Las internas en el Frente de Todos están más expuestas que nunca y vuelve al centro de la escena una discusión que también estuvo presente el año pasado: cómo recuperar los ingresos de la población. El presidente Alberto Fernández confía en los acuerdos para “anclar expectativas” y frenar la inflación, el kirchnerismo reclama una política más “agresiva”.

La economía recuperó el año pasado lo perdido durante la pandemia creciendo al 10,3%, traccionada por la industria y la construcción, el desempleo es el más bajo desde 2016 y la pobreza volvió a los niveles de 2019. Si bien son resultados para nada despreciables, la situación social continúa siendo preocupante y trae problemas al Gobierno.

El problema principal son los ingresos, muy deteriorados durante la gestión de Mauricio Macri y con una recuperación incipiente en la del Frente de Todos. Los informales se llevaron la peor parte en ambos procesos. Un análisis de LCG con los últimos datos del Indec disponibles advirtió que, en la comparación con el máximo de noviembre 2017, la pérdida de poder adquisitivo es “elevada”: “21,7% promedio”. “No sorpresivamente los más afectados son los trabajadores informales con una caída real del 32,1%”, añadieron.

La pérdida del poder adquisitivo tiene que ver centralmente con la inflación, que en los últimos meses se aceleró y en marzo tocó el 6%, el mayor nivel desde la crisis macroeconómica de 2019. Ese año, la inflación fue casi 54%, la más alta desde 1991, mientras que para este año las estimaciones de las consultoras dan como base 55%. La guerra en Ucrania fue un cimbronazo a nivel mundial.

El propio Fondo Monetario Internacional habla de “riesgo alimentario” y posibles estallidos sociales en las regiones más vulnerables a las subas internacionales de alimentos, que puede devenir también en faltantes. Desde el ala kirchnerista del Gobierno, hay un temor claro en ese sentido. Así lo expresó el jueves el Secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti: “Estamos en un mundo muy difícil y el ministerio de Economía tiene que bajar líneas claras de política económica que reduzcan la volatilidad y preserven ingresos populares, si no esto se va a poner feo”. El funcionario además pidió por subas de retenciones para “desacoplar” las subas internacionales de alimentos de la economía local.

Del otro lado, el presidente respalda a sus espadas económicas: el titular de Hacienda, Martín Guzmán, y su par de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. La apuesta oficial es a “anclar expectativas” coordinando precios con empresarios y sindicalistas. Además, en la micro, propicia canastas con Precios Cuidados de referencia en diferentes segmentos.

La alimentación es uno de los puntos más calientes de la agenda actual. La situación en la “calle” se tensa cada vez más con las protestas en el microcentro porteño pero también en otros puntos del país. El kirchnerismo ve que parte de su base electoral está descontenta. "Hay que dejar de quejarse porque cortan la calle. ¿Qué querés que hagan? Hay que hacerse cargo de la gestión, de la seguridad, de la comida y del trabajo. Hay que cortarla con las pendejadas en la televisión", apuntó Máximo Kirchner en referencia a algunos funcionarios del Ejecutivo que criticaron las marchas de los últimos días, como en el caso del ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta.

Asimismo, el Ministerio de Trabajo se dispuso a abrir las discusiones paritarias con una pauta del 40%-45% pero con posibilidad de revisiones más cortas. Una fórmula similar a la del 2021, cuando los salarios formales le ganaron a la inflación pero corrieron de atrás todo el año.

Las diferencias internas quedaron expuestas, en aquel momento, con la derrota electoral. En ese momento también hubo diferencias sobre la política de ingresos. La paritaria de los trabajadores del Congreso, que manejan la vicepresidenta Cristina Kirchner y el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa, rompieron el techo del 29% que había impuesto Guzmán y lo llevaron al 40%. Este año ambos otorgaron desde abril una suba de $20.000 para los trabajadores del Parlamento.

Actualmente, las diferencias sobre la política económica también están presentes en otros sectores que no son el kirchnerismo más “duro”. El massismo, algunos gobernadores, organizaciones sociales que están dentro del FdT, entre otros, piden la cabeza del titular del palacio de Hacienda. Desde algunos sectores incluso se animan a dar nombres o esquemas de reemplazo.

Alberto Fernández, mientras tanto, se refugia en su círculo de confianza y resiste el fuego amigo. Todos piensan en 2023 y las posibilidades de seguir en el poder, aunque quienes están en desacuerdo con el rumbo económico coinciden en que mejorar ingresos será vital para tener chances.