El femicidio de Úrsula Bahillo evidenció una vez más la falta de respuestas del Estado frente a muchas denuncias por violencia de género en el país. La joven de 18 años había denunciado a su ex novio 18 veces, pero nadie la escuchó y terminó muerta a cuchillazos por Matías Martínez, el policía bonaerense acusado por el crimen.

La hermana del asesino habló por primera vez de forma pública y dijo que “hay dos familias destruidas: la de Úrsula y la mía. Estamos muy mal mi familia y yo. Mi familia siente mucho la pérdida de Úrsula”.

Además, dijo que sufrieron amenazas y que tuvieron que irse de su casa por temor a represalias: “Nos tuvimos que ir y dejar mi casa. Es injusto, nosotros no tenemos la culpa”.

Respecto de la investigación sobre su hermano acusado por el femicidio, dijo que “nadie va a defender lo que hizo mi hermano y él va a pagar por eso. Somos su familia, no tenemos la culpa de lo que pasó. La culpa es de quien lo hizo, que fue Matías”.

Siempre en diálogo con C5N, Loana Martínez contó que “estando en mi casa jamás vi nada violento, ni verbal ni físico”, pero que la familia del policía estaba al tanto de las denuncias que había recibido de Úrsula y de otras mujeres por violencia de género.

Respecto de la relación entre la víctima y el femicida, dijo que “él tenía una perimetral sobre ella pero salían igual pese a la perimetral. Mi hermano se veía a escondidas con Úrsula”.

El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, y el jefe de la policía de la provincia, comisario general Daniel García, dispusieron la intervención tanto de la seccional local como de la Comisaría de la Mujer de la ciudad de Rojas, mientras que Asuntos Internos trabaja en “auditorías preventivas”, a raíz del femicidio de Úrsula Bahillo y los posteriores incidentes.