El robo a un sacerdote camerunés luego de haber comprado dólares en una casa de cambio del microcentro porteño, permitió desbaratar a una banda de asaltantes que lideraba una abogada y que además contaba con la participación de un chofer de una aplicación de celular.

La investigación la realizó la Policía de la Ciudad y permitió desbaratar a esta banda delictiva, que se dedicaba a robar tarjetas y hacer salideras bancarias, y detuvo a cuatro delincuentes producto de allanamientos en el territorio porteño y en el partido de La Matanza.

De los cuatro detenidos, por disposición judicial, a dos de ellos le dictaron la prisión preventiva, en tanto que el restante y la abogada, obtuvieron la libertad, aunque siguen involucrados en la investigación de la causa.

Los procedimientos fueron encabezados por la División Robos y Hurtos, dependiente de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía de la Ciudad, luego de una denuncia recibida por un salidera cometida a un sacerdote camerunés, en diciembre de 2021, y a pedido de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Número, 30 a cargo de la doctora Marcela Sánchez.

El damnificado decidió trasladarse en un auto en alquiler, un Citroën Aircross, a una casa de cambio del Microcentro porteño junto a un amigo para comprar 700 dólares y luego de realizar la operación financiera regresó solo a su domicilio de Villa Lugano junto al chofer de la aplicación de viajes.

Antes de llegar a destino, el sacerdote fue abordado por un delincuente, que a punta de pistola le robó el dinero y lo dejó en la calle para irse con el vehículo y el conductor del mismo.

La víctima decidió hacer la denuncia y a partir de allí por orden judicial, se le dio intervención a la División Robos y Hurtos de la Policía de la Ciudad para que se haga cargo de la investigación y poder dar con el responsable del ilícito.

Por medio de las cámaras de videovigilancia, se vio al delincuente bajar de un utilitario Fiat Qubo y gracias a las lectoras del Anillo Digital, se identificó la patente y se constató a las dos personas que figuraban como titulares del rodado. Además del ladrón, la camioneta estaba a nombre de su mujer, de profesión abogada.

Por su parte, el chofer de la empresa de viajes contratada por el sacerdote camerunés, fue localizado y aseguró que también fue víctima de un robo y que el ladrón se había fugado luego con una moto que lo esperaba, algo que no fue comprobado por las cámaras por la División Análisis y Extracción de Imágenes del Centro de Monitoreo Urbano (CMU). 

En consecuencia, los investigadores intensificaron las tareas y recibieron la aprobación del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 4, a cargo de Martín Yadarola, para intervenir las líneas telefónicas de los implicados, y también se administró información para la causa en perfiles públicos de redes sociales.

A esto se le sumó una supuesta denuncia de un hombre sobre el robo de la Fiat Qubo, con la intención de "limpiar" a la pareja involucrada en el hecho, además de encontrar conexiones entre el delincuente que le robó al sacerdote con el chofer de la aplicación de viajes.

Cuando se pidió el listado de denuncias, se constató que no existía documentación ante las autoridades que confirme el robo del utilitario.

Así, se confirmó la asociación ilícita de la que formaban parte estas cuatro personas y se verificó que la abogada, la líder de la banda, asesoraba a los demás integrantes en con consejos al momento de cometer los ilícitos para no ser descubiertos.

Entre otras cosas, les recomendaba robar tarjetas bancarias para luego ser utilizadas en diferentes compras y operaciones financieras.

Con toda la información obtenida por la Policía de la Ciudad, el Juzgado interviniente ordenó que se lleven a cabo los allanamientos en los domicilios de los partícipes de la banda delictiva.

Los oficiales porteños ingresaron en los domicilios de los involucrados (Villa Madero, Isidro Casanova y Villa Lugano) y en el estudio jurídico de la abogada, en el Barrio Piedrabuena, de Lugano, y logró la detención de los tres hombres y de la mujer.

Además, secuestraron gran cantidad de dinero en efectivo, teléfonos celulares, equipos de electrónica, pasaportes, anotaciones y el vehículo utilizado el día del robo al sacerdote camerunés.