Todos los meses se refinancian las deudas en pesos a partir de colocar bonos ya sea atados a la inflación o a la variación del dólar, y se postergan los pagos para los meses siguientes.

Además, se paga deuda a organismo como el Fondo Monetario Internacional (FMI) con créditos que el mismo organismo provee, salvo en junio cuando el gobierno debió utilizar Derechos Especiales de Giro y Yuanes para hacer frente a ese compromiso.

En medio de ese panorama, el Ministerio de Economía informó hoy que el stock de deuda bruta en situación de pago normal alcanzaba a US$ 401.303 millones.

De ese total, el 36% es pagadero en moneda local mientras que, el 64% restante, en moneda extranjera, principalmente dólares.

Esa cifra, en relación a mayo, presentó un aumento de US$ 4.960 millones, debido a una caída de US$ 1.852 millones de compromisos contraídos en moneda extranjera, pero acompañado por una suba el equivalente de US$ 6.812 millones de la emitida en moneda local.

Durante los últimos 12 meses, el stock de deuda bruta en situación de pago normal se incrementó por el equivalente a US$ 25.270 millones, algo más de US$ 2.000 millones al mes.

Esto obedeció a un incremento deUS$ 2.179 de la deuda emitida en moneda extranjera y de $ 23.091 millones de los compromisos tomados en moneda local.

En este marco, el director de Análisis Macroeconómico de la consultora Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina consideró como “insostenible” endeudarse en yuenes para pagarle al FMI.

Sigaut Gravina, en declaraciones a FM Milenium, explicó que los yuanes que tiene Argentina del swap con China “lo usamos para pagarle (la deuda) al Fondo Monetario Internarcional y para pagar importaciones”.

Sin embargo, ese crédito “lo estamos consumiendo a un ritmo vertiginoso y esto no es ni más ni menos que endeudarnos con China. Si seguís pagando con yuanes importaciones o intervenciones en el mercado cambiario, estás llevando a una situación muy insostenible”, dijo Sigaut Gravina.

“Sea quien sea el presidente electo, se va a encontrar un Banco Central que no tiene reservas netas y hay que ver en cuánto quedan las líquidas, que son el último poder de fuego", advirtió el economista.