La historia transcurre en un comedor en los márgenes de Lomas de Zamora: “Corazones del Sector 8” les da de comer a unos 200 chicos en situación vulnerable en el barrio 17 de noviembre, localidad de Campo Tongui. Quienes administran el merendero denuncian que no recibieron nunca la Tarjeta Alimentar de la que eran beneficiarios. Acusan a delegados de una organización creada con fines solidarios por adulterar datos y administrar la asistencia estatal de forma arbitraria y fraudulenta.

El comedor infantil funciona desde 2018 en una casa de familia. Quienes cocinan para los chicos a diario cuentan que “la tarjeta nunca la tuvimos nosotros” y demandan a los encargados del Centro Integrador Comunitario (CIC) por inscribir el merendero con fotos de eventos que se habían realizado allí, pero con datos espurios. De esa manera, referentes de la cooperativa que formalizaron el requerimiento de la Tarjeta Alimentar ante las autoridades estarían distribuyendo el beneficio con criterios unilaterales y, según consta en la denuncia, haciendo uso de esos recursos y otorgando menos de lo correspondiente.

La denuncia fue presentada ante el ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires en enero, aunque la práctica se estaría produciendo desde septiembre de 2019, durante la gestión anterior. Sin embargo, desde el merendero cuentan que pese a la presentación y a manifestaciones frente al CIC, “todo quedó en la nada”. No solo eso: luego de los reclamos frente a la cooperativa, algunas personas que acompañaron en las protestas fueron amenazadas y vulneradas en su privacidad: distintos testimonios relatan que vieron cómo sacaban fotos en sus domicilios particulares.

“Nos estafaron”, lamenta una de las personas que está al frente del comedor infantil: “Usaron nuestras fotos y nuestro nombre, pero la asistencia la reciben ellos”. El merendero, que toma su nombre por estar en el Sector 8 del barrio 17 de noviembre, estuvo parado durante la pandemia y luego volvió con ollas populares los sábados: “En la casa se hace parrilla los viernes y se deja un resto para la olla”, cuentan. Con menos recursos, hacen frente al hambre de los chicos que van al lugar en busca de un plato de comida.

Desarrollo Social actualmente está enviando mercadería al comedor: son unos 30 bolsones de comida que se reparten entre las personas más necesitadas. Consultados por Data Clave sobre el tema, voceros de la cartera dijeron que “el ministerio transfiere el dinero para las Tarjetas Alimentar, pero esos plásticos son para personas”. En tanto, en la Provincia dicen que ellos trabajan con mercadería de forma directa y que “los depósitos son con el sistema escolar a los municipios”. Agregan que por los movimientos en los gabinetes, las autoridades actuales de Desarrollo de la Comunidad están en sus cargos desde mayo, cuando Fernanda Raverta pasó a ANSES, y que la denuncia se radicó antes de que asumiera la nueva conducción.

El problema radicaría en los datos personales fraguados: una delegada, titular de otro merendero en La Plata, se habría presentado ante la Provincia como titular de Corazones del Sector 8 y así, habría accedido al beneficio que otorga Nación. En la denuncia, los trabajadores y las trabajadoras del comedor manifiestan “problemas que estamos atravesando a la hora de tramitar ciertos beneficios que por ley nos corresponden y que incorrectamente han sido otorgados a personas que nunca estuvieron vinculadas a nuestra entidad”.

Las principales acusaciones recaen sobre la supuesta presidenta del comedor y sobre representantes que nunca habrían formado parte de la institución solidaria. “Se acercaron al merendero y dijeron que nos iban a brindar ayuda. Nos dieron una olla y un poco de mercadería. Se apoderaron de imágenes de las redes sociales y tramitaron la tarjeta a nombre de nuestro merendero. Siempre la manejaron ellos”, denuncian. Cuentan que los alimentos “quedan almacenados en habitaciones pero no llegan a nuestro comedor". 

La trama de las concesiones arbitrarias tendría su núcleo en el CIC, a partir de vínculos y afinidades del titular de la organización –de quien se reserva la identidad. “Él lo hace para su gente, no para todo el barrio. Pone a su gente, no tiene las tarjetas a nombre de él. Nos hace compras por menos y dice que tiene que usar nuestra tarjeta para otros merenderos. Él reparte como quiere”, relatan fundadoras de Corazones del Sector 8. En tanto, se filtró una conversación telefónica con un hombre muy cercano al referente de la cooperativa, a quien vecinos del Barrio 17 de Tongui reconocen como uno de los punteros en la zona: en el audio, el hombre reconoce que el beneficio estatal “era para repartir a los merenderos que tenía la organización pero bueno, los compañeros querían la tarjeta para ellos”.

Actualmente, el merendero está recibiendo mercadería desde el Estado, pero cuentan que se está haciendo cuesta arriba poder cubrir la alimentación de los chicos que asisten a la institución: “Tenemos 200 familias y nos mandan unas 30 o 40 bolsas. Para la olla no nos mandan nada”, relatan. Y cuentan que la situación, que empezó en septiembre del año pasado, tiene continuidad en estos días: “No recibíamos en la gestión anterior, no recibimos en la actual”, señalan.

La banda de cumbia “La Mara Santos” de Lomas de Zamora compuso una canción con el objetivo de ser la voz de los que no tienen voz: "El Chantilla" fue dedicada a un puntero del barrio “que se lleva lo que no le corresponde” de los comedores comunitarios. La letra apunta al caso del comedor infantil: “Esta es la historia de un gordo, de un gordo atrevido y buchón, que se roba las tarjetas de todos los comedores. Atrevido con la gente, que cagada que sos vos”.

La Tarjeta Alimentar es un instrumento del Plan Argentina contra el Hambre, impulsada en conjunto por Nación, Provincia y municipios. Está orientada a garantizar a las familias el acceso a la canasta básica y es entregada de manera directa por el Banco Nación. Presupone que “no hay intermediarios ni gestores” en la distribución  del beneficio, aunque en algunos casos parece que aún existen zonas grises. En Corazones del Sector 8 siguen esperando asistencia, mientras hacen lo imposible para que los chicos del barrio 17 puedan tener su plato de comida antes de irse a dormir.