Las entidades vinculadas a la industria del libro enviaron una carta al ministro de Cultura, Tristán Bauer, el viernes pasado donde indican que "el retiro del ATP significaría una sentencia de muerte" para muchos de los integrantes.

Para el ATP 7 se excluyeron a algunos sectores que hasta el mes pasado eran considerados críticos. Con este recorte, la cadena de valor del libro quedó fuera. Dada la situación "crítica" que atraviesan, las editoriales, industrias gráficas, distribuidoras y librerías, reclamaron seguir percibiendo la asistencia estatal.

El director institucional y cultural de Fundación El Libro (FEL), Oche Califa, indicó a Data Clave que aún no han obtenido respuesta a la solicitud realizada. "Para nosotros es una situación tremendamente difícil porque el año va a terminar malo, por más que ahora las librerías estén abiertas y que las editoriales hayan retomado una parte de sus salidas de novedades. De todos modos, no va a ser posible hacer pie en lo que queda del año, indudablemente", sostuvo el escritor.

La carta enviada al titular de la cartera de Cultura, que lleva la firma de la Cámara Argentina del Libro (CAL), Cámara Argentina de Publicaciones (CAP), Federación Argentina de Librerías, Papelerías y Actividades Afines (FALPA), Federación Argentina de la Industria Gráfica y Afines (FAIGA), Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y Fundación El Libro (FEL) dice: "Como es de su seguro conocimiento, la tímida recuperación de los dos últimos meses –tras una paralización y posterior reanimación parcial de la actividad- no alcanza, de todos modos, a cubrir los gastos fijos de empresas y comercios".

"La Argentina tiene una industria con historia, pluralidad y declarado orgullo, y debe continuar teniéndola. El retiro del ATP significaría una sentencia de muerte para muchos de los integrantes de nuestro sector, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo", indican las entidades en la carta.

Califa aseguró que hay "una merma muy fuerte en la producción de novedades", ya que se perdieron los períodos de preparación para la Feria del Libro en abril y para la Feria del Libro Infantil y Juvenil, que luego llegan al resto del mercado y las cadenas de librerías. "Lo que está saliendo ahora es una parte del proyecto de lanzamiento que cada editorial tenía", explicó el escritor.

En Argentina hay alrededor de 1200 librerías. "Algunas cerraron, por supuesto, no pudieron aguantar. Si reabrirán o no eso se irá viendo", comentó Califa y agregó que se dio una "paradoja", que las más afectadas fueron justamente las grandes, porque están en shoppings o en avenidas de alta circulación. "Esas librerías sacan un porcentaje muy alto de las ventas, entonces es una situación muy difícil", señaló Califa.

Además, también se vieron grandes pérdidas, por lo sucedido con el año escolar, donde no solo se derrumbaron las ventas de libros de texto, sino también de lo que se denomina "literatura complementaria".

"La facturación no alcanza para cubrir las necesidades de hoy en día de una editorial, de una imprenta, de una distribuidora o una librería, el universo completo. Han menguado de una manera brutal sus ingresos por derechos de autor, más una periferia muy numerosa de gente que trabaja por cuenta propia pero de manera casi continua para el libro, como diseñadores, ilustradores y traductores", concluyó el escritor.

Entidades de la industria del libro piden al Gobierno que no les retire el ATP para sobrevivir