El gobierno pagó los US$ 1.860 millones de dólares que debía abonar al Fondo Monetario Internacional (FMI) en diciembre, y el organismo publico su evaluación de 135 páginas sobre el crédito de US$ 45.000 millones otorgado a Mauricio Macri.

Con la evaluación, cada lado de “la grieta” sacó la conclusión que más le favoreció, mientras tanto el organismo comenzó sus vacaciones de invierno hasta el 15 de enero, a la espera de que tanto el oficialismo, como la oposición, logren un consenso sobre cómo pagarán lo que el país debe.

Pero no todo era tan previsible. Esta publicación generó algo inesperado: el ministro de Economía, Martín Guzmán revelo parte de su Plan Plurianual al afirmar que espera “no pagar el capital hasta el 2026” y durante esos cuatro años “pagar el menor interés posible”.

Luego llevó agua “para su molino” -como era de esperar- al destacar que el FMI recomendó controles de cambios para evitar la fuga de capitales. “Música para los oídos oficiales” y bronca entre los ultra liberales que esperaban la liberación total del mercado.

Pero no todas fueron a favor. Como destacó el diputado del PRO, Luciano Laspina “a contramano de la versión del gobierno, el FMI y su staff técnico NO incumplieron los procedimientos y estatutos a la hora de otorgar el préstamo”. Solo dice que el staff se opuso, al igual “que algunos miembros del directorio”, es decir, Japón y Alemania, pero el peso de Estados Unidos, que es la nación que más aporta al fondo, definió la decisión por la afirmativa. Para el Gobierno, es una muestra del apoyo “político” a Macri, pero el informe destacó que el staff no se corrió de sus procedimientos.

También el Fondo apuntó a que la inflación en Argentina “es multicausal”, como sostiene Guzmán, y reconoció que “el programa no cumplió con los objetivos de restablecer la confianza en la viabilidad fiscal y externa al mismo tiempo fomentar el crecimiento económico”.

Pero acto seguido, a manera de exigencia apuntó a que “la estrategia del programa resultó demasiado frágil para los desafíos estructurales profundamente arraigados y las realidades políticas de Argentina”. Es decir, se necesita mayor ajuste. En otras palabras, le siguen preguntando al Gobierno cómo hará para financiar un régimen jubilatorio donde solo hay seis millones de empleados privados que aportan para sostener al resto.

Si bien le hace un guiño a la política de restricciones cambiarias ¿cómo harán para cerrar la brecha que ya llega al 100%? porque “el dólar se ha convertido de facto en la unidad de cuenta de gran parte de la economía y sirve como un ancla nominal para las expectativas de inflación”. Se sabe que Guzmán no quiere pagar un dólar más al Fondo, y es más, que el organismo le devuelva los US$ 3.800 que pagó este año, ante la exhaustas arcas del Banco Central.

Pero todo eso pasará recién después de que presente su famoso Plan Plurianual, que estaba previsto para la primera semana de diciembre y el cual deberá contar “con un amplio consenso” tal cual lo exigió la entidad que hoy preside Kristalina Giorgieva.