Fue todo un gesto de diplomacia la cara del ministro de Economía de Brasil, Fernando Haddad y su explicación referida a que no había en marcha un plan para una “moneda común” con Argentina, y mucho menos con el Mercosur.

“No se tienen los presupuestos económicos como los tuvo Europa para lograr una moneda común, pero eso no quiere decir que no vas a acompañar el proceso de des-dolarización de la región”, explicó Haddad durante la conferencia que brindó de manera conjunta con su par argentino, Sergio Massa, en la Casa de Gobierno.

No es la primera vez que Luiz “Lula” da Silva, en este caso, un miembro de su gobierno, sale a bajar el tenor de las “ambiciones” del Mercosur.

Era el 2005, todavía vivían Néstor Kirchner y Hugo Chávez, cuando el líder bolivariano llamó a conformar “un anillo energético” a partir del petróleo y el gas que produce Venezuela y que tanto requiere Brasil para su industria petroquímica.

Lula, escuchó atento la propuesta. Un dato no menor es que también entraba en esta propuesta Perú, como proveedor de gas. Lo cierto es que el tiempo fue pasando y el proyecto languideciendo, como la explotación petrolera de Venezuela. Por esos días Brasil encontró petróleo frente a sus costas, y dejó para otra oportunidad ese “anillo”.

También Lula supo manejar los tiempos cuando Kirchner, Chávez y su par boliviano, Evo Morales, plantearon en el 2009 la creación de “El Banco del Sur”.

El banco llego a constituirse, pero apenas reunió US$ 7.000 millones de capital, y nunca logró funcionar a la par del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al que quería reemplazar, y donde Estados Unidos, quien más fondos aporta, tiene el poder de veto sobre los proyectos que se aprueba.

En el fondo, las obras que se planteaban no tenían mucho asidero para el criterio del gobierno brasileño, que confía más en su Banco Nacional de Desarrollo, el mismo que se mantiene renuente en financiar el segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner.

Y ahora, funcionarios de Massa y de la presidente del Banco Nación, Silvina Batakis, se aprestan a viajar para intentar incrementar el intercambio bilateral.

“Cuando una empresa brasileña exporta, recibe una carta de crédito, lo mismo tiene que pasar con Argentina”, destacó Haddad.

“Le dije a Massa que si encontramos la ecuación que cierre, si encontramos esta solución, no tendremos dificultades de llegar a niveles de financiación que nos permitan que Argentina respete los compromisos firmados y que logre orientar sus problemas de corto plazo”, dijo el ministro brasileño

A su turno, Massa señaló que “el Banco do Brasil asume un compromiso con las empresas brasileras y el Nación asume uno con las argentinas. Al aumentar la línea de crédito, el Banco do Brasil a 366 días, la obligación de pago de divisas se corre un año y un día, y ese es el impacto positivo que tienen las reservas del Banco Central argentino, porque la operación de pago es automática por parte del Banco Nación y el financiamiento en reales lo realiza el Banco do Brasil a las empresas brasileras”, explicó el titular del Palacio de Hacienda.

Para lograr este mayor financiamiento de las exportaciones argentinas a Brasil “tenemos que negociar plazos, tasas”, reconoció Massa, porque “¿Cuál va a ser la tasa de interés? ¿Quién asume el riesgo devaluatorio?".

El Banco do Brasil le paga al proveedor al tipo de cambio actual, pero recibirá los dólares dentro de un año. Y la empresa argentina, ¿a qué dólar compra? Esa instrumentación todavía no está clara.

Dos días más tarde, Lula viajó a Uruguay, y reconoció que "los reclamos que nos presenta el presidente Lacalle Pou son más que justos, en primer lugar porque su interés es defender a su país, los intereses de su economía y de su pueblo”.

De esta manera, Lula avaló la intención de Uruguay de lograr un acuerdo de libre comercio con China, pero fiel a su estilo, le pidió un favor, consideró que es "urgente y sumamente necesario" que el Mercosur cierre un acuerdo con la Unión Europea (UE) antes de sentarse a negociar con el gigante asiático.