Los mercados globales sufrieron en 2022 una de sus peores performances en años ante el temor a una recesión en las principales economías del mundo, producto básicamente de tres factores: la guerra entre Rusia y Ucrania, los niveles de inflación no vistos en 40 años y la creciente suba de tasa, impulsada por la mayoría de los bancos centrales, para tratar de contener la suba generalizada de precios.

Pero como casi siempre en las últimas décadas, Argentina corre, en varios ámbitos, en contra de la corriente, y la bolsa porteña se convirtió en el segundo mercado con mayores ganancias en todo el mundo, detrás del mercado turco, gracias a la disparada de las acciones del sector energético (el precio de la acción de YPF, por caso, se cuadriplicó en pesos y más que se duplicó en dólares), las grandes triunfadoras a nivel global, como consecuencia del conflicto bélico. Así, el S&P Merval ganó un 42% en dólares (medido en Contado con Liqui, tipo de cambio que usan las empresas para sacar divisas fuera del país).

Medido en pesos escaló un 142%, el doble de lo que subió la moneda estadounidense en Argentina en sus diferentes versiones: oficial (+72,5%), financiero (+70,3%), o blue (+66,8%), que cerró el año a $346, en un contexto donde el dólar a nivel global tocó máximos de 20 años frente a otras grandes divisas.

También la Bolsa superó en rendimientos a inversiones más tradicionales como el plazo fijo a 30 días, que rindió cerca del 70% en el año. Por su parte, los bonos en pesos con ajuste por inflación (CER) anotaron subas de hasta 94%, en línea con el IPC que se proyecta para todo 2022.

Vale recordar que en junio, los temores de insostenibilidad de la deuda en pesos (y principalmente la atada a la inflación) generaron ventas masivas. Luego, recuperación mediante, la curva CER quedó cortada entre tasas pre y post PASO del 2023. Desde la venta masiva de dichos títulos, el BCRA se mantuvo activo en el mercado secundario para proveer de liquidez, y sus cotizaciones recuperaron algo del terreno perdido.

La contracara del panel líder de Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA) fueron los bonos soberanos en dólares que, pese a rebotar fuerte desde julio pasado, cayeron hasta 28% a lo largo de 2022, lo que se vio reflejado en el riesgo país argentino que saltó 30% a unos 2.200 puntos, luego de rozar los 3.000 puntos en medio de la crisis política tras la salida del exministro de Economía, Martín Guzmán.

“El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania generó un abrupto salto en los precios de los commodities que luego terminó siendo neutralizado por los temores recesivos. De todas formas, se mantienen en precios promedio ´elevados´ en términos históricos, dando aire a las economías emergentes”, sostuvieron desde Inviu.

Es por ello que, los mercados latinoamericanos tuvieron una buena performance: “Argentina y Brasil sobresalieron tanto por sus atractivas valuaciones como por posicionamientos tácticos de corto plazo por parte de los inversores”, agregaron desde la investtech.

Del otro lado del mundo, la bolsa de Frankfurt cedió 12% y París 9,5%, sus peores desempeños desde 2018. Por su parte, Wall Street sufrió su peor caída anual desde 2008. El índice S&P 500 -la principal referencia de Nueva York para los inversores- se hundió 20% y el Nasdaq, de fuerte componente tecnológico, se desplomó más de 30% en el año. Por su parte, la bolsa de Hong Kong sumó una caída acumulada de 15,5% y la de Shanghai un retroceso de 15,1% en sus mayores deslices anuales desde 2011 y 2018, respectivamente. A su vez, Tokio se desplomó en 9,4% en su primera caída anual desde 2018.

En cuanto a las materias primas, los precios del petróleo subieron en 2022, con el crudo Brent del Mar del Norte ganando cerca de 10% en Londres y en Nueva York el West Texas Intermediate (WTI) creciendo alrededor de 7%. Sin embargo, aún se mantienen muy por debajo de los máximos alcanzados en marzo tras el inicio de la guerra en Ucrania desatada por Rusia, productor clave de crudo, que también disparó los precios del gas natural.

Perspectivas para 2023

"Recesión, inflación y la estanflación probablemente dominarán los titulares en 2023", adelantó Ipek Ozkardeskaya, analista de SwissQuote, quien remarcó además que "el dato más importante del año pasado es: la era del dinero fácil terminó, y terminó para siempre". Y, “dado que todavía hay mucha liquidez barata de los bancos centrales esperando a ser retirada, la situación puede que no mejore antes de empeorar", advirtió.

Otras voces son algo más optimistas para el año que comienza: “Da la impresión que USA, aplicando la medicina tradicional, logrará bajar finalmente la inflación y con ello, se calmará la suba de tasas de interés en algún momento del año entrante. Cuando ello ocurra, el dólar habiendo llegado a su pico comenzará a aflojar, al igual que la tasa de interés, escenario benevolente para los mercados emergentes. Al mismo tiempo China, liberándose paulatinamente del COVID, será la buena noticia para reestablecer la demanda habitual de comodities”, vaticinó a Data Clave Augusto Darget, presidente de Silver Cloud Advisors.

Desde INVIU, en tanto, subrayaron que “el escenario base 2023 para la economía global implica una recesión suave, una inflación con tendencia descendente, una política agresiva de la FED llegando a su fin en el primer cuatrimestre del año”, ante lo cual volverán a ser “atractivos los bonos y las acciones”, tras el golpazo sufrido el año pasado. “Más allá de eso, hay riesgos que podrían cambiar el escenario”, aclararon.

Frente a este panorama, Darget auguró “una nueva suba de la bolsa local, y al igual que el año pasado, convirtiéndose nuevamente en la mejor alternativa de inversión dentro de los instrumentos locales”. Y recordó que "cualquier plan de estabilización ha sido precedido por un gran ajuste. Notemos el plan Bonex antes de la Convertibilidad y el crecimiento posterior del 2003, precedido por la pesificación asimétrica. Pero esto será materia para el 2024”.

Para Nery Persichini, jefe de Estrategia de GMA Capital, el 2023 “estará signado por una mayor escasez relativa de dólares y por la tentación de un manejo irresponsable de la política económica con fines electoralistas”. En otras palabras, proyectó que “la volatilidad derivada de los vaivenes de la política propiamente dicha estará a la orden del día”. De esta forma, según su punto de vista, “el inversor debería tener en consideración aquellos activos que ofrecen cobertura, ya sea contra el aumento de los precios o contra los movimientos del tipo de cambio financiero”.

Al mismo tiempo, para quienes pueden tolerar mayores dosis de riesgo a sus portafolios, “el debate en torno al ´trade electoral´ (suba de la Bolsa previo a un resultado de los comicios) probablemente represente una oportunidad de revalorización para bonos en dólares y acciones”. Lo mismo observaron desde INVIU: “Durante el año electoral se espera que las expectativas de recambio político puedan dar algo más de recorrido a las acciones”, aunque “se espera bastante volatilidad. En años electorales, suelen verse fuertes movimientos de precio ante las encuestas y en general una suba del tipo de cambio. A esto último se suma la monetización de la economía por los planes de dólar soja y compras de activos en mercado secundario por parte de la autoridad monetaria para contener las ventas de activos”.

Por último, un informe de IOL InvertirOnline indicó que para los inversores que quieran invertir pensando en gastos de corto plazo, como serían vacaciones o los gastos del colegio en marzo, una inversión apropiada es el bono dual (TDJ23). Este instrumento tiene una estructura particular que no ofrecen otros bonos disponibles en el mercado de capitales: va a pagar el ajuste de capital mayor entre la evolución del índice CER (inflación) más un cupón y la evolución del tipo de cambio oficial. Cuenta con vencimiento en junio del 2023 y un rendimiento anual (TIR) esperado del 127%.

Por otro lado, y para aquellos inversores de monto bajo o que desean tener una opción simple, desde IOL sugieren el fondo común de inversión AdCap Wise Capital Growth, cuya tenencia tiene una gran proporción de instrumentos CER con vencimiento anterior a 2024.

Por otro lado, para aquellos inversores que quieran tener sus ahorros en dólares pensando en usarlo en más de un año, consideraron que sería una buena idea apuntar a Obligaciones Negociables (ON) en dólares (bonos emitidos por empresas que pagan cupones y se pueden amortizar en cuotas o a la fecha de vencimiento). En estos momentos, la inflación de Estados Unidos sigue en niveles elevados, con una inflación interanual de 7,1%, lo que significa que “ahorrar en dólares líquidos genere una pérdida importante de valor en los próximos años”.

Desde IOL, afirman que es una buena alternativa la Obligación Negociable de Telecom (TLC5O/D), “que tiene vencimiento en agosto del 2025 y ofrece una estructura de pagos interesantes”. Esta ON ofrece un rendimiento en dólares del 9,4% a la fecha, superando la inflación de EEUU.