Argentina mantiene desde hace tiempo una pérdida de relevancia relativa en materia de exportaciones. Lo que significa que es cada vez menos significativa la incidencia de las exportaciones argentinas en el total mundial.

Se constata lo expresado por diversas referencias.

Por caso: diversos organismos efectúan reportes, listados y rankings de países según sus exportaciones de bienes medidas en dólares. Entre ellos, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y el FMI. También hay instituciones privadas que reportan las exportaciones por país (aun sin hacer rankings o listados por orden). Y los propios países emiten sus informes oficiales.

Pues todo ello permite comparar. Y a los efectos de este documento, y sobre esas referencias, se han analizado y comparado datos provenientes de  diversas de estas fuentes. Se ha efectuado la comparación de performances en un ranking de países exportadores en los últimos 40 años.

Los datos extraídos de estos estudios (una vez más: analizados según el paso de los últimos 40 años), permiten (aun con las salvedades de que estas listas no son exactamente iguales en cada caso) hacer referencias comparativas y también análisis relativos.

Y de ello se puede y constatar que Argentina ha descendido notablemente en los rankings de países según sus exportaciones. Más aun; se pueden mencionar los principales países que han superado a Argentina en un ranking mundial respectivo (los que antes exportaban menos y hoy exportan más que Argentina).

 Argentina, en descenso en el ranking de países exportadores

En los últimos 40 años (que coinciden con los años transitados desde la recuperación de la democracia) puede decirse que Argentina ha caído desde el lugar de 33er mayor exportador mundial (en 1983) al lugar de 55vo exportador mundial (en 2023).

En el trayecto, mientras, hubo diversas posiciones que fueron cambiantes según las circunstancias: las hubo mejores y peores, como la 35va de 1988 o la 55va de 2003.
Pero la tendencia ha sido en descenso. Y la posición en el ranking en 2023 fue la peor registrada en el ciclo medido.

Desde el punto de vista metodológico, debe decirse que es cierto que el ranking a ser confeccionado (según las diversas fuentes) fue cambiando de composición (por sus países integrantes) en el tiempo. Esto, porque hay países que aparecieron -se crearon- con el paso del tiempo y antes no existían o porque hay -también- países que desaparecieron, lo que obliga a una mirada más analítica del lugar específico en las comparaciones.

Aunque, al efecto, lo inobjetable es que la relevancia argentina en el listado general mundial ha descendido.

Y además, también debe decirse también que hay países que -por no exportar significativamente hace 40 años- no eran computados en los listados tomados como fuente entonces y hoy (habiendo crecido), lo son; y ello hace más compleja la comparación (aunque para confirmar el resultado debe decirse que algunos de esos países estaban debajo de Argentina antes de 2023 y algunos de ellos hoy están por delante).

También es cierto que los resultados de los años escogidos para la comparación en ese trabajo, que son datos según resultados de exportaciones de bienes por país en determinados años (se ha hecho -para este trabajo- un análisis entre lustros -entre 1983 y 2023-) pueden estar influidos por circunstancias específicas exteriores o económicas internas; y, a la vez, es cierto que factores externos siempre inciden para el resultado de cada año de referencia (nivel de demanda externa, precios de commodities, condiciones climáticas en Argentina -que es siempre dependiente de exportaciones de commodities influidos por el clima-, etc.). Por eso conviene hacer análisis de ciclos largos, como en este caso. Así, en 1988, entrando en crisis recesiva e hiperinflacionaria, el lugar argentino en el ranking fue el pésimo 54vo -pero, luego de superada la crisis de 1988/1989/1990, se recuperó lugares para llegar al 35vo en 1993-; y en 2003 el lugar fue el modesto 52vo, en pleno reacomodamiento después de la crisis 2001/2002 -pero luego se recuperó algo al llegar al 46 en 2013-.

Adicionalmente, debe decirse que los datos finales de 2023 para cada país no están totalmente disponibles y el resultado comparado mundial de 2023 podría en algún caso (marginal) modificarse cuando aparezcan algunos datos que aún son preliminares.

Pero, al fin y al cabo, lo relevante de este documento, finalmente, es el análisis de los datos provenientes de diversos institutos públicos y privados que permiten una conclusión: el lugar que Argentina fue teniendo en la tendencia en 40 años en el ranking es un indicador de la perdida de relevancia relativa.

Argentina perdió más de 20 puestos

En este trabajo (que mide resultados comparados por 40 años) se advierte para Argentina un punto de inicio mejor (1983, hace 4 décadas) y un punto final de comparación que es el peor de la serie (2023). Efectivamente, en la comparación en 40 años el inicio en las comparaciones encuentra a Argentina en el mejor lugar y el final la encuentra en el peor lugar entre todos los relevados en el ranking.

Por eso, más allá de diversas circunstancias que pueden computarse, es inobjetable el descenso.

Argentina descendió 20 puestos en el ranking de países exportadores del mundo en los últimos 40 años

Lo que confirma esto (esto es: se arriba a la misma conclusión a través de otra medición) es que, mientras en 1983 Argentina generó 0,47% del total de exportaciones mundiales, en 2023 lo hizo en solo 0,27% del total (fue la menor participación desde que se tiene registro histórico mundial).

Argentina descendió 20 puestos en el ranking de países exportadores del mundo en los últimos 40 años

¿Quiénes nos superaron?

Lo significativo del análisis es advertir qué países estaban detrás de Argentina y hoy están delante: quienes estaban superados por nosotros en los tiempos en los que Argentina estaba mejor calificada y hoy nos superan.

Para esto es útil también advertir que hay algunos otros (pocos) casos de países que estaban delante de Argentina y han caído a una posición posterior aún peor en la actualidad, como Venezuela. Y que hay, por su parte, países que no proveían información (los que estaban dentro de la llamada “cortina de hierro” -como Polonia-) y que hoy aparecen en la lista en posición anterior (mejor que) a Argentina.

Dicho todo esto, comparando 1983 con 2023, pueden destacarse (entre algunos otros casos) los siguientes casos de países que superaron en 40 años a Argentina en el ranking (exportan mas hoy y exportaban menos antes): Irlanda, Israel, Qatar, Chile, Turquía, Tailandia, Portugal, Vietnam, Malasia, Kazajstán, Omán y Rumania.

Mientras, comparando el otro año de esta serie en el que Argentina mostró una relativa mejor posición, el 1998 (que es un año más propicio para las comparaciones porque en los registros aparecen en ese año con datos países que en 1983 no figuraban por inexistencia de información o porque no existían aun), con el resultado de 2023; también se detectan como relevantes casos de quienes exportaban menos que Argentina en ese momento y exportaron más que Argentina en 2023: Israel, Republica Checa, Sudáfrica, Hungría, Indonesia, Chile, República Eslovaca, Rumania, Vietnam, Kuwait, Kazajstán, Omán, Qatar e Iraq.

Argentina ha pasado, así, del lugar 33 en el ranking mundial en 1983, al lugar 55 en 2023.

Conclusión

La Argentina ha perdido relevancia por sus problemas de competitividad sistémica.

Los países que la han superado lo han hecho porque han desarrollado atributos competitivos (han logrado algunos sectores productivos estratégicos bien desarrollados, o han obtenido una economía de mercado institucionalizada, o han celebrado acuerdos internacionales de integración económica y comercial). Todos ellos han desarrollado una oferta exportable por inversión y apertura internacional múltiple para la participación en redes de valor. Y todos lo hacen hoy en base a empresas internacionalizadas y han creado condiciones múltiples locales para su salida comercial exterior.

Así, lo más relevante es que podemos destacar numerosos países que han superado a Argentina por haber instaurado una economía de orientación al mercado o al menos logrado el desarrollo de relevantes actores empresariales internacionales.

Esto es: ello se ha generado, en la gran mayoría de los casos, basándose en una economía orientada a la mayor incidencia del sector privado y a las empresas internacionalizadas (de modo tendencial, siempre a través de una creciente incidencia en la confección -aun indirecta- de oferta exportable de capitales privados internacionalizados -en ciertos casos, a través de un movimientos más rápidos en ese sentido; y en otros, más lentos y graduales- ); observándose también significativa apertura económica exterior.

Los casos más significativos son: Israel, Irlanda, Chile, Portugal, Vietnam, Rumania, Republica Checa, Sudáfrica, Hungría o la República Eslovaca, Tailandia, Malasia. Mientras, en el resto de los casos referidos, hay algunos que lo han hecho basándose en el aprovechamiento de recursos naturales que han sido fuente de exportaciones impulsadas por previas fuertes inversiones.

Puede efectuarse, entonces, un listado de condiciones que Argentina no tuvo -o no supo mantener- durante los últimos 40 años, que deberían ser la base para recuperar posiciones.

Argentina debería recuperar posiciones (lo que la debería llevar a exportar nuevamente en un porcentaje del total mundial equivalente al de hace 40 años (1983). Ello significaría exportar algo más de 55% más que en 2023 (lo que supone unos 38.000 millones de dólares más que los 68.000 millones exportados en 2023). Esto es, Argentina, para mantener niveles de 1983 –hace 40 años-, debería generar exportaciones totales por unos (en números redondos) 105.000 millones de dólares.

Para ello, puede señalarse entonces que Argentina debe producir reformas sustanciales, múltiples, sistémicas. Y que ellas deben corregir las causas que han reducido la regresión descrita.

Al respecto, es dable destacar, entonces, que hay mejoras esperables en relación con el contexto de los últimos 40 años, y que pueden ser resumidas en los siguientes 7 puntos: 

a) garantizar por largos periodos la vigencia de instituciones que aseguren derechos subjetivos (de propiedad; de seguridades jurídica y física -en bienes y en intangibles- y en personas; de cumplimiento de contratos varios; y de vigencia de principios de legalidad, justicia y celeridad en la resolución de controversias entre particulares o entre particulares y autoridades);

b) recuperar equilibrios macroeconómicos (que mejoren el funcionamiento de los distintos eslabones de la inversión, el trabajo, la producción y la comercialización);

c) mejorar la capacidad logística integral de nuestro país; 

d) actualizar gradualmente el entorno regulativo para que sea más amigable y flexible para acompañar la innovación productiva, alentar las mejoras constantes y facilitar la consecuente agilidad económica;

e) crear un ambiente general económico/político/productivo amigable, basado en la concordia y el optimismo, que facilite la iniciativa basada en la planificación a mediano plazo de los actores de la producción;

f) generar una arquitectura internacional (especialmente a través de tratados económicos y comerciales de integración reciproca) que mejore la capacidad de acceso de productos (bienes y servicios de este ecosistema productivo integral) y de sus empresas, en mercados externos a partir de negociadas y acordadas condiciones favorables para ellos en materias regulativa, arancelaria, jurídica, política y económica.