El 75,4% de los estudiantes del último año de la secundaria en la Argentina reconocen que en la escuela suceden episodios de discriminación, de acuerdo con un informe elaborado por la organización Observatorio de Argentinos por la Educación.

La discriminación puede ser por aspecto físico (75,4%),  por características personales o familiares –religión, nacionalidad, género, discapacidad– (67,7%) o directamente amenazas o agresiones entre compañeros (54,5%).

Los datos surgen del informe ¿Cómo perciben la convivencia escolar los alumnos y directores de secundaria?, y sus autores son Alejandro Castro Santander (Observatorio de la Convivencia Escolar, Universidad Católica de Cuyo), Martín Nistal y Eugenia Orlicki (Observatorio de Argentinos por la Educación). 

Para hacer el trabajo se utilizó la información relevada en los cuestionarios complementarios que respondieron estudiantes y directores de secundaria de todo el país en el operativo Aprender 2019 (el último disponible para ese nivel), en los que se indagó sobre las percepciones de estudiantes y directores acerca de los problemas en la convivencia escolar.

Según la percepción de los directores, la frecuencia de los episodios de discriminación y amenazas en la escuela es menor que la percibida por los estudiantes. Pero a diferencia de los alumnos, los directores perciben que las amenazas o agresiones entre estudiantes en redes sociales suceden con más frecuencia de lo que advierten los estudiantes.

El 65,1% de los estudiantes afirman que se llevan bien entre sí, mientras que el 34,9% está en desacuerdo con esta percepción. Por otro lado, cuando se pregunta a los directores por los problemas de convivencia entre estudiantes, solo el 2,8% considera que este es “un problema serio”.

El 17% cree que es un “problema moderado” y el 41,2% considera que se trata de “un problema menor”. Para 4 de cada 10 directores (39%), la convivencia entre estudiantes “no es un problema”.

“Para enfrentar la violencia en general y el bullying en particular, las acciones deben ser complejas y gestionarse en distintos niveles: escuela, aula, docentes, estudiantes, familias y entorno. La violencia, como conducta generalmente aprendida en distintos ámbitos, puede ser prevenida y hasta desaprendida. La escuela requiere –con cierta urgencia– convertirse en ejemplo vivo de que es posible aprender y enseñar en espacios de bienestar y respeto”, señala Alejandro Castro Santander, coautor del informe.

"En la medida que los estudiantes perciban un clima favorecedor en el aula, se sientan escuchados y respetados por sus pares y sus docentes, podrán desarrollarse intelectualmente. Solo en un entorno seguro lograrán construir una sana estima de sí mismos, lograr autonomía, confianza, y aprender a interactuar con otros de manera efectiva. No debemos concentrar nuestro esfuerzo sólo en el aspecto académico de la educación sin tomar el compromiso de formar a los alumnos en valores como el respeto y la solidaridad”, afirma Paola Zabala, directora de Comunidad Anti Bullying Argentina.