El fiscal César Suárez, quien estaba a cargo de la investigación por la toma de un canal de televisión en Guayaquil, en medio de una ola de violencia impulsada por grupos narcos, fue asesinado este miércoles en esa ciudad ecuatoriana.

En un típico caso de sicariato por encargo, el funcionario judicial fue atacado a tiros cuando circulaba en su vehículo por una avenida tras salir de la sede de la Policía Judicial, según informó la prensa local.

Suárez investigaba la toma del canal TC Televisión, que la semana pasada había sido atacado por un grupo de delincuentes, y que dio inicio a una secuela de violencia en varias ciudades, pero con epicentro en Guayaquil, ubicada 420 kilómetros al suroeste de Quito, la capital ecuatoriana.

"Los grupos de delincuencia organizada, los criminales, los terroristas, no detendrán nuestro compromiso con la sociedad ecuatoriana", dijo la fiscal general, Diana Salazar, en un mensaje en redes sociales.

"Hacemos un llamado a las fuerzas del orden para garantizar la seguridad de quienes nos encontramos en el cumplimiento de nuestras funciones", añadió.

Su oficina estaba llevando a cabo una investigación preliminar en el lugar del asesinato, dijo Salazar, expresando su dolor por la familia de Suárez pero sin dar más detalles sobre el crimen.

El sangriento episodio se produjo en el barrio Los Ceibos, en la zona norte de Guayaquil. Paradójicamente, este martes, Suárez había dicho a la prensa local que no tenía custodia policial, pese a que investigaba un hecho que tiene en vilo a todo el país y que obligó al presidente Daniel Noboa a declarar el estado de conflicto armado en todo el territorio.

Suárez llegó a interrogar a los 13 detenidos por la toma del canal, al parecer integrantes de la banda conocida como Los Tiguerones, cuyos miembros estarían detrás del asesinato.

Ese grupo, junto a Los Choneros y Los Lobos forman parte de las organizaciones criminales más peligrosas de Guayaquil, cuyo poder se fue acrecentando en los últimos años.

Violencia organizada

Guayaquil, la ciudad más poblada e importante de Ecuador, se ganó hace años también la etiqueta de la más violenta, porque bandas del narcotráfico se disputan sus calles y hasta el puerto, una salida estratégica hacia el Pacífico.

"Ante el asesinato de nuestro compañero César Suárez (...) voy a ser enfática: los grupos de delincuencia organizada, los criminales, los terroristas no detendrán nuestro compromiso con la sociedad ecuatoriana", dijo la fiscal general Salazar.

La propia Salazar denunció hace diez días que existía un plan para matarla, iniciativa que atribuyó a Fabricio Colón Pico, líder de Los Lobos, detenido poco después pero fugado apenas unos días más tarde.

Esa fuga, y la anterior de Adolfo Macías, alias Fito, líder de Los Choneros, terminaron por decidir al presidente Daniel Noboa a dictar el estado de excepción en todo el país por 60 días, con toque de queda nocturno incluido.

Pero el copamiento del canal de televisión de Guayaquil lo empujó a un decreto más drástico: declaró al país en “estado de conflicto interno” y catalogó a 22 bandas criminales como “terroristas” y, en consecuencia, proclives a ser tratadas como enemigas por policías y militares, que a partir de ahí se multiplicaron en las calles.