En la población pediátrica, la disfunción olfativa es un síntoma temprano y común de COVID-19. Existe una tendencia a la recuperación rápida de la función olfativa en niños con COVID-19. La inmensa mayoría de los pacientes (94,3%) no presentaba molestias olfativas subjetivas al final del primer mes.

Es la principal conclusión de un estudio realizado en niños hospitalizados en el Centro Nacional de Investigación Médica para la Salud Infantil (Moscú, Rusia) y que se publicó en la revista Laryngoscope el 14 de enero de 2021 “Estado del olfato en niños infectados con SARS-CoV-2”. Participaron 79 pacientes, niños hospitalizados entre abril y mayo de 2020, todos COVID-19 confirmados. Entre los 79 pacientes, 37 (46,8%) eran niños y 42 (53,2%) eran niñas. Todos tenían entre 6 y 17 años. El mayor número de pacientes (14) fue de 17 años y la edad media fue de 12,9 ± 3,4 años.

Los niños del primer grupo ("escolares", n=31) tenían entre 6 y 12 años de edad. El segundo grupo (“adolescencia”, n=48) estaba formado por niños de 13 a 18 años con una media de 15,3 ± 1,4 años. La mayoría de los niños (54 de 79, 68,4%) tenían trastornos olfatorios de diferentes grados inmediatamente después de recibir un resultado positivo de PCR.

El segundo examen, después de 5 días, reveló una disminución estadísticamente significativa en el número de pacientes con hiposmia (41 de 79, 51,9%) y una mejoría en los valores del grupo. En la tercera visita, durante la entrevista telefónica, entrevistaron a 72 de 79 pacientes de los cuales solo 52 respondieron. Después de dos meses, todos los pacientes no tenían quejas de trastornos olfatorios.

La recuperación de la función olfativa se produjo en diez días en 37 de 52 pacientes (71,2%), entre 11 y 29 días en 12 pacientes (23,1%) y más tarde de 30 días en tres pacientes (5,8%). Entonces ellos dicen que la función olfativa en niños con COVID-19 tiende a recuperarse rápidamente, la inmensa mayoría de los pacientes (94,3%) no tuvieron quejas olfativas subjetivas durante el primer mes, y después de 2 meses se encontró una función olfativa normal en todos los pacientes según la encuesta, acá hay que tener en cuenta que solo respondieron 52 de los 79 pacientes en estudio.

En otro estudio realizado por el Servicio de Pediatría del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo y que se ha publicado en la revista International Journal of Pediatric Otorhinolaryngology “Disfunción olfativa sutil después de la infección por el virus del SARS-CoV-2 en niños”. Participaron 126 pacientes durante los tres primeros meses de la pandemia (de marzo a mayo), 33 de ellos con infección COVID-19 confirmada, con una edad media de 8,4 años.

Uno de los objetivos marcados por los investigadores era identificar los síntomas diferenciales entre la infección causada por COVID-19 y otras infecciones virales y estacionales comunes en los niños y las niñas. La fiebre fue el síntoma más común y con mayor sensibilidad. Las diferencias encontradas fueron una mayor especificidad para las alteraciones olfatorias (96,7%); alteraciones del gusto (93,4%) y cefalea (81,5%) asociadas a la enfermedad por COVID-19.

También es bastante sugestivo algún tipo de lesión en la piel cuando se asocia fiebre (82,6%). Otros síntomas como la tos, disnea, vómitos o diarrea no mostraron alta especificidad para esta infección. En sus conclusiones proponen que la prevalencia autoreferida de disfunción olfativa en niños infectados es menor que la descrita en adultos, especialmente entre los más jóvenes, quizás debido al desarrollo inmaduro de los receptores de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) expresados ​​en la mucosa nasal.

Sin embargo, un mes después de la infección, se identificaron alteraciones sutiles (reconocimiento erróneo de olores) entre los niños infectados. La prueba olfativa de detección proporcionó una herramienta higiénica y fácil de usar, adecuada para la detección de niños mayores de seis años. 

En ambos trabajos se habla de la importancia del olfato en los niños, su detección precoz seria indicador temprano de enfermedad por COVID-19, en la experiencia personal, en la población pediátrica, encontré casos que se reportaron en mi consultorio de escolares y adolescentes, todos de sexo femenino, con alteraciones de olfato postCOVID caracterizadas por las presencias de parosmias y fantosmias displacenteras acompañadas de disgeusia, se abre un nuevo camino de investigacion y desde mi punto de vista sugiero que prestemos atención a como huelen nuestros hijos el medio ambiente que nos rodea, con olores simples y conocidos, como el aroma a chicle de frutilla o papas fritas. Ante la duda consulta con tu pediatra u otorrinolaringólogo.