Las exportaciones totales mundiales estarán afectadas seriamente por la pandemia del COVID 19 en todo el planeta en los resultados totales del año 2020. Sin embargo el descenso de comercio entre todos los países en el ejercicio anual será, conforme las últimas predicciones, menor que el que se preveía hace unos meses.

Sostiene la UNCTAD (organismo de las Naciones Unidas que se dedica al comercio y el desarrollo mundiales), en la última edición de su análisis respectivo, que la estimación de sus técnicos prevé que el comercio internacional total en el planeta se contraerá en su valor en el año corriente (2020) entre 7% y 9%. A inicios de la pandemia la Organización Mundial de Comercio había anticipado un pronóstico de descenso de entre 15 y 30% que no se ha confirmado en la realidad (la OMC también ahora prevé -analizando solo el comercio de bienes- una caída en volúmenes de 9% para todo el año).

Mas aun, dice la UNCTAD que el comercio mundial registró una caída del 5% en el tercer trimestre de 2020 en comparación con el mismo período del año pasado, y que ésto marca una mejora con respecto a la caída interanual del 19% registrada en el segundo trimestre pasado (el peor momento de la pandemia en términos económicos en el planeta). Y ante ello -la UNCTAD- espera que la leve recuperación continúe en el cuarto trimestre, con una previsión preliminar de caída de -3% en comparación con el último trimestre de 2019. Y expresa la citada entidad que aunque una disminución del 7% al 9% sería un final negativo para el año, éste será un resultado mucho más positivo de lo que se esperaba en junio, cuando la propia UNCTAD había proyectado una caída interanual del 20% para 2020.

Argentina en el mundo

En este marco, debe decirse que entre nosotros lo previsible es que las exportaciones argentinas (de bienes y servicios) totales decrezcan en 2020 en (escenario optimista) un rango de 15/16%. Lo anterior se basa en que las exportaciones de bienes caen 13,5% en los diez meses medidos hasta hoy, pero cayeron 21,6% en el mes de octubre que es el último medido (esto es: la caída se agrava últimamente); y en que hay que agregar a ello que las exportaciones de servicios cayeron en el primer semestre 24% y no es probable su recuperación inmediata por su alta dependencia del turismo (restringido) y de movimientos de servicios afectados por las restricciones cambiarias y regulativas.

Por ende, puede preverse que el resultado argentino en materia de exportaciones será peor que el resultado mundial. Además, si de Argentina se considerara no solo las exportaciones sino el comercio exterior total (exportaciones más importaciones, de bienes y servicios) el resultado sería aún peor (midiendo participación en el comercio internacional global) porque las importaciones de bienes caen 19,3% acumulado en diez meses, y además en el primer semestre las importaciones de servicios cayeron 37%. Adicionalmente hay que considerar que prevé la OMC que las exportaciones totales de América del Sur y Central caerán en el año 7,7% en relación con 2019 por lo que Argentina no solo nuestra una performance peor que la mundial total sino también peor comparándola con la región a la que pertenece.

En el planeta las exportaciones que menos caerán en 2020 -según la OMC- son las de Asia (-4,5% anual) mientras caerán a tasas de dos dígitos las demás (Europa -11.7% y Norteamérica -14,7%, mientras las del resto de las regiones del planeta caerán en el año en total -9,5%).

La tendencia (decreciente) de participación argentina en el comercio internacional total se agrava en 2020

El comercio internacional creció 30 veces entre 1950 y 1980. Pero en ese lapso las exportaciones argentinas lo hicieron solo 7 veces. En 1950 Argentina exportaba 1,9% del total mundial pero ya en 1980 lo hizo en solo 0,4%. Luego, entre 1980 y 2010 las exportaciones totales mundiales crecieron 7 veces. Las argentinas acompañaron la dinámica con la misma relevancia (mismo crecimiento porcentual) aunque sin recuperar terreno relativo. Empujadas por la demanda de países emergentes y basándose en motores como las capacidades adquiridas en los años 90, la competitividad de la agroproducción y las compras de Brasil y China.

Pero en 2010 las exportaciones argentinas también representaron 0,4% del total mundial. Ya desde 2010 y hasta 2019 las exportaciones mundiales totales crecieron 34% (aún con una performance que no fue uniforme) pero las argentinas decrecieron 5% (la participación argentina cayó a poco más del 0,3% del total).

Así, mientras Argentina se desacopló primero de la globalización de postguerra (autarquía); se benefició luego de la revolución agroproductiva y abasteció a países emergentes (agroinserción) aunque sin incrementar su participación relativa sino acompañando el dinamismo internacional; y terminó en el último decenio con un nuevo leve desacople.

La Argentina ha venido perdiendo participación relativa en el mundo y en Latinoamérica. Desde que se inició el siglo, por caso, las exportaciones de todo el mundo crecieron 182%, las de Latinoamérica toda lo hicieron en 161% y las de Argentina solo en 121%.

Pues previendo los resultados del 2020 la participación argentina en el total mundial perforará el piso de 0,3% y descenderá al mínimo histórico de 0,28%.

Así, como se ha expresado, con la caída de 2020 (mayor que la mundial) Argentina va a traspasar -hacia abajo- el piso que no había pasado antes: representará menos del 0.3% del total mundial.

Según las estimaciones que pueden hacerse con los datos obtenidos a la fecha y las previsiones (no pesimistas) las exportaciones totales (bienes y servicios) argentinas en 2020 representarán 0,28% del total mundial (la peor cifra desde que hay registros).

No es la pandemia: es el contexto interno

La pandemia mundial afectó nuestras exportaciones. Pero el contexto local agravó la situación. Por ello para obtener mejores resultados no se tratará solo de esperar a la superación de la situación sanitaria global y la consecuente normalización de la economía.

Hay mucho trabajo endógeno pendiente para la competitividad argentina. Primero en el frente interno: ordenar la macroeconomía, alivianar el entorno regulativo, apaciguar el ambiente político.

Luego, en la política internacional. Será preciso una mayor internacionalidad del Mercosur, que es, de la veintena de acuerdos regionales comerciales que hay en el mundo, el que menor ratio exportaciones/PBI ha conseguido: 14.9%, contra un promedio de todos de 33%; y casos como el ASEAN que llega a 51%, el SADC en África que logra 35%, o la Alianza del Pacífico que consigue 32%.

Además será requisito mejorar condiciones de salida y acceso de empresas y productos argentinos a mercados externos reduciendo obstáculos locales (retenciones a exportaciones, brecha cambiaria, complejidad burocrática) y trabas externas. Y, adicionalmente, será útil participar de nuevos espacios que se irán creando en la búsqueda de cierto ordenamiento internacional. Nuevos bloques serán efecto de cierta recomposición futura. Pero hay algo más y muy relevante: habrá que trabajar en mejorar la oferta exportable. Nuestro problema no es de demanda. La economía mundial que viene será más exigente. Y requerirá más empresas internacionales calificadas que productos exitosos (con unas 6.500 empresas exportadoras, tenemos menos que México, Brasil, Chile y Perú).

Estamos ante una economía internacional de empresas (y sus alianzas) y no de productos. Y esas empresas deben desarrollar habilidades que superan con creces la mera producción manufacturera. Por ello, las exportaciones argentinas solo crecerán si son parte de un entramado de negocios trasfronterizos integral: inversiones, alianzas, conocimiento, prestación de servicios recíprocos, participación en estrategias comunes, desarrollo de habilidades específicas verticales y atributos horizontales.