Terminó la cosecha de trigo. Las lluvias de la primera quincena de enero permitieron mejorar los rindes de la provincia de Buenos Aires y una campaña que había comenzado “floja” por la persistente sequía, logró recuperarse y cerrar con 17 millones de toneladas, que si bien está por debajo de los 19 millones de la 2019/20, está dentro del promedio de los últimos cinco años. 

La oportunidad de comercializar ese grano es muy buena. Durante la semana pasada el valor volvió a ubicarse por encima de los US$ 250 por tonelada en el mercado de referencia de Chicago. Eso implica un 50 % más que en agosto y la máxima cotización desde octubre de 2013. 

Dos factores incidieron en este “despegue” en el valor del trigo. "Por un lado, una caída de los stocks a nivel global, ante una demanda que continua firme, a lo que se suma el ingreso de fondos de inversión que encontraron en el mercado de granos una alternativa más rentable que las acciones”, explicó Ines Najmías, de Agrícola Ascensión, empresa dedicada al arrendamiento de campos y producción. 

Sin embargo, “ese ingreso de los fondos puede ser ‘pan para hoy y hambre para mañana’, si salen de golpe del mercado, como pasa en cualquier esquema de especulación”, dijo Najmias a Data Clave. De acuerdo a los cálculos que manejan las bolsas de cereales del país, la cosecha nueva alcanzó los 17 millones de toneladas, a las que hay que añadirle 2,4 millones adicionales de la anterior campaña. Todo esto genera una oferta final de 19,4 millones de toneladas. 

De ese total, 7 millones se llevan la industria local para abastecer un mercado interno en el que panaderos se pelean con los molinos por el precio de la harina, y su incidencia final en el precio del pan. Por lo cual, unos 12 millones estarán disponibles para la exportación y de esos, la mitad tienen como destino Brasil, nuestro principal comprador de grano.  Por eso el cálculo de lo que dejará la exportación a lo largo de este primer cuatrimestre oscila desde los US$ 2.500 hasta los US$ 3.000 millones, según lo que oscile el precio. De eso, un 12 % lo recauda el Estado a través de las retenciones, es decir, que puede obtener hasta uS$ 360 millones. 

Las declaraciones de exportación venían algo demoradas a finales de diciembre ante la incertidumbre de cómo iba a finalizar la cosecha, pero el cierre del registro del maíz alentó a que las compañías apuraran sus registros, por miedo a que también se clausuraran las ventas al exterior de trigo. Con este “sacudón” las declaraciones de exportaciones alcanzaron al 40% del total de la cosecha, en línea con lo ocurrido el año pasado. 

Se espera que los exportadores vayan liquidando rápidamente el grano hasta abril para hacerse de los dólares y poder terminar de pagar los gastos que insumió la cosecha de Soja, otra que promete grandes ingresos a US$ 500 la tonelada, el mayor precio en los últimos seis años, tanto para el al sector agroexportador como para las arcas del Estado.