El PRO arde. Y en la provincia de Buenos Aires se ven las primeras llamas de de un incendio que, por el momento, no pudo ser controlado y que, al parecer, necesitará de varias dotaciones para poder apagarlo. La ola de renuncias dejó al partido en una situación muy compleja dentro del marco legal. Sucede que ya son 25 de 34, los dirigentes que tomaron la decisión de dar un paso al costado. Un movimiento orquestado desde arriba y que vuelve a exponer la puja interna por el control del partido de cara a lo que serán las elecciones del 2025.

Quien encendió la primera chispa no fue otro más que el presidente del partido a nivel nacional, Mauricio Macri, quien decidió poner un freno contundente a la avanzada de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, quien comenzó a tejer a su favor una red de unidad territorial con los armadores de La Libertad Avanza. Algo que provocó la furia de varios dirigentes bonaerenses, que hicieron saber su enojo hacia sus diferentes terminales hasta que el expresidente de la Nación tomó la decisión de accionar.

Las salidas de, entre otros, los diputados Cristian Ritondo, Diego Santilli y Silvia Lospennato, los intendentes Guillermo Montenegro (Mar del Plata), Javier Martínez (Pergamino) y Soledad Martínez (Vicente López), expusieron de manera directa al jefe comunal Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y a su esposa, la senadora bonaerense y actual presidenta del partido a nivel provincial, Daniela Reich. 

Ambos vienen trabajando en pos de un acercamiento territorial con los dirigentes de La Libertad Avanza. Los dos estuvieron presentes en Esteban Echeverría, donde se llevó a cabo el encuentro que terminó de implosionar a la actual conducción. “Una cosa es que algunos dirigentes del PRO colaboren en el gobierno nacional y otra muy distinta es que la presidenta del partido en Provincia arma estrategias que involucran al sello y que no fueron consultadas”, le dijo a este medio un dirigente provincial amarillo.

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Con este accionar, Macri busca acorralar a Bullrich en su intención de generar sus propias líneas internas en uno de los territorios de mayor valía de cara a los comicios del año próximo. “Una cosa es que la orden la dé Patricia y otra muy distinta es que la dé Mauricio que es el presidente y el emblema del partido”, sostuvo la misma fuente. Y agregó: “Por más que el día de mañana se pueda lograr un acercamiento con ciertos sectores, esas órdenes no le corresponden a ella”.

Data Clave intentó saber la opinión de Valenzuela pero, por el momento, el jefe comunal no se va a referir a un hecho reciente que impactó de lleno hacia adentro del partido y que expuso la parte más carnal de la política en lo que refiere al peso de las fuerzas en la balanza partidaria.

“Hay un reacomodamiento del partido que tiene que darse. Esto fue la asunción de Jorge, él se fue. Hay diferentes grupos, y cada uno tiene su valía, su apetencia y su legitimidad. En el nacional se pudo hacer y cada uno puso lo propio. En la Provincia no”, sostiene un dirigente de peso en el interior. Y añadió: “Lo ideal es que todos los sectores coloquen lo que peticionan. Pero no aprovechar una posición en la que quedaste por una posición ajena. ¿No tenés ningún sector y querés presidir?”.

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Cabe recordar que Reich asumió tras la baja de Jorge Macri, quien tomó la decisión de correrse de la conducción para no dejar a la vista el conflicto de intereses al convertirse en jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La sucesión quedó en poder de la senadora bonaerense quien, junto a su marido, comenzaron a tejer su propio red con fuertes acercamiento a Milei. A tal punto que el Presidente, días atrás, compartió un video del jefe comunal y lo tituló como uno que sí la ve en relación a la iniciativa del intendente de proponer la tasa cero para empresas.

Ahora lo que resta por resolver es de qué manera continuará la conducción del partido a nivel provincial. Como es sabido, Ritondo busca tomar el control pero para lograrlo deberá reunir las diferentes adhesiones internas y, a la vez, lograr contentar a todas las diferentes terminales. Además, claro está, de contar con la venia del propio Macri.