Que Diego Armando Maradona era un paciente difícil, todos lo sabían. La complejidad de su cuadro, sumado a su condición de “ídolo todopoderoso” al que nadie se animaba a decirle que no, lo transformaban en un enfermo cuyo control requería de cuidados estrictos y con supervisiones múltiples.

Su estado clínico general, su afección cardíaca y, fundamentalmente, su patología de base, que era la ADICCIÓN, conformaban un escenario complejo para cualquiera que asumiera la responsabilidad de su cuidado.

Por eso, tras la intervención quirúrgica practicada en la Clínica Olivos el 3 de noviembre para descomprimir la cavidad craneal presionada por un hematoma subdural, las autoridades del Swiss Medical Group recomendaron que Diego permaneciera internado bajo férreos controles terapéuticos, con el objetivo de evitar las complicaciones que podría ocasionar un retorno a la flexible vigilancia de su entorno.

“A Diego lo tuvimos que atar para evitar que se arrancara la vía a través de la cual le suministrábamos la medicación prescripta”, explicó a Data Clave una fuente del equipo que lo atendió durante su internación. No había otra manera de controlar a Maradona que no fuera mediante un dispositivo cerrado que le impusiera, sin la pretensión de consensos, una adecuada atención.

Con un adicto no se puede consensuar. Cuando alguien puede poner en peligro su vida o la de terceros, hay que actuar, aún contra lo que su voluntad expresa determine. Porque la adicción controla la personalidad de un individuo, la domina, la transforma en incontenible. Por eso es necesario que el entorno acompañe las decisiones y avale las determinaciones de quienes controlan la atención médica y psicológica. No fue lo que ocurrió con Diego. El entorno fue permeable a sus demandas, como siempre. Y cedió ante su deseo de no permanecer internado.

La medicina no otorga garantía de resultados. Cada paciente es único y no existen fórmulas mágicas que aseguran la efectividad de ningún tratamiento. Pero quien debe ser objeto de la atención médica no puede decidir sobre los procedimientos más adecuados para su asistencia. Y esto fue justamente la causa principal del desenlace trágico de Maradona.

“Diego se retiró de la Clínica Olivos el 11 de noviembre tras la firma de un documento en donde quien se presentaba como su médico de confianza -Leopoldo Luque- junto a sus hijas Dalma, Gianina y Jana, se comprometían a hacerse responsables de su atención, desoyendo las recomendaciones del equipo que lo asistía en su internación”, relató una fuente con acceso a la historia clínica del astro.

A tal efecto, Swiss Medical le ofreció a la familia la asistencia de un servicio a domicilio que terceriza en la empresa MediDom, de reconocida trayectoria en el ámbito prestacional. El dispositivo establecía una cobertura de enfermería 24 horas, con guardia pasiva de médico clínico y psiquiatra a disposición del paciente. “El Jefe de la Custodia personal de Maradona tenía, además, el celular del Director de Emergencias Médicas de Swiss Medical para que, ante cualquier emergencia, no dudara en comunicarse”, agregó la fuente consultada.

Ocho días después, el 19 de noviembre ocurrió un episodio absolutamente previsible por el cuadro que presentaba el paciente. La situación se volvió incontrolable para Luque y el precario esquema asistencial que había establecido. Por esta razón, el neurocirujano, absolutamente desbordado por la situación, se comunicó con la prepaga y pidió que le enviaran un médico para hacerse cargo de la atención.

La respuesta de Swiss Medical fue contundente. “Nosotros ya sostuvimos que al señor Maradona había que otorgarle otro tipo de atención médica y que este esquema domiciliario, no era el adecuado para su situación, por lo tanto no vamos a enviarle ningún profesional para que se sume a un plan asistencial con el que no concordamos”, explicaron los profesionales consultados y volvieron a recomendar su inmediata internación en un centro especializado.

Ese mismo día, Luque mantuvo una discusión a los gritos con Diego -algunos afirman, incluso, que el médico recibió golpes- tras la cual se retiró de la casa del country de Tigre. Nunca más volvería a ver con vida a su ilustre paciente.

El cóctel de drogas que tomaba Diego

Al momento de su externación, a Maradona se le suministraba por prescripción médica, un coctel de fármacos que hacían suponer un estado más que delicado de su salud. Data Clave accedió en exclusiva a ese listado, presentado ante la justicia:

- Quetiapina: se trata de un fármaco neuroléptico, perteneciente al grupo de los antipsicóticos atípicos, utilizado en el tratamiento de la esquizofrenia y de los episodios maníacos y depresivos severos del trastorno bipolar.

- Naltrexona: medicamento antagonista no selectivo de los opioides, muy usado en el tratamiento de la intoxicación aguda por opiáceos.

- Gabapentina: originalmente desarrollado para el tratamiento de la epilepsia, también es utilizado para el abordaje de las terapias de dolor, especialmente de origen neuropático.

- Venlafaxina: antidepresivo, inhibidor de la recaptación de serotonina y noradrenalina.

- Lurasidona: junto al litio, es un fármaco utilizado para tratar la depresión en adultos con trastorno bipolar. Se trata de otro antipsicótico atípico que funciona al cambiar la actividad de ciertas sustancias naturales en el cerebro.

- Omeprazol: es un medicamento que se utiliza para reducir la cantidad de ácido producida por el estómago. Habitualmente tiene por finalidad la de proteger el sistema gástrico.

- Complejo B: es el conjunto de las ocho vitaminas B, que tiene como beneficios el incremento de la energía celular, efecto analgésico ante los dolores neuropáticos y contribuye a la prevención de la anemia perniciosa, debido a que ayuda a la formación de glóbulos rojos en el organismo.

La situación legal

Este domingo efectivos de la DDI de San Isidro de la Policía Bonaerense, con la colaboración de la PFA, allanaron la casa particular y el consultorio privado de Luque, con la venia del juez de garantías de San Isidro Orlando Díaz tras un pedido de la fiscal de Benavídez Laura Capra, a cargo del caso, junto al fiscal general del distrito John Broyad y los adjuntos Patricio Ferrari y Cosme Iribarren.

Tras la declaración de las hijas del ex jugador, la carátula de la investigación pasó a ser homicidio culposo y la urgencia de los allanamientos se explica en el intento de evitar que se borre o elimine material que pueda ser clave en los esclarecimientos del hecho. “En virtud de la prueba que se fue recabando se consideró necesario solicitar allanamientos en el domicilio y consultorio del profesional”, expresaron fuentes de la investigación a Data Clave.

El principal objetivo para indagar sobre las causales de muerte y la intervención de los profesionales era la historia clínica del astro, que fue secuestrado en la casa particular de Luque, en la calle 30 de septiembre al 1800, en la localidad de Adrogué, junto con cinco computadoras tipo notebook, tres teléfonos celulares, documentaciones varias y recetarios.

En paralelo, con el apoyo de la división de Investigación de Delitos Contra el Orden Constitucional, la Justicia allanó el consultorio privado de Luque en la clínica ubicada en la esquina de Avenida del Libertador y Juramento, en el barrio porteño de Belgrano, donde también se secuestró una computadora de escritorio, una notebook, un legajo personal del neurocirujano y un sello médico.

Quienes llevan adelante la pesquisa entienden que en la casa de Tigre “no existía ni personal ni instrumental suficiente para una internación domiciliaria de un paciente como Maradona: no se encontró un desfibrilador, ni la medicación adecuada para la reanimación ante un paro cardio-respiratorio”, explicó un informante con acceso al expediente. "Ni si quiera tenía baño propio la habitación de Maradona, utilizaba un baño químico instalado especialmente", remarcó.

De hecho, en su declaración testimonial ante la justicia, la enfermera Dahiana Madrid –quien tomó su turno a las 6:30 del 25 de noviembre- aseguró que le hizo respiración boca a boca y masajes cardíacos a Maradona para intentar revivirlo “con resultados negativos”.

En el parte que confeccionó para MediDom, Madrid detalla:

- “6.30 se toma la guardia, paciente descansa”.

- “7.30 se lo escucha deambular dentro de su habitación diuresis + en baño portátil”.

- “8.30 continúa descansando”.

- “9.20 se niega a tomarse controles de signos vitales”.

- “10.45 se me informa que la Dra. Cosachov (psiquiatra) viene en camino junto a psicólogo. Dicha Dra. refiere esperar para la administración de medicación, ya que modificará la misma”.

- “11.55 Dra. Cosachov modifica medicación, se prepara, se le entrego e ingresa a habitación del paciente con el psicólogo Carlos” (Díaz).

- “Tras varios intentos de llamado, paciente no responde. Al salir comento que no despierta. Entonces ingresan su sobrino Joni y secretario Maxi. El familiar da la voz de alto. ‘Está inconsciente’”.

- “12.10 ingreso rápidamente a la habitación y constato que no tiene pulso, comienzo a realizar RCP básico y solicito a personal de seguridad privada que realice entrada de oxígeno (boca a boca). Pido que llamen a emergencias quien arriba a domicilio 12.17 hs”.


- “Se realiza RCP aproximadamente 30 minutos luego arriban cuatro ambulancias más, se realiza maniobras RCP avanzadas. Se coloca vía periférica para la administración de medicación. Todo personal de salud se turna para realizar maniobras”.

Este lunes, Swiss Medical agregará documentación a la ya presentada el pasado viernes ante la justicia para completar toda la información relacionada con la historia clínica de Maradona y la actuación del equipo profesional que lo asistió al momento de su externación de la Clínica Olivos. "Y remarco externación porque se trató de confundir utilizando el término alta y a Maradona nunca se le dio el alta, sólo se autorizó su externación bajo estrictas condiciones que, evidentemente, no fueron cumplidas", agregó otra fuente.

Ahora, la fiscalía investiga si los errores cometidos o la falta de atención podrían haber llevado a un homicidio culposo, es decir, a una muerte que podría haberse evitado.