Quienes invierten en la bolsa a menudo tienen una fantasía que consiste en pensar que las acciones no pueden caer hasta valer cero. Por eso muchas veces la gente se desespera por comprar acciones de empresas que se encuentran bajando en picada. Sin embargo, la película puede terminar mal. Esto podría suceder con YPF. En esta nota les explico por qué.

Las acciones de YPF vienen cayendo con fuerza. Para que tengan una idea, en los últimos 30 días los títulos en dólares (que cotizan en la bolsa de EEUU) de la petrolera argentina bajaron -10%, en un contexto de fuerte recuperación del petróleo.

Por ejemplo, en el mismo periodo un gigante como Exxon Mobil tuvo una suba de casi 13%. Evidentemente, algo está pasando en la petrolera estatal de Argentina. Y la respuesta es simple: la mano del Estado.

La falta de seguridad jurídica, la mala administración, la caída de la producción y las deudas son algunos de los temas que están destruyendo el valor de la compañía. Como si fuera poco, el negocio del shale oil (que es la base de Vaca Muerta) está en jaque en el mundo entero.  Veamos estos temas con un poco de detalle.

Inseguridad jurídica y rumores de estatización

Welcome to the jungle: La falta de seguridad jurídica ya es algo histórico en nuestro país, tanto así que todavía tenemos dando vueltas un juicio por la estatización hecha en 2012 por el 51% de la empresa, y los rumores sobre el avance del porcentaje restante siempre están latentes.

Concretamente, uno de los motivos de la reciente baja de sus acciones, es el rumor de una posible estatización del 100% de la empresa. 

En este caso, si el gobierno argentino avanza hacia una estatización total, los accionistas sólo se quedarán con el valor de expropiación, a cobrar dios sabe cuándo, que será fijado por el propio Estado. 

Si esto ocurre, quienes tienen hoy acciones de YPF un día ingresarán en la cuenta de su broker sólo para darse cuenta que les falta algo: sus títulos, que ahora estarán en manos de Alberto y Cristina.

Producción, endeudamiento y ventas

Pero además de lo antedicho, YPF tiene otros problemas. Las malas políticas repetidas por sucesivos gobiernos impactan de lleno en la salud de la petrolera. Ya en 2019 informó pérdidas como resultado de las operaciones por más de 33.000 millones de pesos. Pero con la crisis del Coronavirus todo empeoró rápidamente. El último año la producción de crudo cayó un -19%. Y la reducción de los ingresos generados fue mucho peor: alrededor de un  -30 % anual.

Y para peor la empresa está fuertemente endeudada. Incluso, podría defaultear su deuda si no logra una reestructuración (algo que parece complicarse con la reciente salida de Nielsen).

En el cuadro de abajo se puede ver el peso de la deuda en los próximos años:

Inversores de YPF pueden perder aún más

Como si esto fuera poco, no debemos olvidar que la compañía tiene un juicio en Nueva York por la expropiación de 2012, iniciada por algunos de los accionistas minoritarios de aquel entonces. Si se pierde el juicio podría costarle varios miles de millones de dólares a la empresa (están demandados tanto el Estado argentino como YPF).

Vaca Muerta 

El 2020 fue un duro año para el sector energético por el colapso de la demanda producto de la cuarentena mundial. La consecuencia inmediata fue la desinversión en la extracción de gas y petróleo no convencional, por su elevado costo.

Este no es un problema actual. Comenzó antes de la pandemia. De hecho, en EEUU, donde hubo una revolución del petróleo no convencional en los últimos años, este sector viene atravesando enormes dificultades, ya que nunca pudo ser rentable.

Los precios actuales del petróleo, cotizando por debajo de los 55 dólares por barril (actualmente cerca de 53), agravan la situación, haciendo que no sea rentable la explotación de shale oil.

Sin dudas esto plantea enormes interrogantes para el futuro, y hace peligrar uno de los pilares en los que YPF había planificado sus próximos años.

Conclusiones

En síntesis, YPF está destrozada por las malas decisiones políticas desde hace años y no hay quien pretenda cambiar algo en este sentido. Lo cierto es que de seguir avanzando la política local sobre la petrolera, sus acciones se terminarán de hundir.

Para peor, el caso de una expropiación total genera enorme incertidumbre en sus accionistas, quienes pueden literalmente irse a cero en esa inversión.

Hay que tener cuidado con estas grandes empresas con interés estatal. Generalmente la gente piensa que no van a quebrar nunca pues “el Estado no va a permitirlo”. Esto puede ser cierto, pero que salven a la empresa no significa que salven al accionista. A decir verdad, en estos casos donde interviene el Estado es precisamente a costa de licuar al inversionista.