El segundo semestre resulta muy complejo para el Gobierno, tal como lo esperaba el equipo económico. A la falta de reservas se le suman las importaciones de energía por los altos precios internacionales y la demanda de dólar ahorro, mientras que el blue supera récords nominales todas las semanas. Ayer, el tipo de cambio informal cerró arriba de los $300. Mientras el Gobierno envía señales a los mercados y espera el apoyo de Estados Unidos en el rumbo del programa económico para que sirva como un “ancla” en las expectativas.

En su primera aparición como ministra de Economía, Silvina Batakis había anticipado que el segundo semestre sería “muy complejo en materia de deuda” porque hay muchos “y muy fuertes” vencimientos. Es que la corrida de los bonos CER con los que mayormente se financiaba el Tesoro generó las tensiones cambiarias a principios de junio, antes de que renunciara Martín Guzmán. 

Ayer, el dólar blue cerró a $296 para la compra y a $301 para la venta, alcanzando un récord nominal. El billete había comenzado julio con un valor de $238. En tanto, los dólares financieros siguen en cifras elevadas. El contado con liquidación (CCL), mediante el GD30, está en $305,03. El dólar MEP, a través del bono AL30, está $300,56. Y el dólar turista está $237,56.

El Gobierno intenta mostrar que no se conmueve con el salto del tipo de cambio paralelo, sí los preocupan el CCL y el MEP porque sirven de referencia para las empresas que producen en nuestro país con insumos encarecidos y vendiendo sus productos a precios más elevados. Sin embargo las expectativas de inflación para este año se dispararon arriba del 80% por los movimientos de las últimas semanas.

"Lo que tenemos que ser conscientes es que cuando hablamos de brecha cambiaria es que en el mercado paralelo son, aproximadamente, U$S 3 millones por día mientras que en el mercado oficial son U$S 1.000 millones, entonces cuando uno exagera esta situación, la verdad es que tiene que mencionar eso", afirmó Batakis en su primera conferencia de prensa el lunes pasado.

Ese día anunció medidas en línea con reducir el gasto y ratificó su creencia en el “equilibrio fiscal”: señal para tranquilizar al mercado que tuvo un efecto corto y para el FMI en busca apoyo en caso de incumplir alguna de las tres metas acordadas con el organismo. A la que más hace referencia Batakis es a la de déficit del 2,5% del PBI a fin de año, que es parte de lo que los inversores miran a las hora de comprar bonos del Gobierno. A mayor déficit, más necesidad de deuda para cubrirlo porque no hay posibilidad de emitir más del 1% del PBI para asistir al Tesoro y menor posibilidad de repago de dichas obligaciones. 

La ministra acompañará la semana que viene a Alberto Fernández en su gira por Estados Unidos, en la que el Presidente tendrá una cumbre con Joe Biden. La presencia de Batakis, que espera poder reunirse por primera vez cara a cara con la directora del FMI Kristalina Georgieva, debería funcionar como un gesto de apoyo a la visión de la ministra. El organismo ya advirtió que el segundo semestre deberá ser de una “mayor disciplina fiscal”.

El apoyo de Estados Unidos debería funcionar para destrabar los préstamos de organismos multilaterales que funcionaron como garantía del acuerdo con el FMI. Uno de ellos representa US$ 500 millones por parte del BID que debería haber llegado en junio y aún sigue retrasado. El encargado de esas gestiones es el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Gustavo Beliz. Ese dinero vendría a engrosar las reservas y a financiar obras de infraestructura que están reclamando los intendentes.

Al respecto de las reservas, según el acuerdo sellado con el FMI en marzo pasado, el Gobierno comprometió a acumular divisas por U$S 5800 millones para 2022; U$S 4000 millones para 2023 y U$S 5200 millones para 2024. Entre más reservas tenga Argentina en el BCRA, entiende el equipo económico oficial, menores serán las presiones sobre los tipos de cambio. Restará saber a qué precio cierra el dólar blue y los financieros esta semana.