Hay una nueva grieta y es la que se está abriendo entre el veganismo y el ministerio de Producción de la Nación. El presidente de la Unión Vegana Argentina cruzó a Matías Kulfas luego de que se conocieran declaraciones del funcionario sobre el acuerdo porcino con China y sobre la reunión que mantuvo Alberto Fernández con activistas, donde se ve al mandatario con los brazos sobre una pancarta que clama contra la negociación.  

Kulfas ratificó el entendimiento con China para producir carne de cerdo en la Argentina horas después de que el Presidente recibiera a Liz Solari y a Manuel Martí en Casa Rosada. Los activistas se oponen al acuerdo por el desarrollo de granjas porcinas que la Argentina lleva adelante para consolidarse como proveedor del país asiático y tuvieron su foto en el despacho de Balcarce 50.  

Muchas personas interpretaron el encuentro como un apoyo de Fernández al movimiento, pero el ministro de Producción tuvo que salir a aclarar que “fue solo un gesto de diálogo” y que la negociación permanece vigente. “El Presidente tuvo la deferencia a recibir a ese sector que representa a menos del 1% de la población de todo el país, pero no quiere decir que esté de acuerdo”.

Esta mañana, en diálogo con Delta FM, el titular de la Unión Vegana, Manuel Martí, le respondió al ministro: “Kulfas dijo una mentira porque los veganos y vegetarianos somos más del 1% de la población argentina: la última medición indica que somos el 12%”, planteó. Y explicó que la reunión en Gobierno fue para entregar las firmas de quienes se oponen al acuerdo porcino que había juntado la iniciativa. “El Presidente nos recibió amablemente, pero están todos muy susceptibles”, concluyó.

En el veganismo rechazan “la megaindustria que fabrica animales” mientras el Gobierno avanza en contratos bilaterales como proveedor. Creen que Kulfas apuntó contra los activistas porque “hizo ruido el rechazo popular contra el acuerdo, el repudio de varios sectores contra el negocio de unos pocos que perjudica a toda la población”. Piden mayor información oficial al Gobierno, que ya tomó nota del reclamo aunque la estrategia parezca, desde ahora, no darle mayor entidad ni relevancia despertando furia en el movimiento.