El Gobierno confía en comenzar a tratar el proyecto de ley para gravar la “renta inesperada” la semana que viene. Dentro de los cálculos oficiales, la sobre-alícuota alcanzaría a cerca de 350 empresas con una recaudación de US$ 1.000 millones. De todas formas, la oposición y el círculo rojo ya manifestaron su rechazo a la intención del oficialismo.

El ingreso de la iniciativa a la Cámara de Diputados de ayer abre una incógnita, ya que dentro del propio Frente de Todos dudan de sus posibilidades de sancionar la norma. El proyecto prevé la creación de una sobre-alícuota del 15% del Impuesto a las Ganancias de Sociedades de Capital aplicable al ejercicio fiscal 2022 para empresas que registren una Ganancia Neta Imponible o Ganancia Contable superior a $1.000 millones.

La alícuota contemplará la Ganancia Neta Imponible que haya crecido en términos reales y que cumplan con un margen de ganancia (ganancia contable sobre sus ingresos) en 2022 superior al 10%, o un aumento del margen de ganancia en relación al 2021 de al menos 20%. Las empresas alcanzadas deberán cumplir al menos uno de estos requisitos para ingresar al gravamen.

El objetivo del proyecto es alcanzar a las grandes empresas que incrementaron sus márgenes de ganancias por los efectos colaterales ocasionados por la guerra en materia económica, "algo transversal, a diferencia de otros países", aseguraron desde el Gobierno. Desde Economía estimaron que con los precios internacionales actuales es posible que alrededor de 350 empresas se encuentren dentro de los parámetros contemplados en la iniciativa y, haciendo un cálculo "conservador", consideraron que la recaudación por este concepto rondaría los US$ 1.000 millones.

Ayer, al participar de un encuentro organizado por la Asociación Empresaria de la Argentina (AEA) por sus 20 años, el ministro de Economía, Martín Guzmán, defendió el proyecto de ley y sostuvo que "no hay progreso si el crecimiento no es compartido" y que "este Gobierno es socio de quienes apuesten por el trabajo y la producción".

"La renta inesperada no es un nuevo impuesto; es una sobre-alícuota en un año de guerra que ha generado un gran problema distributivo en todo el mundo; el Estado tiene una responsabilidad en la construcción de reglas de juego para una sociedad que progrese; y no hay progreso si el crecimiento no es compartido", agregó.

Por su parte, los empresarios más influyentes del país, nucleados en AEA, manifestaron terminantemente su rechazo a cobrar un impuesto a la renta inesperada. En su discurso de apertura, el presidente de la entidad, Jaime Campos, apuntó entre otras cosas a la "muy elevada presión tributaria, que ha crecido fuertemente en los últimos 20 años" e hizo referencia a que "en nuestro país rigen más de 160 tributos", por lo que consideró que gravar la renta inesperada "es un retroceso".

En tanto, Héctor Magnetto de Clarín retomó posteriormente el tema de la alícuota a las Ganancias de Sociedades y disparó: "Ahora no sólo hacemos impuestos distorsivos, sino también uno confiscatorio".