El acceso a dólares comerciales es crítico para el programa del gobierno (que incluye recuperar reservas en el BCRA).

Diversos motivos llevan a esa necesidad (desde la estabilización cambiaria incluyendo el cumplir las metas previstas con el FMI, pasando por la necesidad de reactivar el flujo de salida de divisas reprimido por las administraciones anteriores, y hasta incluyendo la búsqueda de tener respaldo suficiente para iniciar el -anunciado- régimen de competencia de monedas).

Pero Argentina padece históricamente escasez de dólares provenientes de vías no comerciales (baja IED, flujo negativo de capitales financieros, no recepción de remesas, prácticamente nulo envío hacia nuestro país de utilidades de empresas argentinas en el exterior).

Por ende, los “dólares comerciales” (surgidos de los resultados de la balanza comercial de bienes) son los únicos que generan saldo favorable (la balanza de servicios es deficitaria cada año y, en general, en los últimos años -aunque no en el reciente año 2023, en el que hubo déficit en la balanza de bienes- ha generado un saldo deficitario en montos que neutralizan el superavitario de la de bienes).

La noticia ahora es que en el corriente 2024, el BCRA está recuperando reservas después de la situación crítica recibida a fines de la administración anterior (cuando se padeció el resultado de “reservas netas negativas”).

Pues en lo transcurrido del corriente año 2024, así, Argentina está generando el mayor superávit comercial en la balanza de bienes (medido en dólares corrientes, computados nominalmente) de la historia.

La balanza comercial en el primer cuatrimestre de 2024, comparada con resultados anteriores

Aun habiendo generado a lo largo de los años recientes una evolución peor que el promedio mundial (y peor que el regional también), la performance nominal del comercio exterior argentino muestra en los últimos 15 años resultados -computados en dólares estadounidenses- nunca alcanzados antes -acompañando el crecimiento del comercio internacional planetario-.

Por ende, cualquier buen resultado de la balanza comercial que pueda encontrarse en el siglo XX es -en términos nominales- inferior al de cualquier año del siglo XXI. De modo tal que para evaluar comparativamente el de este año es útil compararlo con los anteriores en los últimos recientes años.

Pues, entonces, hoy ocurre que si se evalúan los resultados de la balanza comercial (de bienes) en lo transcurrido del siglo XXI (primeros cuatro meses), Argentina obtuvo en el reciente primer cuatrimestre de 2024 el mayor superávit comercial nominal (medido en dólares corrientes) de lo transcurrido en todo el siglo XXI -y de su historia-.

Así lo muestran los resultados computados en la lista siguiente, que han sido calculados por quien escribe este informe en base a los datos mensuales de cada año sumados para el periodo exhibidos según el INDEC.

Implicancias

Lo referido supone, en primer lugar, un relevante apoyo para las necesidades (antes mencionadas) del BCRA.

Es cierto que el resultado favorable se debe a muy distintos motivos, y no todos susceptibles de ser elogiados (desde la recesión que reduce demanda de bienes importados, pasando por la devaluación que siempre impacta en los resultados comerciales exteriores al encarecer importaciones, y hasta incluyendo la postergación de pagos a importaciones que surgió de reglas impuestas por el BCRA con el inicio de la actual administración). Pero el análisis de este trabajo se enfoca en el impacto cambiario, que está permitiéndole a la autoridad monetaria recuperar reservas.

Es también cierto que una principal razón del citado resultado favorable es la inusual caída de las importaciones (en el periodo, las exportaciones crecen en relación con el muy mal año anterior un 9,8% mientras que las importaciones caen en la comparación interanual un 23,8%; tal como se muestra más abajo-fuente INDEC-).

Pero, una vez más, esto favorece la política monetaria, cambiaria y hasta macroeconómica de la administración gubernamental.

También (al efecto de este desarrollo) debe decirse (desde la perspectiva productiva) que la balanza comercial favorable no es buena en sí misma y que, en este análisis, no se hace foco en lo comercial ni en lo productivo sino en lo cambiario (y en el impacto político que esto genera).

Adicionalmente, debe agregarse a lo anterior que es previsible que en el año en curso Argentina (aun cuando es esperable que la balanza comercial arroje algunos números mensuales menos generosos en lo que resta del año) logre una balanza comercial superavitaria anual también récord.

Se exhibe a continuación una estimación comparada de la previsión para 2024 (anual) comparada con los años anteriores, previéndose para 2024 un resultado favorable superior a los 16.000 millones de dólares.

Por ende, un pilar esencial de la política monetaria y cambiaria -y del plan del gobierno, analizando el futuro inmediato- parece ser este resultado en el saldo comercial que exhibe los citados récords.