Lo primero que viene a la cabeza es aquella recordada frase de Luis Brandoni en “Cien veces no debo”, la película de Alejandro Doria en la que, el exdiputado nacional, al enterarse que Andrea del Boca, quien personificaba a su hija, está embarazada, sale por la ventana de su casa y grita: “Le inflaron el bombo”.

Acá la historia es otra. Y también tiene que ver con un bombo, en este caso legüero. Sucedió en Villa del Lago, en Villa Carlos Paz. Miguel Fernández, un artista callejero que todos los fines de semana se moviliza al centro de pueblo, se llevó una gran sorpresa cuando tres inspectores municipales se acercaron, le dijeron que se tenía que ir por no tener algunos papeles de habilitación para tocar en la calle. “Me lo secuestraron, me lo retiraron y lo clausuraron” contó el joven en diálogo con medios locales.

Se trata de un caso inédito. No es más que el primer bombo clausurado de la historia: "El juez de faltas se reía. Me dijo 'acá han venido de todo pero con un bombo...', así que primera vez", relató Miguel.

El músico además contó que seguirá yendo a los lugares donde sí le permiten trabajar, para poder sostener a su familia. Y recordó: "En ese lugar yo empecé hace un año más o menos. Mi compañera vende pan casero y yo iba los fines de semana, desde octubre del año pasado. Eso yo le expuse al oficial (...) que tenemos familia, que es nuestro laburo y fueron condescendientes".

Eso sí, para recuperarlo, a Fernández le quisieron cobrar una multa de 11 mil pesos. Sin embargo, el juez de faltas “fue tolerante por ser la primera vez, según narró, y pudo recuperar su bombo tras pagar 600 pesos.