Tengo la impresión, quizás errada, de que la inflación se percibe como un problema estable, o constante, en Argentina. La tasa de inflación puede oscilar, pero es (en promedio), alta y estable. Es cierto, la tasa de inflación tiene oscilaciones, pero la tendencia es a un aumento de la inflación. La inflación no es un problema estabilizado, es un problema en crecimiento.

Esto se observa con dos gráficos. El primero muestra la inflación interanual de 1999 a la fecha. Luego de la crisis del 2001, se percibe una tendencia al alza comenzando a fines del 2003 o principios del 2004. La inflación promedio por presidencia aumenta (línea roja punteada). Los picos de inflación se superan en el tiempo.

El segundo gráfico muestra, para cada tasa de inflación interanual, cuando tiempo llevaría en duplicarse el nivel de precios. Por ejemplo, en abril del 2008, con una inflación interanual de 29.2% el nivel de precios se duplica en 2.7 años (2 años y 9 meses). El gráfico también muestra la aceleración del aumento en el nivel de precios. Comenzando en enero del 2004, el nivel de precios se duplicó en 5 años, para luego hacerlo en 3 años y 7 meses, 2 años y 7 meses, 2 años y 6 meses, y finalmente 2 años y 2 meses.

Los temores de que la inflación se acelere aún más están bien fundados. Hay dos motivos importantes:

1- El discurso del gobierno de que la emisión no genera inflación (discurso no negado de manera clara por el ministro Guzmán).

2- La combinación de un déficit fiscal con un BCRA sin activos para absorber exceso de oferta monetaria (ya vivimos con Cambiemos los peligros de esterilizar expansión monetaria emitiendo Lebacs/Leliqs).

El gobierno debiera tomar el escenario inflacionario con mayor seriedad. La serie de inflación de Argentina muestra fuerte saltos. Por ejemplo, de 1958 a 1959, la inflación pasó del 50% al 102%; y de 1974 a 1975, la inflación pasó del 40% al 335%. Con estos ejemplos no quiero decir que Argentina necesariamente camina a un salto inflacionario de esta magnitud. Tampoco estoy diciendo que no vaya a suceder… El mensaje es que la pérdida total de la política monetaria puede estar más cerca de lo que parece en el día a día de la política económica.