que forma parte de un proceso judicial muy complejo.

“Yo hace dos años que tengo custodia y uno se va adaptando, por supuesto no es la situación más cómoda. Hay momentos como este que por supuesto la custodia me dijo que tenía incentivar un poco que sea más estricta. Por ejemplo ayer me tuve que bajar a buscar un pizza con un chaleco antibalas, relató Adery.